/ lunes 15 de julio de 2019

Dos Instituciones Necesarias

El colegio de Sudcalifornia

Un logro que advertimos fundamental para el cabal desarrollo de esta California del Sur, sería una institución dedicada a planear y realizar investigaciones en las ciencias sociales y la humanidades, relacionadas con los requerimientos de la región, formar personal académico para la investigación y la docencia en nivel de posgrado, publicar y difundir los resultados de sus tareas y colaborar con otros centros de educación superior, locales, nacionales y extranjeros para el cumplimiento de fines comunes.

Esta institución sería el colegio de Sudcalifornia (Sudcaliforniano, de Baja California Sur, de California Sur o de la Antigua California), que funcionaría, de manera similar a otros, como el de México, el Mexiquense, el de Michoacán y el de Jalisco, como asociación civil donde se tuviera la participación del poder Ejecutivo y los ayuntamientos, así como las casas de estudios superiores del estado.

Este colegio estaría dedicado exclusivamente a efectuar y promover investigaciones alrededor de cuestiones importantes para la entidad, que rinda productos válidos y útiles en la estructuración de políticas gubernamentales, y ayudase en la toma de decisiones para el desarrollo estatal.

También el colegio se ocuparía de formar personal académico para la investigación y la docencia superior en los campos mencionados, mediante programas de posgrado que sean necesarios de acuerdo a las urgencias que exijan la propia investigación y la búsqueda de la prosperidad regional, así como para la colaboración que pueda ofrecerse en el ámbito nacional y en espacios más amplios.

También tendría la labor de difundir los resultados de sus tareas, tanto en los medios académicos como entre el público, a través de conferencias, publicaciones especializadas y de divulgación.

Sería foro de análisis, diálogo y discusión académica para la organización de labores interdisciplinarias en las áreas de su actividad, tanto de índole nacional como plurinacional.

Y a apoyar, sin pretensión de duplicar, el trabajo de las instituciones de educación superior del estado, cuyos productos han sido hasta hoy casi desconocidos por el público que las sostiene, excepto por las élites y capillas que se han constituido en ellas, y que poco interés han mostrado por poner en ejercicio procesos de extensionismo del conocimiento, que es una de sus funciones sustantivas, al servicio de la mayor parte de la población.

Quehacer esencial de la administración pública es la planeación del desarrollo, y ésta sólo es consistente y confiable con el sustento que da la investigación de alto nivel. Un requerimiento como el colegio de Sudcalifornia, corresponde ya a las nuevas expectativas del desarrollo de Baja California Sur para el bienestar de los sudcalifornianos.

Escuela estatal de artes plásticas

Es bien conocida la prolongada tradición y fructificación de nuestra California en el campo de la educación y la cultura, pero particularmente en la parcela de las artes plásticas, cuyos artistas han debido desarrollar su vocación casi siempre carentes de apoyo eficaz y suficiente.

La nómina de creadores plásticos sudcalifornianos es ya amplia, y crece cada día, constituida por originarios y avecindados en esta tierra. Ellos y las nuevas generaciones demandan ya una institución donde puedan generar los productos de su sensibilidad, sin tener que salir de la entidad, como varios se han visto obligados a hacerlo.

La administración pública de Baja California Sur podrá y deberá querer suscribir un compromiso de esta naturaleza con el talento estético de su sociedad.

Dicha escuela requeriría en principio una cantidad mínima de maestros, uno de los cuales podría fungir como director. Habría que habilitarla del equipo necesario indispensable, que iría creciendo en la medida de las necesidades de los talleres que se fuesen creando, de acuerdo a los proyectos de desarrollo.

Hablamos de un esquema de plantel con objetivos de excelencia, con cursos desde nivel elemental hasta superiores, al cual quedaría adscrita la Galería “Carlos Olachea”. Podría preverse también, desde el inicio de sus operaciones, la extensión de los servicios a planteles municipales, donde se captaría el recurso humano que más tarde realizaría estudios en la capital del estado, mediante un ágil y eficiente sistema de becas y estímulos.

De ningún modo es ilusorio calcular, por otra parte, que la misma producción de sus miembros vendría a significar en breve tiempo una importante fuente de ingresos para la propia institución.

