El pasado 19 de abril Don José León Sánchez Alvarado (Cucaracho del Río Cuarto, Costa Rica 1929-San José de Costa Rica, noviembre de 2022) hubiera cumplido 95 años, pero la vida en una fructífera existencia le dio 93 que le permitieron construir y dejar un gran legado en las letras en América Latina, y que afortunadamente en ese gran legado se encuentra Baja California Sur.
Tuve la gran oportunidad de vida de conocerlo, de platicar muchísimas horas con él y de aprender mucho del extraordinario ser humano que fue; un hombre sumamente generoso y que nunca se cansaba de repetir que el oficio más importante en su vida, no era escribir, sino que era amar a México por lo mucho que nuestro país le había dado como persona y como escritor.
En México encontré una tierra de libertades, oportunidades y de grandes amigos que dieron un mejor sentido a mi existencia, solía decir con una mezcla de emoción y agradecimiento.
Su vida con profundas raíces en la comunidad indígena huetar ubicada en la frontera de Costa Rica con Nicaragua pudiera ser poco creíble y sin problemas cada una de sus etapas de existencia formar parte de una novela o de un cuento de los muchos que escribió hasta los últimos días de su estancia terrenal.
La realidad, su realidad, tuvo épocas verdaderamente difíciles. En sus primeros años de vida, siempre acompañado de una gran pobreza material, el tiempo para disfrutar la infancia y la juventud nunca llegó.
La vida no le dio la oportunidad de contar con una familia, siempre en orfanatos, carente de amor y en todo momento luchando en contra de las adversidades que enfrentaba un adolescente de la zona rural de la Costa Rica de mediados del siglo XX.
A temprana edad, escasamente 20 años, fue acusado injustamente de robo y asesinato lo que lo llevó a pasar varios años en la cárcel, en donde cambiaría para bien su destino y se convertiría en el gran escritor que fue, pero sobre todo, en una gran persona defensora de los derechos humanos no solamente en la nación Tica, sino a nivel continental.
La Isla de los Hombres Solos la obra cumbre de Don José narra pasajes de su estancia de muchos años en el penal de San Lucas en el Pacífico costarricense. El usted disculpe se lo dieron hacia finales de 1999, cincuenta años después de haber sido señalado como el peor criminal de Costa Rica, por haber robado las joyas de la Virgen de Cartago en la nación Tica.
Ese libro se convirtió desde mediados de los años 60 en un best seller multitraducido y un referente de primer orden en la literatura latinoamericana de los años 60-70, el cual fue llevado a la pantalla grande en nuestro país a mediados de la década de los 70.
En verdad hace falta espacio para detallar la vida de Don José, pasajes de su existencia como cuando ganó en la primera de cinco ocasiones el Premio de Literatura en Costa Rica estando en el presidio de San Lucas y en el Teatro Nacional había una silla vacía para recibir el galardón; o la narración de que estando cumpliendo su injusta sentencia aprendió a escribir, o bien, en el sentido de que los primeros fragmentos de la Isla de los Hombres Solos los escribió a lápiz en trozos de sacos de cemento que fueron sacados en forma clandestina de la isla-penal.
A mediados de la década de los años 80 Don José llega a San Ignacio, Baja California Sur, becado por la Universidad Autónoma de Baja California para escribir la vida novelada de Fray Junípero Serra, una novela que en 1989 editó Grijalbo con el nombre de Campanas para Llamar al Viento y que tuvo resonancia mundial, en la que narra la tragedia de los californios de hace 300 años, quienes al entrar en contacto con el conquistador murieron, y las campanas de las iglesias de las misiones edificadas, ya no llamaban al indígena para catequizarlo, porque se habían extinguido, las campanas de estas iglesias solamente llamaban al viento.
Campanas para Llamar al Viento es un texto genial, que vale la pena leer y releer, el solo nombre, poético dirían los que saben de letras, es apasionante, pero que paradójicamente encierra la tragedia de aquellos californios de hace más de 3 siglos.
Alguna vez, en una de esas prolongadas pláticas le pregunté por qué Baja California, por qué sus indígenas, por qué Fray Junípero.
Baja California es fascinante y se vuelve más porque sus indígenas eran libres entre los libres y al sedentarizarse murieron, porque perdieron su libertad; “mira quien te habla de lo que es la libertad”, decía. Por ello, Baja California, por eso sus naciones indígenas….Por ello, Campanas para Llamar al Viento.
Hoy Don José con su acostumbrado tequilita, hubiera brindado por sus 95 años. Desde hace meses brindamos con la nostalgia y los muy gratos recuerdos de su vida y enseñanzas.
Gracias Don José, Chepe León, como le decían sus amigos de San Ignacio como Humberto Mayoral o el Tizón. Gracias, Muchas gracias, Se le extraña.