/ domingo 26 de diciembre de 2021

Sesenta y tres años…

El ya inminente primer día de enero de 2022 se cumplirán sesenta y tres años de la entronización del castrismo en Cuba mediante una supuesta revolución que pronto devino dictadura atroz bajo el signo de una de las peores versiones del comunismo.

Una vez bajo el patrocinio de la Unión Soviética, el sátrapa cubano halló pronto en los Estados Unidos el enemigo indispensable al cual cargar las culpas de todos sus propios atropellos e incompetencias, cuyos nefandos efectos se recrudecieron precisamente con la caída del sistema soviético en diciembre de 1991, hace exactamente treinta años.

Para sancionar el decomiso arbitrario que el nuevo régimen efectuó de propiedades de norteamericanos en la Isla, el presidente Eisenhower le impuso en 1960 un embargo parcial y rompió sus relaciones diplomáticas en menos de tres meses después. Dicho embargo prohibió a los estadounidenses, y se invitó a los países amigos a evitar, cualquier transacción comercial con el dictador. Éste, tergiversando el sentido de dicha declaratoria, la hizo calificar de inmediato como “bloqueo”, que es un concepto que desde entonces ha manipulado mediante dádivas a países pobres (disfrazadas de falso internacionalismo, con cuyos votos cuenta en los foros multinacionales), un formidable aparato propagandístico así como acciones de inteligencia y contrainteligencia en todo el mundo, para mostrarse como víctima ante todos, mientras aplicaba y continúa aplicando sin misericordia a sus opositores las tres opciones de la dictadura, de cualquier dictadura: destierro, encierro o entierro.

Lo dijo el 11 de diciembre de 1964 en la misma tribuna de la ONU a través de Ernesto (el “Che”) Guevara, el sádico criminal argentino que más cubanos asesinó sin piedad alguna durante todo el proceso “revolucionario”:

- “¿Fusilamientos? Sí: Hemos fusilado, fusilamos y seguiremos fusilando mientras sea necesario. Nuestra lucha es una lucha a muerte…”

De ahí el lema “patria o muerte” del castrismo, que la nueva generación de cubanos ha reemplazado por la consigna “patria y vida” en el 2021.

Y eso lo dijo cuando el nuevo régimen se encontraba ya cómodamente instalado tomando las decisiones anunciadoras de la planificada ruina de esa república.

Luego vinieron acontecimientos de franca oposición que abarcaron varias regiones de la Isla como la rebeldía del Escambray (1960-1967), abatida de manera por demás sangrienta. Otras muchas expresiones anticastristas evidencian el empeño constante, pero al final infructuoso, de contener la prolongación del sistema tiránico. La más reciente fue la del 11 de julio de este 2021, con que han seguido saturándose los panteones y las cárceles de ese infortunado país.

A pesar de su intención inicial de ahogar económicamente al totalitarismo cubano (la cual quedó frustrada principalmente por el envío de remesas en dólares por parte de los isleños exiliados en todo el planeta, sobre todo en los EUA, y por el turismo), el embargo ha tenido fisuras como la de que las industrias alimentaria y farmacéutica estadounidenses pueden exportar sus productos a Cuba, cuyo gobierno estaría en aptitud de comerciar con los países que en uso de su soberanía quieran hacerlo, como es el caso de México.

Lo que ocurre es que Cuba nada produce (excepto algo de café y un poco de tabaco y ron, siempre bajo el estricto control del “Estado”) debido a que la iniciativa empresarial de los cubanos fue abolida desde los comienzos del castrato. Sólo puede efectuar importaciones al contado ya que le ha sido cancelado el crédito en el resto del mundo (incluso Rusia y China, sus compinches históricos) por las deudas acumuladas que se ha negado a pagar. Durante la presidencia de Enrique Peña Nieto, el Banco Mexicano de Comercio Exterior (Bancomext), le condonó el 70 por ciento de una deuda impagable de 487 millones de dólares.

Para fomentar la corrupción de las fuerzas armadas ha puesto bajo su dirección las empresas estatales y otras muchas tareas que corresponderían a la población civil (¿dónde se ha oído eso antes…?)

Los triunfos en educación, medicina, industrias, agricultura y deporte son otros mitos que muchos aún creen y hasta sostienen, ignorantes de la realidad, pues se quedaron, igual que Cuba, en 1959.

La conclusión a que puede llegarse es que el verdadero bloqueo que sufre el pueblo cubano es el que le ha sido impuesto por el propio sistema castro-comunista desde hace ya sesenta y tres largos y penosos años.

A una dictadura similar es a la que pretende conducir a México su estructura actual de gobierno; a pesar de ello confiamos en que tal empeño fracasará finalmente en virtud de la solidez de las instituciones que ha creado la nación en el transcurso de su aleccionadora historia, y la educación política de buena parte de sus integrantes.

emc.prensa@gmail.com/

https://www.facebook.com/eligiomoises.coronado/

El ya inminente primer día de enero de 2022 se cumplirán sesenta y tres años de la entronización del castrismo en Cuba mediante una supuesta revolución que pronto devino dictadura atroz bajo el signo de una de las peores versiones del comunismo.