Es hora ya de ponernos de nuevo a pensar en grande…

El colegio de Sudcalifornia

Un logro que advertimos fundamental para el cabal desarrollo de esta California del Sur, sería una institución dedicada a planear y realizar investigaciones en las ciencias sociales y la humanidades, relacionadas con los requerimientos de la región, formar personal académico para la investigación y la docencia en nivel de posgrado, publicar y difundir los resultados de sus tareas y colaborar con otros centros de educación superior, locales, nacionales y extranjeros para el cumplimiento de fines comunes.

Esta institución sería el colegio de Sudcalifornia (Sudcaliforniano, de Baja California Sur, de California Sur o de la Antigua California), que funcionaría, de manera similar a otros, como el de México, el Mexiquense, el de Michoacán y el de Jalisco, como asociación civil donde se tuviera la participación del poder Ejecutivo y los ayuntamientos, así como las casas de estudios superiores del estado.

Este colegio estaría dedicado exclusivamente a efectuar y promover investigaciones alrededor de cuestiones importantes para la entidad, que rinda productos válidos y útiles en la estructuración de políticas gubernamentales, y ayudase en la toma de decisiones para el desarrollo estatal.

También el colegio se ocuparía de formar personal académico para la investigación y la docencia superior en los campos mencionados, mediante programas de posgrado que sean necesarios de acuerdo a las urgencias que exijan la propia investigación y la búsqueda de la prosperidad regional, así como para la colaboración que pueda ofrecerse en el ámbito nacional y en espacios más amplios.

También tendría la labor de difundir los resultados de sus tareas, tanto en los medios académicos como entre el público, a través de conferencias, publicaciones especializadas y de divulgación.

Sería foro de análisis, diálogo y discusión académica para la organización de labores interdisciplinarias en las áreas de su actividad, tanto de índole nacional como plurinacional.

Y a apoyar, sin pretensión de duplicar, el trabajo de las instituciones de educación superior del estado, cuyos productos han sido hasta hoy casi desconocidos por el público que las sostiene, excepto por las élites y capillas que se han constituido en ellas, y que poco interés han mostrado por poner en ejercicio procesos de extensionismo del conocimiento, que es una de sus funciones sustantivas, al servicio de la mayor parte de la población.

Quehacer esencial de la administración pública es la planeación del desarrollo, y ésta sólo es consistente y confiable con el sustento que da la investigación de alto nivel. Un requerimiento como el colegio de Sudcalifornia, corresponde ya a las nuevas expectativas del desarrollo de Baja California Sur para el bienestar de los sudcalifornianos.

Escuela estatal de artes plásticas

Es bien conocida la prolongada tradición y fructificación de nuestra California en el campo de la educación y la cultura, pero particularmente en la parcela de las artes plásticas, cuyos artistas han debido desarrollar su vocación casi siempre carentes de apoyo eficaz y suficiente.

La nómina de creadores plásticos sudcalifornianos es ya amplia, y crece cada día, constituida por originarios y avecindados en esta tierra. Ellos y las nuevas generaciones demandan ya una institución donde puedan generar los productos de su sensibilidad, sin tener que salir de la entidad, como varios se han visto obligados a hacerlo.

La administración pública de Baja California Sur podrá y deberá querer suscribir un compromiso de esta naturaleza con el talento estético de su sociedad.

Dicha escuela requeriría en principio una cantidad mínima de maestros, uno de los cuales podría fungir como director. Habría que habilitarla del equipo necesario indispensable, que iría creciendo en la medida de las necesidades de los talleres que se fuesen creando, de acuerdo a los proyectos de desarrollo.

Hablamos de un esquema de plantel con objetivos de excelencia, con cursos desde nivel elemental hasta superiores, al cual quedaría adscrita la Galería “Carlos Olachea”. Podría preverse también, desde el inicio de sus operaciones, la extensión de los servicios a planteles municipales, donde se captaría el recurso humano que más tarde realizaría estudios en la capital del estado, mediante un ágil y eficiente sistema de becas y estímulos.

De ningún modo es ilusorio calcular, por otra parte, que la misma producción de sus miembros vendría a significar en breve tiempo una importante fuente de ingresos para la propia institución.

Es hora ya de ponernos de nuevo a pensar en grande…