/ martes 9 de enero de 2024

Mi gusto es... (o la otra mirada) | ¿Con cacahuatitos o sin cacahuatitos?

Así nos preguntaba El Memo, al pedirle nosotros una tostada con chile a la hora del recreo cuando estábamos en la primaria.

El Memo, de amplios cachetes, voz ladina y piel oscura, lucidor de un sombrero a diario limpiecito, era uno de los señores que ofrecían sus productos ya sea durante esa media hora que nos dejaban salir a jugar o pasaditas de las doce, junto a la puerta principal, ya al irnos.

Nos amontonábamos alrededor de su carrito ambulante, construido de madera por él mismo y El Memo, iba atendiendo uno por uno para satisfacer nuestro urgido paladar con todo aquello que ya se nos había hecho vicio.

Chocolates americanos de todas las marcas, dulces de anís y dulces Tomy , chicles motitas, gomitas, cocadas greñudas, banderitas de coco, garapiñados de los rojos, pepitorias, jamoncillos, galletas, muelitas, saladitos, chicharrones, paletitas y paletotas, bombones, mazapanes, pulpas y jarritos de tamarindo, tripitas de chilito en polvo, semillas de girasol y calabaza, más una lista infinita como son los recuerdos y los antojos inofensivos y dañinos , ahora que tantas primaveras ha pasado.

Aparte de todo esto, El Memo ofrecía un atractivo abanico de fruta de temporada: jícama, piña, sandía, mango, pepinos, coco y desde luego sus endémicas tostadas sobre las cuales ya les hablé.

Eran así, tal cuales, en gruesas rebanadas o trozos grandes, sin o con chile elaborado en su casa y que pasaba sobre cada una de estas con una brocha, previamente sumergida en un bote chorreado y enseguida entregaba lo solicitado que ya portaba en su mano , sobre un simétrica tirita de papel.

Aquí es donde venía la disyuntiva, al pedirle una tostada, bañada con ese chile -del colorado en polvo, agua, limón y sal - y El Memo, respetando los gustos del consumidor, aventaba la desgastada pregunta:

_ ¿Con Cacahuatitos o sin cacahuatitos ?

Y si la respuesta era que con estos , tomaba la cuchara y echaba en la tostada ya con chile, una lluvia de esos que le llaman japoneses o de los más simples con chile que brindan en las cantinas, y esos momentos, de diez y media a once, eran de lo más sublime, por encima de las donas que también vendía o del ceviche que mercaba don nomeacuerdo por entre el cerco desde afuera ,ahí frente al campito de futbol que teníamos cuyas porterías nos había donado esa agrupación llamada club rotario.

Satisfecho el estómago con esta opción , ya que en el menú también estaban las tortas de carne deshebrada que vendía la mamá del Martín García o la que me había preparado mi ama con un birote de la panadería de doña Romelia y dos huevos revueltos , pasábamos a ejercitar el resto del cuerpo , repitiendo la cascarita de un día anterior para desempatar o dejar las cosas a medias para el día siguiente , con tal de no estarnos quietos y tirar esas calorías a las que nos había inducido el carrito del Memo.

La respuesta la puede tener cualquiera de ese grupo o generación que desde entonces pudiera traer el azúcar hasta el tope o el colesterol se le note incluso en los ojos o reconozca que él y su estilo de vida más su sedentarismo o una cuestión genética, tantita responsabilidad puede que tengan en sus actuales males, a fin de ya no culpar sin matices a todo eso que nos atrincábamos de niños

Eso sí, yo no sé cuándo pasamos de este consumo mínimo en la escuela , compensado con una hiperactividad voluntaria que como impúberes traíamos , que nos ayudaba contra las enfermedades, a considerar que todo ese tesoro como el que traía El Memo y miles de Memos en los centros educativos, era, primero, alimento chatarra y, segundo, resultaban ser los culpables de tanta engordadera y una lista de padecimientos, al grado tal que esas tradicionales ventas en el recreo tenían que normarse o peor aún, tendrían que desaparecer.

Mira nomas por dónde le dio ahora al estado.

Es decir, no satisfecho con no haber educado a un pueblo con respecto a una sana alimentación ni tampoco garantizarle que tuvieran las oportunidades y los recursos para hacerlo, esta vez quiere culpar a la comida llamada chatarra de las enfermedades que se padecen.

Mira nomas.

Si se les ocurre esto hace digamos cuarenta años, van tras El Memo y le dan cadena perpetua.

Puede que sí.

Puede que no.

Ya que de pronto, lo que antes era propio de la chusma, los de abajo, hoy resulta que, tan solo cambiándole el nombre, es democráticamente de todos y si tienen un valor nutricional o no, que les valga un pepino .

