/ lunes 6 de mayo de 2024

Contexto | Danzón #2

El pasado 3 de mayo se cumplieron 20 años que el reconocido compositor mexicano de música de concierto Arturo Márquez Navarro (Álamos,Sonora, Diciembre de 1950) dirigió ante un abarrotado Teatro de la Ciudad de La Paz a la Orquesta Juvenil del Estado, quienes ejecutaron con singular maestría el Danzón # 2, la obra cumbre del compositor alamense.

Con aquel concierto que formó parte de las actividades culturales de las fiestas del 469 aniversario de la fundación de La Paz, la Orquesta Juvenil del Estado aprobó su tesis doctoral, puesto que el mismo Arturo Márquez me comentaría que las y los jóvenes músicos integrantes de la Orquesta tenían un gran talento y compromiso con la actividad musical, y por lo consiguiente un gran futuro en el difícil mundo de la música de concierto, y la verdad que no se equivocó, puesto que algunos de quienes participaron en aquel concierto al paso de los años abrazaron la carrera de la música, y varios se han abierto paso nacional e internacionalmente en este apasionante secto del arte y la cultura.

Cuando tuve la oportunidad como Director General del Instituto Sudcaliforniano de Cultura (2000-2004) de establecer contacto con Arturo Márquez en la ciudad de Torreón, Coahuila, en donde orquestas juveniles de todo el país, incluyendo la de Baja California Sur, le ofrecían un reconocimiento en el mes de febrero de 2004, por su trayectoria y porque un par de meses antes había arribado a los 50 años de edad.

Al hacerle la invitación para estar en nuestra entidad, me pidió venir a La Paz con una semana de antelación al concierto para realizar ensayos con las y los integrantes de la Orquesta local, y de esa manera brindar al público en su momento un buen concierto, lo que se cumplió con creces.

Efectivamente, Arturo Márquez estuvo una semana conviviendo con los jóvenes músicos sudcalifornianos y sus familias quienes años después recordaban las horas y horas de ensayos y la experiencia de haber convivido con uno de los músicos mexicanos de concierto más importantes de la segunda mitad del siglo XX, tan es así, que la crítica especializada lo considera el sucesor o continuador de la obra de Revueltas o de Moncayo, los máximos exponentes de la música de concierto en México de la primera mitad del siglo anterior.

La Orquesta Juvenil del Estado que ejecutó el Danzón # 2 aquel 3 de mayo de 2004 tuvo sus inicios como una agrupación de estudiantes de la Escuela de Música en el año 2000, bajo el liderazgo e impulso de Luis Peláez García, heredero de una tradición musical en Baja California Sur.

Esta agrupación se fue integrando por personas adultas ejecutantes de diversos instrumentos y por un nutrido grupo de jóvenes, quienes en la mayoría de los casos iniciaban en el mundo de la música y decidieron incursionar en la de concierto como base de su formación musical.

Todavía recuerdo una noche de un mes de diciembre del año 2000 en época prenavideña cuando esta Orquesta de Estudiantes de Música ofreció su primer concierto en el Jardín Velasco ante un público compuesto mayoritariamente por familiares y amigos de los músicos, quienes al primer acorde estallaban en aplausos, a final de cuentas era un inicio alentador y que prometía mucho.

Después vendrían los encuentros de orquestas juveniles del Pacífico que en el mes de mayo de los años 2001, 2002 y 2003, con jóvenes músicos de Jalisco, Colima, Nayarit, Sinaloa, Sonora, Baja California y Baja California Sur ofrecían un par de conciertos en el Teatro de la Ciudad, previa semana de ensayos con músicos de renombre nacional; o bien, como no recordar la Orquesta Juvenil del Noroeste, conformada por músicos de Sonora, Sinaloa y de los dos estados de la Península de Baja California que ofreció su primer concierto en La Paz a teatro lleno un mes de abril de 2004.

Recordar la gira de la Orquesta Sinfónica Infantil de México, que en agosto de 2001 se presentó con sus 200 integrantes en Guerrero Negro, en el Muelle Fiscal de La Paz y en el Teatro de la Ciudad, en lo que era su primera gira nacional y que varios de sus integrantes eran originarios de nuestra Baja California Sur.

Fue un periodo interesante para la cultura y el arte en nuestro estado, hubo un gran compromiso, y el recuerdo de aquella tesis doctoral cuyo sinodal fue Arturo Márquez todavía debe estar en el recuerdo de quienes ejecutaron el Danzón # 2y de muchos quienes estuvimos aquella noche en el Teatro de la Ciudad.

En aquellos años el discurso de quienes éramos responsables de la política cultural en Baja California Sur, era en el sentido de que con la actividad musical no queríamos formar músicos, sino buenos ciudadanos, y creo que a la vuelta del tiempo el objetivo se cumplió; se formaron buenos músicos y buenos ciudadanos.

La música ha sido una tradición en Baja California Sur desde hace muchas décadas , pianos, guitarras, agrupaciones familiares que han marcado época conforman parte de la identidad de un pueblo que por muchas circunstancias debe de reencontrar estos procesos que creo en el correr del tiempo se han ido olvidando.

