/ lunes 29 de enero de 2024

Protejamos los mares de Baja California Sur

Por Wendy Higuera

Desde hace más de cuatro años, en nuestro estado se empezó a formar lo que hemos llamado una Ola Ribereña. Se trata de un hecho sin precedentes, ya que por primera vez pescadores artesanales, deportivos, acuacultores y prestadores de servicios de turismo náutico estamos uniendo esfuerzos para defender nuestro patrimonio marino.

Quienes habitamos el territorio sudcaliforniano inevitablemente somos gente de mar.

Nuestro pasado, presente y futuro -y el de nuestras familias- están ligados al Golfo de California o al océano Pacífico (dependiendo de qué lado vivamos).

Estos ecosistemas marinos son fuente de alimento, trabajo y diversión, pero también de compromiso.

Y no podía ser de otra manera, ya que nuestro estado posee el litoral más grande de México, con casi 2,200 kilómetros de línea costera que marcan el inicio de nuestros Dos Mares de donde proviene un alto porcentaje de los pescados y mariscos que se consumen en las mesas de todo nuestro país.

También aquí cada año miles de turistas vienen a pasar sus vacaciones en busca de nuestras playas y de la enorme riqueza natural que hay en las aguas choyeras: marlins, dorados, ballenas, orcas, lobos marinos y delfines, por mencionar algunas.

Como es de suponerse, necesitamos ecosistemas limpios, en equilibrio y con abundante vida marina.

Desafortunadamente, hoy en día (y desde hace décadas) enfrentan la enorme presión que ejerce la industria pesquera proveniente de otros estados; por ejemplo, la cantidad de productos pesqueros que un barco industrial sinaloense captura en una noche en Los Cabos es la misma que pescan las comunidades ribereñas del Golfo de Ulloa en todo un año.

Esta competencia, desleal e injusta, ha llevado a nuestras pesquerías al límite y hoy la mayoría están sobreexplotadas.

En la columna pasada también me refería a otras dos amenazas: la minería submarina y el turismo desordenado que, de no prohibirse de manera definitiva o regularse, llevarían a nuestros Dos Mares al colapso.

Entonces, ¿qué debemos hacer para enfrentar estas tres amenazas?

Aunque no hay una sola respuesta y la solución es complicada, la buena noticia es que sí hay mucho por empezar a hacer.

Nosotros, por ejemplo, estamos dando la batalla y desde hace casi cinco años hemos propuesto y promovido la designación de un instrumento legal que ponga freno a la sobrepesca industrial de otros estados, que vete definitivamente la minería submarina y que vele por una industria del turismo náutico responsable y ordenada.

Se trata de la Reserva de la Biosfera Dos Mares, con una superficie de 19.2 millones de hectáreas, de la costa y hasta 50 millas mar adentro que incluye una zona exclusiva de pesca ribereña, deportiva y de acuacultura, así como un área núcleo de no explotación.

Sabemos que es una propuesta ambiciosa, pero alcanzable y que de lograrse beneficiaría a cerca de 20,000 habitantes en nuestro estado.

Para que así suceda, requerimos el apoyo, involucramiento y aceptación de todos los sectores usuarios del mar.

Por ello, durante todo este 2024 continuaremos con el proceso de socialización, mesas de trabajo y talleres a lo largo de todo el estado (en las dos costas) para que los compañeros productores conozcan el proyecto, expresen sus dudas y preocupaciones y, quien así lo decida, se sume a lo que hemos llamado la ola ribereña.

Especialista en pesca artesanal

@Depesca AC en Facebook

depescaac@gmail.com

Por Wendy Higuera

Desde hace más de cuatro años, en nuestro estado se empezó a formar lo que hemos llamado una Ola Ribereña. Se trata de un hecho sin precedentes, ya que por primera vez pescadores artesanales, deportivos, acuacultores y prestadores de servicios de turismo náutico estamos uniendo esfuerzos para defender nuestro patrimonio marino.

Quienes habitamos el territorio sudcaliforniano inevitablemente somos gente de mar.

Nuestro pasado, presente y futuro -y el de nuestras familias- están ligados al Golfo de California o al océano Pacífico (dependiendo de qué lado vivamos).

Estos ecosistemas marinos son fuente de alimento, trabajo y diversión, pero también de compromiso.

Y no podía ser de otra manera, ya que nuestro estado posee el litoral más grande de México, con casi 2,200 kilómetros de línea costera que marcan el inicio de nuestros Dos Mares de donde proviene un alto porcentaje de los pescados y mariscos que se consumen en las mesas de todo nuestro país.

También aquí cada año miles de turistas vienen a pasar sus vacaciones en busca de nuestras playas y de la enorme riqueza natural que hay en las aguas choyeras: marlins, dorados, ballenas, orcas, lobos marinos y delfines, por mencionar algunas.

Como es de suponerse, necesitamos ecosistemas limpios, en equilibrio y con abundante vida marina.

Desafortunadamente, hoy en día (y desde hace décadas) enfrentan la enorme presión que ejerce la industria pesquera proveniente de otros estados; por ejemplo, la cantidad de productos pesqueros que un barco industrial sinaloense captura en una noche en Los Cabos es la misma que pescan las comunidades ribereñas del Golfo de Ulloa en todo un año.

Esta competencia, desleal e injusta, ha llevado a nuestras pesquerías al límite y hoy la mayoría están sobreexplotadas.

En la columna pasada también me refería a otras dos amenazas: la minería submarina y el turismo desordenado que, de no prohibirse de manera definitiva o regularse, llevarían a nuestros Dos Mares al colapso.

Entonces, ¿qué debemos hacer para enfrentar estas tres amenazas?

Aunque no hay una sola respuesta y la solución es complicada, la buena noticia es que sí hay mucho por empezar a hacer.

Nosotros, por ejemplo, estamos dando la batalla y desde hace casi cinco años hemos propuesto y promovido la designación de un instrumento legal que ponga freno a la sobrepesca industrial de otros estados, que vete definitivamente la minería submarina y que vele por una industria del turismo náutico responsable y ordenada.

Se trata de la Reserva de la Biosfera Dos Mares, con una superficie de 19.2 millones de hectáreas, de la costa y hasta 50 millas mar adentro que incluye una zona exclusiva de pesca ribereña, deportiva y de acuacultura, así como un área núcleo de no explotación.

Sabemos que es una propuesta ambiciosa, pero alcanzable y que de lograrse beneficiaría a cerca de 20,000 habitantes en nuestro estado.

Para que así suceda, requerimos el apoyo, involucramiento y aceptación de todos los sectores usuarios del mar.

Por ello, durante todo este 2024 continuaremos con el proceso de socialización, mesas de trabajo y talleres a lo largo de todo el estado (en las dos costas) para que los compañeros productores conozcan el proyecto, expresen sus dudas y preocupaciones y, quien así lo decida, se sume a lo que hemos llamado la ola ribereña.

Especialista en pesca artesanal

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depescaac@gmail.com