Porque que de lo que se trata, al probarlos y darnos cuenta que saben de ufagallocallatelaboca, es introducirnos al mercado total y democrático del resto de la población y llevarlos a todos los sectores y a todos los lugares, que al fin y al cabo eso de alimentos chatarra era un tanto cierto y otro no, siempre y cuando sean capaces de volverse un simple rédito, una renta, una utilidad o beneficio renovable que rinde un capital.

Sí, todo esto pero en grandote y propagado a todas las clases sociales ,a como dé lugar, sin planeación y sin matices, porque nadie ni nada se espera y el adquiriente de esto, menos.

Sé que un día a los del sector salud se les atravesó una carrito como los que tenía el Memo, cayeron en el antojo .los probaron y nombre, de aquí somos dijeron y dando una vuelta de timón a su discurso, como buenos incongruentes, abrieron las compuertas y ahora cualquier lugar , sobre todo en las bodas, hay de estas tentaciones hasta para tirar parriba.

_Oiga, pero dijimos que nada de nada y hasta leyes hicimos.

_ ¿De qué hablas?...

_ De la comida chatarra.

_ No sé de qué hablas

_ Señor, bien sabe de...

_ Snacks

_ ¿Qué?

_ Snacks, así los llamaremos

_ ¿Aperitivos?

_ Lo que sea, pero en inglés porque a la masa común y corriente, hablen o no hablen inglés, le encanta eso tan cool. Y sácalos de las escuelas, globalízalos, abroga esa ley y aviéntate otra, no sé.

_ Pero señor…

_ ¡Señor nada!, te dije snacks, y punto. Acuérdate que eso del inglés los apantalla y así queda ...en bodas, cumpleaños, graduaciones, quinceañeras, juntas sindicales, presentaciones de libros, lo que sea .

_ ¿Lo que sea? ¿De verdad, señor??

_ Lo-que- sea ¿que no entiendes de lo-que sea? ...snacks… es más, se me ocurre que construyamos una tiendatotota o un carrototote en donde haya snacks para todos y todas y a nadie les falte.

_ Enterado, señor, ya dijo …ah, señor ...señor…

_ Dime…

_ nomás una duda sobre los mentados snacks

_ ¿Cuál?

_ ¿Con Cacahuatitos o sin cacahuatitos?

Así nos preguntaba El Memo, al pedirle nosotros una tostada con chile a la hora del recreo cuando estábamos en la primaria.

El Memo, de amplios cachetes, voz ladina y piel oscura, lucidor de un sombrero a diario limpiecito, era uno de los señores que ofrecían sus productos ya sea durante esa media hora que nos dejaban salir a jugar o pasaditas de las doce, junto a la puerta principal, ya al irnos.

Nos amontonábamos alrededor de su carrito ambulante, construido de madera por él mismo y El Memo, iba atendiendo uno por uno para satisfacer nuestro urgido paladar con todo aquello que ya se nos había hecho vicio.

Chocolates americanos de todas las marcas, dulces de anís y dulces Tomy , chicles motitas, gomitas, cocadas greñudas, banderitas de coco, garapiñados de los rojos, pepitorias, jamoncillos, galletas, muelitas, saladitos, chicharrones, paletitas y paletotas, bombones, mazapanes, pulpas y jarritos de tamarindo, tripitas de chilito en polvo, semillas de girasol y calabaza, más una lista infinita como son los recuerdos y los antojos inofensivos y dañinos , ahora que tantas primaveras ha pasado.

Aparte de todo esto, El Memo ofrecía un atractivo abanico de fruta de temporada: jícama, piña, sandía, mango, pepinos, coco y desde luego sus endémicas tostadas sobre las cuales ya les hablé.

Eran así, tal cuales, en gruesas rebanadas o trozos grandes, sin o con chile elaborado en su casa y que pasaba sobre cada una de estas con una brocha, previamente sumergida en un bote chorreado y enseguida entregaba lo solicitado que ya portaba en su mano , sobre un simétrica tirita de papel.

Aquí es donde venía la disyuntiva, al pedirle una tostada, bañada con ese chile -del colorado en polvo, agua, limón y sal - y El Memo, respetando los gustos del consumidor, aventaba la desgastada pregunta:

_ ¿Con Cacahuatitos o sin cacahuatitos ?