El pasado 3 de mayo se cumplieron 20 años que el reconocido compositor mexicano de música de concierto Arturo Márquez Navarro (Álamos,Sonora, Diciembre de 1950) dirigió ante un abarrotado Teatro de la Ciudad de La Paz a la Orquesta Juvenil del Estado, quienes ejecutaron con singular maestría el Danzón # 2, la obra cumbre del compositor alamense.

Con aquel concierto que formó parte de las actividades culturales de las fiestas del 469 aniversario de la fundación de La Paz, la Orquesta Juvenil del Estado aprobó su tesis doctoral, puesto que el mismo Arturo Márquez me comentaría que las y los jóvenes músicos integrantes de la Orquesta tenían un gran talento y compromiso con la actividad musical, y por lo consiguiente un gran futuro en el difícil mundo de la música de concierto, y la verdad que no se equivocó, puesto que algunos de quienes participaron en aquel concierto al paso de los años abrazaron la carrera de la música, y varios se han abierto paso nacional e internacionalmente en este apasionante secto del arte y la cultura.

Cuando tuve la oportunidad como Director General del Instituto Sudcaliforniano de Cultura (2000-2004) de establecer contacto con Arturo Márquez en la ciudad de Torreón, Coahuila, en donde orquestas juveniles de todo el país, incluyendo la de Baja California Sur, le ofrecían un reconocimiento en el mes de febrero de 2004, por su trayectoria y porque un par de meses antes había arribado a los 50 años de edad.

Al hacerle la invitación para estar en nuestra entidad, me pidió venir a La Paz con una semana de antelación al concierto para realizar ensayos con las y los integrantes de la Orquesta local, y de esa manera brindar al público en su momento un buen concierto, lo que se cumplió con creces.

Efectivamente, Arturo Márquez estuvo una semana conviviendo con los jóvenes músicos sudcalifornianos y sus familias quienes años después recordaban las horas y horas de ensayos y la experiencia de haber convivido con uno de los músicos mexicanos de concierto más importantes de la segunda mitad del siglo XX, tan es así, que la crítica especializada lo considera el sucesor o continuador de la obra de Revueltas o de Moncayo, los máximos exponentes de la música de concierto en México de la primera mitad del siglo anterior.

La Orquesta Juvenil del Estado que ejecutó el Danzón # 2 aquel 3 de mayo de 2004 tuvo sus inicios como una agrupación de estudiantes de la Escuela de Música en el año 2000, bajo el liderazgo e impulso de Luis Peláez García, heredero de una tradición musical en Baja California Sur.

Esta agrupación se fue integrando por personas adultas ejecutantes de diversos instrumentos y por un nutrido grupo de jóvenes, quienes en la mayoría de los casos iniciaban en el mundo de la música y decidieron incursionar en la de concierto como base de su formación musical.

Todavía recuerdo una noche de un mes de diciembre del año 2000 en época prenavideña cuando esta Orquesta de Estudiantes de Música ofreció su primer concierto en el Jardín Velasco ante un público compuesto mayoritariamente por familiares y amigos de los músicos, quienes al primer acorde estallaban en aplausos, a final de cuentas era un inicio alentador y que prometía mucho.

Después vendrían los encuentros de orquestas juveniles del Pacífico que en el mes de mayo de los años 2001, 2002 y 2003, con jóvenes músicos de Jalisco, Colima, Nayarit, Sinaloa, Sonora, Baja California y Baja California Sur ofrecían un par de conciertos en el Teatro de la Ciudad, previa semana de ensayos con músicos de renombre nacional; o bien, como no recordar la Orquesta Juvenil del Noroeste, conformada por músicos de Sonora, Sinaloa y de los dos estados de la Península de Baja California que ofreció su primer concierto en La Paz a teatro lleno un mes de abril de 2004.

Recordar la gira de la Orquesta Sinfónica Infantil de México, que en agosto de 2001 se presentó con sus 200 integrantes en Guerrero Negro, en el Muelle Fiscal de La Paz y en el Teatro de la Ciudad, en lo que era su primera gira nacional y que varios de sus integrantes eran originarios de nuestra Baja California Sur.

Fue un periodo interesante para la cultura y el arte en nuestro estado, hubo un gran compromiso, y el recuerdo de aquella tesis doctoral cuyo sinodal fue Arturo Márquez todavía debe estar en el recuerdo de quienes ejecutaron el Danzón # 2y de muchos quienes estuvimos aquella noche en el Teatro de la Ciudad.

En aquellos años el discurso de quienes éramos responsables de la política cultural en Baja California Sur, era en el sentido de que con la actividad musical no queríamos formar músicos, sino buenos ciudadanos, y creo que a la vuelta del tiempo el objetivo se cumplió; se formaron buenos músicos y buenos ciudadanos.

La música ha sido una tradición en Baja California Sur desde hace muchas décadas , pianos, guitarras, agrupaciones familiares que han marcado época conforman parte de la identidad de un pueblo que por muchas circunstancias debe de reencontrar estos procesos que creo en el correr del tiempo se han ido olvidando.