/ domingo 11 de octubre de 2020

Loreto 70: Medio Siglo

El 11 de octubre de 1970 tuvo lugar en Loreto, Baja California Sur, la magna concentración cívica en que se proclamó la demanda popular de “Gobernador nativo o con arraigo”, junto a otras varias exigencias de reivindicación social, política, económica y cultural de los sudcalifornianos.

Esta reunión popular se reconoció heredera y síntesis de los afanes calisureños encabezados por Manuel Márquez de León que en 1879 iniciaron la primera insurgencia anti porfiriana con el plan revolucionario de El Triunfo; de la oposición anti huertista que dirigió regionalmente Félix Ortega Aguilar en 1913; de la propuesta pública elevada sin resultado al presidente Carranza pero que en 1920 condujo al plebiscito que concedió la gubernatura a don Agustín Arriola Martínez; de los exitosos empeños del Frente de Unificación Sudcaliforniano en 1945, y de la Alianza Juvenil pro-Estado libre y soberano y gobernador con arraigo, de 1969.

De los talleres de El Eco de California, cuartel general y cabeza del movimiento, salió el libro Compilación política de Sud-California que contiene una serie de textos alusivos a la causa, la casi totalidad de carga ideológica y emocional. En materia programática se remite al Estudio económico Baja California Sur, “patrocinado por el actual gobierno local [de Hugo Cervantes del Río], cuyo contenido es realista e induce al análisis y a la reflexión.”

Un apunte en este sentido fue hecho por Ignacio del Río: “Sea quien sea el designado, las fuerzas populares que actualmente empiezan a movilizarse deberán presentarle un programa mínimo de gobierno, de orientación eminentemente popular, y exigirle su cumplimiento…” Igualmente valioso es un aserto con validez permanente: “Cuando se abandone en definitiva la apatía, cuando tomemos conciencia de nuestra responsabilidad como censores permanentes de los actos de los gobernantes, cuando entendamos que gobernar no es –como en tiempos de la monarquía- tarea de uno sino esfuerzo fundamentalmente colectivo, empezaremos a hacer de la democracia algo más tangible que una simple palabra de cuatro sílabas.”

Lo que conocemos como “Loreto 70” fue exigencia colectiva de llevar al poder a gobernantes comprometidos y aliados a las causas de la sociedad sudcaliforniana.

Fue compendio de un objetivo añejo en busca de la autonomía de la mitad meridional de la península californiana, para permitirse un proyecto propio de desarrollo, consciente de constituir Otro México capaz de pervivir al descuido y la indiferencia de los regímenes virreinales, primero, y de la república después, en una cultura de la adversidad que ha enfrentado la penuria natural, el acoso extranjero expresado en guerra, filibusterismo e invasión, pasando por los documentados empeños juaristas de enajenar la península a la expansión estadounidense.

Consecuencia inmediata de este suceso fue que el mismo día de su asunción a la presidencia de la República, 1 de diciembre de 1970, Luis Echeverría Álvarez designó gobernador del territorio de Baja California Sur a Félix Agramont Cota, quien tomó posesión del cargo el día 3 siguiente, cuando esbozó una especie de programa de trabajo:

“Con plena confianza en su capacidad los exhorto a mejorar la productividad de las tierras en cultivo mediante la aplicación de las modernas técnicas; a utilizar racionalmente las aguas de riego disponibles; a integrarse al impulso de la industrialización; a explotar intensamente pero con absoluto sentido de mexicanidad nuestros recursos naturales; a impulsar la industria pesquera hasta convertirla en actividad básica de nuestro desarrollo; a contribuir al fomento de la actividad turística; a capacitarse mejor en las aulas y el taller; y, en general, a trabajar vigorosamente con la sola idea de lograr la superación personal y, como consecuencia, el engrandecimiento de nuestro territorio…”

Más tarde asumiría los trabajos preparatorios de la reinstauración de los municipios y la conversión de esta entidad en estado de la federación mexicana, que es decir el logro de la condición ciudadana de primer rango de la que carecían hasta entonces los pobladores de esta primera California.

En la actualidad, el legado de Loreto 70 se convierte en paradigma de congruencia cívica avalado por la historia de una porción auténticamente ligada al territorio nacional (que ha defendido en cuanta ocasión ha sido menester), desconocida en general, olvidada siempre y negada a veces por el resto de los mexicanos.

Todo ello mantiene vigencia y legitimidad medio siglo más tarde, a pesar de las claudicaciones, frustraciones y defecciones que han propiciado las avideces personales y las ambiciones partidarias de quienes han sido incapaces de entender y acatar que la superación de una colectividad social es mayormente importante que cualquier aspiración de cualquier parcialidad política.

Loreto 70 es, por eso, motivo de recordación y celebración ahora, cincuenta años después.