Y si la respuesta era que con estos , tomaba la cuchara y echaba en la tostada ya con chile, una lluvia de esos que le llaman japoneses o de los más simples con chile que brindan en las cantinas, y esos momentos, de diez y media a once, eran de lo más sublime, por encima de las donas que también vendía o del ceviche que mercaba don nomeacuerdo por entre el cerco desde afuera ,ahí frente al campito de futbol que teníamos cuyas porterías nos había donado esa agrupación llamada club rotario.

Satisfecho el estómago con esta opción , ya que en el menú también estaban las tortas de carne deshebrada que vendía la mamá del Martín García o la que me había preparado mi ama con un birote de la panadería de doña Romelia y dos huevos revueltos , pasábamos a ejercitar el resto del cuerpo , repitiendo la cascarita de un día anterior para desempatar o dejar las cosas a medias para el día siguiente , con tal de no estarnos quietos y tirar esas calorías a las que nos había inducido el carrito del Memo.

La respuesta la puede tener cualquiera de ese grupo o generación que desde entonces pudiera traer el azúcar hasta el tope o el colesterol se le note incluso en los ojos o reconozca que él y su estilo de vida más su sedentarismo o una cuestión genética, tantita responsabilidad puede que tengan en sus actuales males, a fin de ya no culpar sin matices a todo eso que nos atrincábamos de niños

Eso sí, yo no sé cuándo pasamos de este consumo mínimo en la escuela , compensado con una hiperactividad voluntaria que como impúberes traíamos , que nos ayudaba contra las enfermedades, a considerar que todo ese tesoro como el que traía El Memo y miles de Memos en los centros educativos, era, primero, alimento chatarra y, segundo, resultaban ser los culpables de tanta engordadera y una lista de padecimientos, al grado tal que esas tradicionales ventas en el recreo tenían que normarse o peor aún, tendrían que desaparecer.

Mira nomas por dónde le dio ahora al estado.

Es decir, no satisfecho con no haber educado a un pueblo con respecto a una sana alimentación ni tampoco garantizarle que tuvieran las oportunidades y los recursos para hacerlo, esta vez quiere culpar a la comida llamada chatarra de las enfermedades que se padecen.

Mira nomas.

Si se les ocurre esto hace digamos cuarenta años, van tras El Memo y le dan cadena perpetua.

Puede que sí.

Puede que no.

Ya que de pronto, lo que antes era propio de la chusma, los de abajo, hoy resulta que, tan solo cambiándole el nombre, es democráticamente de todos y si tienen un valor nutricional o no, que les valga un pepino .

Porque que de lo que se trata, al probarlos y darnos cuenta que saben de ufagallocallatelaboca, es introducirnos al mercado total y democrático del resto de la población y llevarlos a todos los sectores y a todos los lugares, que al fin y al cabo eso de alimentos chatarra era un tanto cierto y otro no, siempre y cuando sean capaces de volverse un simple rédito, una renta, una utilidad o beneficio renovable que rinde un capital.

Sí, todo esto pero en grandote y propagado a todas las clases sociales ,a como dé lugar, sin planeación y sin matices, porque nadie ni nada se espera y el adquiriente de esto, menos.

Sé que un día a los del sector salud se les atravesó una carrito como los que tenía el Memo, cayeron en el antojo .los probaron y nombre, de aquí somos dijeron y dando una vuelta de timón a su discurso, como buenos incongruentes, abrieron las compuertas y ahora cualquier lugar , sobre todo en las bodas, hay de estas tentaciones hasta para tirar parriba.

_Oiga, pero dijimos que nada de nada y hasta leyes hicimos.

_ ¿De qué hablas?...

_ De la comida chatarra.

_ No sé de qué hablas

_ Señor, bien sabe de...

_ Snacks

_ ¿Qué?

_ Snacks, así los llamaremos

_ ¿Aperitivos?

_ Lo que sea, pero en inglés porque a la masa común y corriente, hablen o no hablen inglés, le encanta eso tan cool. Y sácalos de las escuelas, globalízalos, abroga esa ley y aviéntate otra, no sé.

_ Pero señor…

_ ¡Señor nada!, te dije snacks, y punto. Acuérdate que eso del inglés los apantalla y así queda ...en bodas, cumpleaños, graduaciones, quinceañeras, juntas sindicales, presentaciones de libros, lo que sea .

_ ¿Lo que sea? ¿De verdad, señor??

_ Lo-que- sea ¿que no entiendes de lo-que sea? ...snacks… es más, se me ocurre que construyamos una tiendatotota o un carrototote en donde haya snacks para todos y todas y a nadie les falte.

_ Enterado, señor, ya dijo …ah, señor ...señor…

_ Dime…

_ nomás una duda sobre los mentados snacks

_ ¿Cuál?

_ ¿Con Cacahuatitos o sin cacahuatitos?