/ martes 26 de septiembre de 2023

Mi gusto es | Sólo sé que no sé nada

Esta frase sugiere la idea de que nadie tiene la verdad absoluta, y que es importante que se tenga la disponibilidad y voluntad de aprender, así como de adquirir nuevos saberes.

En resumen, así es interpretada la frase de Sócrates que todo mundo citamos pero muy poco la entienden.

Me incluyo entre estos últimos.

Lo que yo creo es que el hijo de don Sofronisco y doña Fainarate, más que andar acuñando frasecitas, en realidad lo que buscaba era hacerle creer al mundo entero y dejar constancia de que lo de su erudición filosófica era mentira y que, desde ese momento en adelante, cualquiera que viniera con él a preguntarle algo, se llevará un fiasco.

Mi teoría es que este pobre hombre, formado en la educación tradicional como literatura, música, gimnasia y más tarde familiarizado con la dialéctica y la retórica de los sofistas, terminó harto de ver cómo en la práctica a los que más se les cargaba la mano a la hora de encomendar trabajo o una chamba o una tarea o la elaboración de un escrito o el hacer tal o cual diligencia,era a los que más sabían, en cuanto a conocimientos, fuese en la teoría o fuese en la práctica.

Mientra tanto, los que tenían fama de inútil y buenos para nada, jamás se le requería pues era obvio que no sacarían a una gallina de un garbanzal, pero aquí radicaba la trampa que observó don Socrates, ya que en lugar de premiarse el saber, la que salía ganando y era recompensada,era la ignorancia.

Por esa razón, Sócrates insiste en que él no sabe nada, y que solo pretende poner a prueba el saber que los demás dicen tener.

Mira pues, según mi aguda teoría entonces, él hace un alto en su afán de cultivarse y manteniéndose en un bajo perfil, le da por averiguar si esos que se jactan de muy sabiondos, en realidad lo eran o a la mera hora resultaban ser puros pájaros nalgones.

Para esto, platicó con distintas personas que tenían fama de ser muy sabias y lo que descubrió fue que en realidad no lo eran.

Creían saber muchas cosas, pero en el fondo no sabían nada.

Ahí se dio cuenta de que el oráculo tenía razón. Sócrates era el más sabio porque lo único que sabía era que no sabía nada”.

Además, se percató de que si le daba por demostrar sus capacidades,no se quitaría de encima a todos, sobreexplotando su trabajo intelectual, porque en otra parte estaba el que en realidad no sabía nada,pero, lejos de estar sufriendo por ser un unútil, gozaba de lo lindo y no había quien lo molestara para pedirle tal o cual trabajo o proyecto, so pena que tuviera como resultado un auténtico fracaso.

Si bien don Sócrates ya no se encuentra entre nosotros, su herencia vista hoy como dicho, de la cual saque esta teoría, es un asunto que merece estudiarse más allá de lo filosófico, por parte de la sociedad actual, de lo contrario, seremos cómplices de este mundo al revés, en donde el que muestra diversas habilidades se le vé cansado y con pocas ganas de seguir produciendo, en tanto que el neófito en todo,se la pasa sin que se le pida hacer algo, cachetonamente.

No se vale .

Pero aunque no se valga, esto sigue prevaleciendo, sobre todo en el sector público en donde el jefe superior, por ejemplo, tiene muy claro quién le sirve o no, quién tiene iniciativa o no,quién dará un plus cada que lo ocupe o no, quién es creativo o no ,quién lo saca del atolladero o no.

Es así como uno de ellos le saca la chamba, y el otro anda por ahí, deambulando en los pasillos, sin ningún pudor, o haciendo como que hace algo, esperando nada más que le den las tres para irse más descansado que como llegó.

No suele darles vergüenza, son atenidos y comodinos.El no saber hacer nada,ni aprender nada, fue lo mas que aportó a su vida.

En cambio el otro, ese que siempre estuvo dispuesto a dar todo y aprender lo más, llega a colmarse un día al ver que eso dones no son lo mejor recompensados ni se le paga en forma proporcional a todo lo que da, y una tarde de viernes, harto de estar harto, termina por gritar socraticamente:

" YO SOLO SÉ QUE NO SE NADA "

Y ahí se la echan, los que "saben".