La Paz Airapí, 11 de Octubre de 2020.

em_coronado@yahoo.com

https://www.facebook.com/eligiomoises.coronado/

El 11 de octubre de 1970 tuvo lugar en Loreto, Baja California Sur, la magna concentración cívica en que se proclamó la demanda popular de “Gobernador nativo o con arraigo”, junto a otras varias exigencias de reivindicación social, política, económica y cultural de los sudcalifornianos.

Esta reunión popular se reconoció heredera y síntesis de los afanes calisureños encabezados por Manuel Márquez de León que en 1879 iniciaron la primera insurgencia anti porfiriana con el plan revolucionario de El Triunfo; de la oposición anti huertista que dirigió regionalmente Félix Ortega Aguilar en 1913; de la propuesta pública elevada sin resultado al presidente Carranza pero que en 1920 condujo al plebiscito que concedió la gubernatura a don Agustín Arriola Martínez; de los exitosos empeños del Frente de Unificación Sudcaliforniano en 1945, y de la Alianza Juvenil pro-Estado libre y soberano y gobernador con arraigo, de 1969.

De los talleres de El Eco de California, cuartel general y cabeza del movimiento, salió el libro Compilación política de Sud-California que contiene una serie de textos alusivos a la causa, la casi totalidad de carga ideológica y emocional. En materia programática se remite al Estudio económico Baja California Sur, “patrocinado por el actual gobierno local [de Hugo Cervantes del Río], cuyo contenido es realista e induce al análisis y a la reflexión.”

Un apunte en este sentido fue hecho por Ignacio del Río: “Sea quien sea el designado, las fuerzas populares que actualmente empiezan a movilizarse deberán presentarle un programa mínimo de gobierno, de orientación eminentemente popular, y exigirle su cumplimiento…” Igualmente valioso es un aserto con validez permanente: “Cuando se abandone en definitiva la apatía, cuando tomemos conciencia de nuestra responsabilidad como censores permanentes de los actos de los gobernantes, cuando entendamos que gobernar no es –como en tiempos de la monarquía- tarea de uno sino esfuerzo fundamentalmente colectivo, empezaremos a hacer de la democracia algo más tangible que una simple palabra de cuatro sílabas.”

Lo que conocemos como “Loreto 70” fue exigencia colectiva de llevar al poder a gobernantes comprometidos y aliados a las causas de la sociedad sudcaliforniana.

Fue compendio de un objetivo añejo en busca de la autonomía de la mitad meridional de la península californiana, para permitirse un proyecto propio de desarrollo, consciente de constituir Otro México capaz de pervivir al descuido y la indiferencia de los regímenes virreinales, primero, y de la república después, en una cultura de la adversidad que ha enfrentado la penuria natural, el acoso extranjero expresado en guerra, filibusterismo e invasión, pasando por los documentados empeños juaristas de enajenar la península a la expansión estadounidense.

Consecuencia inmediata de este suceso fue que el mismo día de su asunción a la presidencia de la República, 1 de diciembre de 1970, Luis Echeverría Álvarez designó gobernador del territorio de Baja California Sur a Félix Agramont Cota, quien tomó posesión del cargo el día 3 siguiente, cuando esbozó una especie de programa de trabajo:

“Con plena confianza en su capacidad los exhorto a mejorar la productividad de las tierras en cultivo mediante la aplicación de las modernas técnicas; a utilizar racionalmente las aguas de riego disponibles; a integrarse al impulso de la industrialización; a explotar intensamente pero con absoluto sentido de mexicanidad nuestros recursos naturales; a impulsar la industria pesquera hasta convertirla en actividad básica de nuestro desarrollo; a contribuir al fomento de la actividad turística; a capacitarse mejor en las aulas y el taller; y, en general, a trabajar vigorosamente con la sola idea de lograr la superación personal y, como consecuencia, el engrandecimiento de nuestro territorio…”

Más tarde asumiría los trabajos preparatorios de la reinstauración de los municipios y la conversión de esta entidad en estado de la federación mexicana, que es decir el logro de la condición ciudadana de primer rango de la que carecían hasta entonces los pobladores de esta primera California.

En la actualidad, el legado de Loreto 70 se convierte en paradigma de congruencia cívica avalado por la historia de una porción auténticamente ligada al territorio nacional (que ha defendido en cuanta ocasión ha sido menester), desconocida en general, olvidada siempre y negada a veces por el resto de los mexicanos.

Todo ello mantiene vigencia y legitimidad medio siglo más tarde, a pesar de las claudicaciones, frustraciones y defecciones que han propiciado las avideces personales y las ambiciones partidarias de quienes han sido incapaces de entender y acatar que la superación de una colectividad social es mayormente importante que cualquier aspiración de cualquier parcialidad política.

Loreto 70 es, por eso, motivo de recordación y celebración ahora, cincuenta años después.

La Paz Airapí, 11 de Octubre de 2020.

em_coronado@yahoo.com

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