Una vez bajo el patrocinio de la Unión Soviética, el sátrapa cubano halló pronto en los Estados Unidos el enemigo indispensable al cual cargar las culpas de todos sus propios atropellos e incompetencias, cuyos nefandos efectos se recrudecieron precisamente con la caída del sistema soviético en diciembre de 1991, hace exactamente treinta años.

Para sancionar el decomiso arbitrario que el nuevo régimen efectuó de propiedades de norteamericanos en la Isla, el presidente Eisenhower le impuso en 1960 un embargo parcial y rompió sus relaciones diplomáticas en menos de tres meses después. Dicho embargo prohibió a los estadounidenses, y se invitó a los países amigos a evitar, cualquier transacción comercial con el dictador. Éste, tergiversando el sentido de dicha declaratoria, la hizo calificar de inmediato como “bloqueo”, que es un concepto que desde entonces ha manipulado mediante dádivas a países pobres (disfrazadas de falso internacionalismo, con cuyos votos cuenta en los foros multinacionales), un formidable aparato propagandístico así como acciones de inteligencia y contrainteligencia en todo el mundo, para mostrarse como víctima ante todos, mientras aplicaba y continúa aplicando sin misericordia a sus opositores las tres opciones de la dictadura, de cualquier dictadura: destierro, encierro o entierro.

Lo dijo el 11 de diciembre de 1964 en la misma tribuna de la ONU a través de Ernesto (el “Che”) Guevara, el sádico criminal argentino que más cubanos asesinó sin piedad alguna durante todo el proceso “revolucionario”:

- “¿Fusilamientos? Sí: Hemos fusilado, fusilamos y seguiremos fusilando mientras sea necesario. Nuestra lucha es una lucha a muerte…”

De ahí el lema “patria o muerte” del castrismo, que la nueva generación de cubanos ha reemplazado por la consigna “patria y vida” en el 2021.

Y eso lo dijo cuando el nuevo régimen se encontraba ya cómodamente instalado tomando las decisiones anunciadoras de la planificada ruina de esa república.

Luego vinieron acontecimientos de franca oposición que abarcaron varias regiones de la Isla como la rebeldía del Escambray (1960-1967), abatida de manera por demás sangrienta. Otras muchas expresiones anticastristas evidencian el empeño constante, pero al final infructuoso, de contener la prolongación del sistema tiránico. La más reciente fue la del 11 de julio de este 2021, con que han seguido saturándose los panteones y las cárceles de ese infortunado país.

A pesar de su intención inicial de ahogar económicamente al totalitarismo cubano (la cual quedó frustrada principalmente por el envío de remesas en dólares por parte de los isleños exiliados en todo el planeta, sobre todo en los EUA, y por el turismo), el embargo ha tenido fisuras como la de que las industrias alimentaria y farmacéutica estadounidenses pueden exportar sus productos a Cuba, cuyo gobierno estaría en aptitud de comerciar con los países que en uso de su soberanía quieran hacerlo, como es el caso de México.

Lo que ocurre es que Cuba nada produce (excepto algo de café y un poco de tabaco y ron, siempre bajo el estricto control del “Estado”) debido a que la iniciativa empresarial de los cubanos fue abolida desde los comienzos del castrato. Sólo puede efectuar importaciones al contado ya que le ha sido cancelado el crédito en el resto del mundo (incluso Rusia y China, sus compinches históricos) por las deudas acumuladas que se ha negado a pagar. Durante la presidencia de Enrique Peña Nieto, el Banco Mexicano de Comercio Exterior (Bancomext), le condonó el 70 por ciento de una deuda impagable de 487 millones de dólares.

Para fomentar la corrupción de las fuerzas armadas ha puesto bajo su dirección las empresas estatales y otras muchas tareas que corresponderían a la población civil (¿dónde se ha oído eso antes…?)

Los triunfos en educación, medicina, industrias, agricultura y deporte son otros mitos que muchos aún creen y hasta sostienen, ignorantes de la realidad, pues se quedaron, igual que Cuba, en 1959.

La conclusión a que puede llegarse es que el verdadero bloqueo que sufre el pueblo cubano es el que le ha sido impuesto por el propio sistema castro-comunista desde hace ya sesenta y tres largos y penosos años.

A una dictadura similar es a la que pretende conducir a México su estructura actual de gobierno; a pesar de ello confiamos en que tal empeño fracasará finalmente en virtud de la solidez de las instituciones que ha creado la nación en el transcurso de su aleccionadora historia, y la educación política de buena parte de sus integrantes.

emc.prensa@gmail.com/

https://www.facebook.com/eligiomoises.coronado/