/ jueves 19 de diciembre de 2019

California en la obra de Miguel León-Portilla*

I

En las conmemoraciones del V centenario del arribo de Hernán Cortés a la isla de Cozumel, durante este 2019, nos hallamos con la inicua afirmación de que el extremeño sólo conquistó México-Tenochtitlan, y que después de ello hizo algunas incursiones por el actual territorio de Honduras (las Hibueras), el Pacífico norte y ya.

La California Mexicana

El centralismo pernicioso de este país insiste en hacer creer que lo más sobresaliente de las proezas cortesianas tiene acabado final en la Ciudad de México. A los académicos altiplánicos les resulta inadmisible que el ilustre metellinense, odiado por la historia oficial de un nacionalismo rancio y retrógrado, sea estimado por los pobladores de la California mexicana, la primera y original California, como el personaje que abrió su tierra a la cultura, la geografía y la historia universales, y le dio nombre, significación y ubicación en la cartografía de su tiempo.

Ese mismo centralismo enfermizo ha rendido homenaje a León-Portilla de varias maneras y en diversas ocasiones, merecidas todas, pero circunscribiendo su obra al mundo azteca, con la pretensión de ignorar los muchos y consistentes lazos que lo unieron a la California prístina, aquella por cuya defensa de mexicanidad, en algún imborrable día de su niñez, fue expulsado del aula por una maestra ignorante.

II

Este foro ha sido pensado, organizado y realizado para exaltar la importancia de la obra leonportillana en su más amplio sentido californiano, que el sabio mexicano llevó a cabo mediante la promoción de instituciones como este archivo histórico, el estímulo e impulso a los estudios y los estudiosos del tema californiano, su empeño editorial en esta misma dirección, su rica obra personal pletórica de hallazgos y aportaciones, así como su presencia personal, en compañía de su esposa la doctora Ascensión Hernández,en largos recorridos de encuentro con los espacios de sobra conocidos por ellos en sus muchas lecturas sobre nuestra tierra.

Miguel León Portilla y BCS

Miguel León-Portilla hizo de la California mexicana un apreciado objeto de sus investigaciones, a la que entregó buena parte de su tiempo, estudios y afectos, y por eso los californianos lo tenemos en grande estima, con grande afecto y gratitud.

III

A finales de los años mil novecientos sesenta, el doctor Miguel León-Portilla decidió ir a Baja California Sur, y en La Paz dictó dos conferencias sobre historia californiana “que mucho interesaron a los sudcalifornianos”, como él mismo informa en su libro “La California mexicana. Ensayos acerca de su historia.

Fue entonces que, con carácter de director del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM, interrogó sobre la ubicación del archivo de la entidad; esa pregunta fue la génesis de lo que es ahora el archivo histórico al que más tarde fue impuesto el nombre del historiador Pablo L. Martínez.

El académico, su esposa y el profesor Armando Trasviña Taylor, funcionario del gobierno territorial, viajaron esa misma vez al sur y al norte de La Paz, hasta Cabo San Lucas, San Francisco Javier y Loreto. Gratamente impresionado por hallarse frente a escenarios que hasta entonces sólo conocía mediante lecturas, y de regreso a la capital sudcaliforniana, pudo platicar con Hugo Cervantes del Río, gobernante culto -que BCS los tuvo algunas veces- quien escuchó y aceptó gustosamente la propuesta de que el instituto universitario a cargo del doctor enviara a dos personas para el rescate, ubicación y organización del archivo recién descubierto.

Nace el Archivo Histórico de BCS

Las dos investigadoras comisionadas se encargaron de su instalación en una parte de la Casa de la Cultura de La Paz, y también asumieron la tarea de capacitar al personal que en adelante se ocupó de atender el nuevo repositorio, inaugurado el 9 de mayo de 1969.

Desde entonces los viajes (“entradas” les llamaba él) de don Miguel a la antigua California se hicieron continuos, así como su producción biblio-hemerográfica sobre ésta. En uno de ellos tuve oportunidad de acompañarlo a conocer detenidamente cada una de las poblaciones misionales.

En 1970 publicó en Excélsior un artículo que, reeditado localmente en un folleto, se tituló “Un nombre para el nuevo Estado: Sudcalifornia”, cuatro años antes de que ocurriese la conversión del antiguo territorio en entidad de la federación mexicana.

Otra fase de las contribuciones de León-Portilla constituyó su presencia en seis de las once Semanas de Información Histórica, que de 1981 a 1987 se efectuaron en la capital de BCS.

El interés del ilustre erudito por esta provincia le permitió luego establecer contactos con personas de los estados de Alta y Baja California, a partir de los cuales comenzó a generarse un importante movimiento que permitió, entre otros varios logros, la creación del Centro de Investigaciones Históricas de la UABC, ahora instituto, y el inicio de una labor editorial que prosigue hasta nuestros días.

Así que, como en los siglos XVI al XVIII en que la historia, la cultura y la evangelización de las Californias se trasladaron de sur a norte, desde La Paz hasta San Diego, la ruta de beneficios del preclaro académico siguió ese mismo viejo camino.

Por eso volvió el querido amigo, en mayo de 2016, a recibir el reconocimiento que desde hacía casi medio siglo le debíamos los sudcalifornianos; y lo hicieron en nuestro nombre la Universidad y el Congreso de Baja California Sur, la Antigua California.

* Introducción al Foro y exposición “California en la obra de Miguel León-Portilla”, efectuado en el AHPLM el 7 de noviembre de 2019.

