Aquí se ha hablado sobre el medio siglo que cumple Baja California Sur como entidad federativa, lo que ha permitido a nuestra sociedad evolucionar en todos los ámbitos, dando paso a contar con una composición social y política muy diferente a la existente hace 50 años.
Una institución que en el tiempo sudcaliforniano ha evolucionado a la par de la entidad es la iglesia católica con presencia la geografía sudpeninsular.
A unos meses que dejamos de ser Territorio Federal, la entonces figura organizativa de la iglesia de Prefectura Apostólica en vigor desde 1957 pasó a ser Vicariato Apostólico en 1976, es decir un rango superior en la organización religiosa; recordando que Juan Giordani, con residencia en Tijuana, fue el Prefecto responsable durante muchos años de lo que era la Prefectura del Territorio.
A fines de los 60 e inicios de los 70, tengo presente que en dos o tres ocasiones, quienes asistíamos los sábados al catecismo en un salón anexo a Catedral con los legendarios misioneros combonianos, nos trasladaron a las instalaciones del Seminario para recibir a Monseñor Giordani, que venía a la supervisión del territorio que como Prefecto tenía bajo su responsabilidad.
La Prefectura, como figura organizativa, correspondió a una época a partir de 1957 y hasta el año de 1976, es decir, 18 años como Territorio y uno como Estado.
En marzo de 1976, el Papa Paulo VI eleva a la categoría de Vicariato Apostólico a Baja California Sur y nombra al obispo Gilberto Valbuena Sánchez (1929-2021) como el primero Obispo con residencia en el Estado, que 13 meses antes había entrado en funciones, cuando el 5 de abril de 1975 protestó Ángel César Mendoza Arámburo como primer Gobernador Constitucional.
En marzo de 1988, Juan Pablo II eleva a Baja California Sur a la categoría de Diócesis que cubre el territorio estatal y su sede es La Paz, y su primer Obispo, solamente unos meses, es el propio Valbuena Sánchez, quien entrega a finales de 1988, siendo destinado al Estado de Colima.
Como Segundo Obispo de la Diócesis arriba el 30 de marzo de 1990 el presbítero Braulio Rafael León Villegas, quien en un hecho histórico es ordenado Obispo en una multitudinaria ceremonia realizada en el Estadio Arturo C. Nahl encabezada por el entonces Nuncio Apostólico en México, Girolamo Prigione.
A los obispos Valbuena Sánchez y León Villegas les toca ejercer como representantes de la Iglesia Católica en 23 de los 24 años de la hegemonía del PRI, puesto que el Obispo Braulio Rafael León Villegas, concluye a finales de 1999 su encomienda y es enviado a Ciudad Guzmán, Jalisco.
Este periodo puede considerase una época dorada para la iglesia, pues la feligresía estaba arriba del 90 por ciento de creyentes, según el INEGI, pero con una innegable tendencia a la baja, ya que en los años 70 contaba con números cercanos al 100 de seguidores.
Todos éramos felices en aquellos tiempos, hoy algo tenemos que hacer para atraer a la gente…a los jóvenes, me comentó en alguna ocasión el obispo Braulio Rafael León Villegas un día de mayo de 1991 cuando se publicó la encíclica Centesimus Annus, y que obligaba a entrevista, la cual me concedió en su oficina de Catedral, fue un 2 o 3 de mayo de 1991, puesto que este documento emitido por Juan Pablo II se conoció el día primero.
En junio de 2001, el papa Juan Pablo II nombra a Miguel Ángel de Alba Díaz, como el Tercer Obispo de Baja California Sur, y en los primeros días del mes de agosto de aquel año, en una procesión de miles de personas, que recorre desde Catedral hasta el estadio Arturo C. Nahl por la avenida 5 de Mayo, el entonces gobernador de Oaxaca, José Murat Casab entrega simbólicamente al gobernador de Baja California Sur, Leonel Cota Montaño, al nuevo titular de la Diócesis de Baja California Sur; gobernadores, el Nuncio Apostólico y el nuevo jefe católico encabezaban la marcha, porque es pertinente recordar que el nuevo Obispo procedía del Estado de Oaxaca, por ello la presencia de Murat en La Paz.
De esta forma, el obispo Alba Díaz está cumpliendo 23 años de haber arribado al Estado, por lo que le ha tocado ser testigo de importantes cambios en la entidad.
En estos casi 50 años se han ordenado infinidad de presbíteros de origen sudcalifornianos, se elevó a Seminario Mayor el Seminario de La Paz, han fortalecido sus centros escolares, pero es innegable que como institución la Iglesia Católica no está exenta de hacer un recuento de casi medio siglo de presencia organizada en Baja California Sur.