Esta frase sugiere la idea de que nadie tiene la verdad absoluta, y que es importante que se tenga la disponibilidad y voluntad de aprender, así como de adquirir nuevos saberes.

En resumen, así es interpretada la frase de Sócrates que todo mundo citamos pero muy poco la entienden.

Me incluyo entre estos últimos.

Lo que yo creo es que el hijo de don Sofronisco y doña Fainarate, más que andar acuñando frasecitas, en realidad lo que buscaba era hacerle creer al mundo entero y dejar constancia de que lo de su erudición filosófica era mentira y que, desde ese momento en adelante, cualquiera que viniera con él a preguntarle algo, se llevará un fiasco.

Mi teoría es que este pobre hombre, formado en la educación tradicional como literatura, música, gimnasia y más tarde familiarizado con la dialéctica y la retórica de los sofistas, terminó harto de ver cómo en la práctica a los que más se les cargaba la mano a la hora de encomendar trabajo o una chamba o una tarea o la elaboración de un escrito o el hacer tal o cual diligencia,era a los que más sabían, en cuanto a conocimientos, fuese en la teoría o fuese en la práctica.

Mientra tanto, los que tenían fama de inútil y buenos para nada, jamás se le requería pues era obvio que no sacarían a una gallina de un garbanzal, pero aquí radicaba la trampa que observó don Socrates, ya que en lugar de premiarse el saber, la que salía ganando y era recompensada,era la ignorancia.

Por esa razón, Sócrates insiste en que él no sabe nada, y que solo pretende poner a prueba el saber que los demás dicen tener.

Mira pues, según mi aguda teoría entonces, él hace un alto en su afán de cultivarse y manteniéndose en un bajo perfil, le da por averiguar si esos que se jactan de muy sabiondos, en realidad lo eran o a la mera hora resultaban ser puros pájaros nalgones.

Para esto, platicó con distintas personas que tenían fama de ser muy sabias y lo que descubrió fue que en realidad no lo eran.

Creían saber muchas cosas, pero en el fondo no sabían nada.

Ahí se dio cuenta de que el oráculo tenía razón. Sócrates era el más sabio porque lo único que sabía era que no sabía nada”.

Además, se percató de que si le daba por demostrar sus capacidades,no se quitaría de encima a todos, sobreexplotando su trabajo intelectual, porque en otra parte estaba el que en realidad no sabía nada,pero, lejos de estar sufriendo por ser un unútil, gozaba de lo lindo y no había quien lo molestara para pedirle tal o cual trabajo o proyecto, so pena que tuviera como resultado un auténtico fracaso.

Si bien don Sócrates ya no se encuentra entre nosotros, su herencia vista hoy como dicho, de la cual saque esta teoría, es un asunto que merece estudiarse más allá de lo filosófico, por parte de la sociedad actual, de lo contrario, seremos cómplices de este mundo al revés, en donde el que muestra diversas habilidades se le vé cansado y con pocas ganas de seguir produciendo, en tanto que el neófito en todo,se la pasa sin que se le pida hacer algo, cachetonamente.

No se vale .

Pero aunque no se valga, esto sigue prevaleciendo, sobre todo en el sector público en donde el jefe superior, por ejemplo, tiene muy claro quién le sirve o no, quién tiene iniciativa o no,quién dará un plus cada que lo ocupe o no, quién es creativo o no ,quién lo saca del atolladero o no.

Es así como uno de ellos le saca la chamba, y el otro anda por ahí, deambulando en los pasillos, sin ningún pudor, o haciendo como que hace algo, esperando nada más que le den las tres para irse más descansado que como llegó.

No suele darles vergüenza, son atenidos y comodinos.El no saber hacer nada,ni aprender nada, fue lo mas que aportó a su vida.

En cambio el otro, ese que siempre estuvo dispuesto a dar todo y aprender lo más, llega a colmarse un día al ver que eso dones no son lo mejor recompensados ni se le paga en forma proporcional a todo lo que da, y una tarde de viernes, harto de estar harto, termina por gritar socraticamente:

" YO SOLO SÉ QUE NO SE NADA "

Y ahí se la echan, los que "saben".