En diciembre del 2023, la alcaldesa de La Paz, Baja California Sur, Milena Quiroga Romero, anunció que el año 2024 sería el año de la movilidad de la ciudad.
Ese día se exhibió el modelo de los 60 autobuses o camiones Tiburón Urbano (TU) que arrancarán sus rutas el próximo mes de marzo.
Hasta el momento se desconoce cuáles serán sus trayectorias o tal vez nuevos horarios.
Sólo se sabe que el costo de pasaje será de 16 pesos, con 50% descuento en el segundo pasaje en el día y gratuito en el tercero.
Con los Tiburón se lanzarán los mecanismos de prueba de cobro con tarjeta electrónica, dejando atrás el pago directo al chofer.
Se conoce que están pensados para el viaje seguro de pasajeros en general y personas con discapacidad y mujeres embarazadas.
¿Si ese es el modelo Tiburón Ballena, haciendo alusión al “Pez más grande del mundo”, ¿cómo podríamos nombrar a los colectivos que han circulado desde siempre en la ciudad y qué seguramente lo seguirán haciendo?
Me refiero por ejemplo a los tipo school bus grandes y pequeños que cuentan con ventanas seguras para los estudiantes de Estados Unidos, pero que en el verano paceño de julio, agosto y septiembre hacen que el pesero sea un tipo de “horno”.
¿Charal Urbano ? ¿Impuntual Urbano? ¿Sardina Urbano? ¿Ceviche Urbano? podría ser sus alias.
“El 2024 se convertirá en el año de la movilidad en La Paz. Este proyecto ambicioso, enfocado en la movilidad para La Paz, será abordado de manera integral, es un proyecto completo y esencial para garantizar un entorno urbano armonioso y eficiente en beneficio de toda la comunidad”,así lo expresó la presidenta municipal.
¿Qué significa esta promesa que ya se debería de estar haciendo patente? El primer mes del 2024 ya terminó.
El modo Operación movilidad ya debería estar activado.
Los 60 camiones no vendrán a sacar a la movilidad local de entre los fierros retorcidos de las viejas formas de los grupos de transportistas organizados, que insisten, y les permiten, mantener su rutas, sus unidades y sus ochenteras formas de conducir el servicio.
Ellos son los mismos que huyen a las plataformas digitales, los mismos que no se animan a que sus camiones o peseras lleven un geolocalizador o chip para que a través de una aplicación los usuarios pudieran verificar su ruta.
Bueno, hablando claro, los ciudadanos pasajeros también hemos puesto nuestro balde de arena para que la movilidad no se mueva, no mejore.
Nunca falta el que grita “bajan” en cualquier lugar o color del semáforo o hace la parada en calles dónde para el conductor es imposible estacionarse.
He aquí la necesidad de una transformación integral.
Urge educar a todos los que participamos en la dinámica del ir y venir en automotores o caminando, con cambios de raíz, de esos que no le gustan a la mayoría.
La movilidad es tema de quienes usamos el camión o pesero, de quienes se mueven en carro, motocicleta, bicicleta, silla de ruedas y a pie (todos en algún momento somos peatones).
Aquí la palabra clave es el concepto integral. El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define integral como un adjetivo que comprende todos los elementos o aspectos de algo. Sus sinónimos serían: global, total, universal, general, completo, cabal, pleno; sus antónimos, o sea lo contrario a integral, es incompleto, parcial.
Apostar por un lado a la modernización merece un aplauso, y un “ pues se habían tardado…”, pero si por el otro carril continúan operando lo mismo, ¿cómo conseguiremos rebasar la antigua movilidad que da vuelta en “U” cuando quiere o inventa sus reglas en el camino?
Ya me vi subiendo en un Tiburón mientras en mi cabeza suena Staying ´alive, del legendario grupo Bee Gees, pero recordado el turístico recorrido de la ruta Pedregal-Camino Real o el pesero fantasma del Día de Brujas, ese que nunca se aparece porque se suspende el servicio, sin truco o trato que valga para los usuarios y usuarias.
Por: Brenda Covarrubias