I

En las conmemoraciones del V centenario del arribo de Hernán Cortés a la isla de Cozumel, durante este 2019, nos hallamos con la inicua afirmación de que el extremeño sólo conquistó México-Tenochtitlan, y que después de ello hizo algunas incursiones por el actual territorio de Honduras (las Hibueras), el Pacífico norte y ya.

La California Mexicana

El centralismo pernicioso de este país insiste en hacer creer que lo más sobresaliente de las proezas cortesianas tiene acabado final en la Ciudad de México. A los académicos altiplánicos les resulta inadmisible que el ilustre metellinense, odiado por la historia oficial de un nacionalismo rancio y retrógrado, sea estimado por los pobladores de la California mexicana, la primera y original California, como el personaje que abrió su tierra a la cultura, la geografía y la historia universales, y le dio nombre, significación y ubicación en la cartografía de su tiempo.

Ese mismo centralismo enfermizo ha rendido homenaje a León-Portilla de varias maneras y en diversas ocasiones, merecidas todas, pero circunscribiendo su obra al mundo azteca, con la pretensión de ignorar los muchos y consistentes lazos que lo unieron a la California prístina, aquella por cuya defensa de mexicanidad, en algún imborrable día de su niñez, fue expulsado del aula por una maestra ignorante.

II

Este foro ha sido pensado, organizado y realizado para exaltar la importancia de la obra leonportillana en su más amplio sentido californiano, que el sabio mexicano llevó a cabo mediante la promoción de instituciones como este archivo histórico, el estímulo e impulso a los estudios y los estudiosos del tema californiano, su empeño editorial en esta misma dirección, su rica obra personal pletórica de hallazgos y aportaciones, así como su presencia personal, en compañía de su esposa la doctora Ascensión Hernández,en largos recorridos de encuentro con los espacios de sobra conocidos por ellos en sus muchas lecturas sobre nuestra tierra.

Miguel León Portilla y BCS

Miguel León-Portilla hizo de la California mexicana un apreciado objeto de sus investigaciones, a la que entregó buena parte de su tiempo, estudios y afectos, y por eso los californianos lo tenemos en grande estima, con grande afecto y gratitud.

III

A finales de los años mil novecientos sesenta, el doctor Miguel León-Portilla decidió ir a Baja California Sur, y en La Paz dictó dos conferencias sobre historia californiana “que mucho interesaron a los sudcalifornianos”, como él mismo informa en su libro “La California mexicana. Ensayos acerca de su historia.

Fue entonces que, con carácter de director del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM, interrogó sobre la ubicación del archivo de la entidad; esa pregunta fue la génesis de lo que es ahora el archivo histórico al que más tarde fue impuesto el nombre del historiador Pablo L. Martínez.

El académico, su esposa y el profesor Armando Trasviña Taylor, funcionario del gobierno territorial, viajaron esa misma vez al sur y al norte de La Paz, hasta Cabo San Lucas, San Francisco Javier y Loreto. Gratamente impresionado por hallarse frente a escenarios que hasta entonces sólo conocía mediante lecturas, y de regreso a la capital sudcaliforniana, pudo platicar con Hugo Cervantes del Río, gobernante culto -que BCS los tuvo algunas veces- quien escuchó y aceptó gustosamente la propuesta de que el instituto universitario a cargo del doctor enviara a dos personas para el rescate, ubicación y organización del archivo recién descubierto.

Nace el Archivo Histórico de BCS

Las dos investigadoras comisionadas se encargaron de su instalación en una parte de la Casa de la Cultura de La Paz, y también asumieron la tarea de capacitar al personal que en adelante se ocupó de atender el nuevo repositorio, inaugurado el 9 de mayo de 1969.

Desde entonces los viajes (“entradas” les llamaba él) de don Miguel a la antigua California se hicieron continuos, así como su producción biblio-hemerográfica sobre ésta. En uno de ellos tuve oportunidad de acompañarlo a conocer detenidamente cada una de las poblaciones misionales.

En 1970 publicó en Excélsior un artículo que, reeditado localmente en un folleto, se tituló “Un nombre para el nuevo Estado: Sudcalifornia”, cuatro años antes de que ocurriese la conversión del antiguo territorio en entidad de la federación mexicana.

Otra fase de las contribuciones de León-Portilla constituyó su presencia en seis de las once Semanas de Información Histórica, que de 1981 a 1987 se efectuaron en la capital de BCS.

El interés del ilustre erudito por esta provincia le permitió luego establecer contactos con personas de los estados de Alta y Baja California, a partir de los cuales comenzó a generarse un importante movimiento que permitió, entre otros varios logros, la creación del Centro de Investigaciones Históricas de la UABC, ahora instituto, y el inicio de una labor editorial que prosigue hasta nuestros días.

Así que, como en los siglos XVI al XVIII en que la historia, la cultura y la evangelización de las Californias se trasladaron de sur a norte, desde La Paz hasta San Diego, la ruta de beneficios del preclaro académico siguió ese mismo viejo camino.

Por eso volvió el querido amigo, en mayo de 2016, a recibir el reconocimiento que desde hacía casi medio siglo le debíamos los sudcalifornianos; y lo hicieron en nuestro nombre la Universidad y el Congreso de Baja California Sur, la Antigua California.

* Introducción al Foro y exposición “California en la obra de Miguel León-Portilla”, efectuado en el AHPLM el 7 de noviembre de 2019.