Pensando en voz alta con Francisco Nahualyaoltyollotl Ayala Álvarez
Painame
Los baños de temazcal se empleaban en el México Antiguo, como la mejor manera de sudar y como un método de curación, a la luz de lo transpersonal. Se sabía que, a través de la transpiración, tanto el alma como el cuerpo separaban los males acumulados.
En esta ciudad capital, en la calle Miguel Alemán esquina Arroyo (en El Centenario), se encuentra ubicado el temazcal “Corazón de Colibrí”, que remonta la práctica heredada de la sabiduría ancestral del Anáhuac, a través de un ritual de sanación y de crecimiento espiritual.
En entrevista exclusiva para El Sudcaliforniano, el painame, Francisco Nahualyaoltyollotl Ayala Álvarez, originario de Guadalajara, Jalisco, mencionó que viene consecutivamente a esta localidad para compartir sus conocimientos.
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“Este conocimiento viene por parte de mis abuelos que son purépechas por parte de la región Tarasca, y el nombramiento que nos dan es el nombre de Painame (el que sabe algo, o el que comparte algo a su comunidad, para que se mantenga en armonía)”, precisó.
Mencionó que el temazcal tiene un origen muy milenario y de alguna forma es una medicina que ha aportado mucho a la humanidad, así como a nuestro legado, ya que para nuestras antecesores era una forma de asear y sanar el cuerpo.
El temazcal y la ceremonia de sanación
Refirió que en el temazcal hay un ritual de sanación.”Hay varios ciclos, que llevamos como parte de un legado que nosotros empezamos, que son las 18 veintenas y que cada 20 días se acudía al temazcal para curarse, asearse físicamente y tomar decisiones. Cada 20 días se trabajaba un aspecto psicológico, emocional, físico y mental, era una forma diseñada para un bien vivir”, abundó.
Indicó que el calendario indígena de nuestros ancestros fue diseñado para hacer una ofrenda cada 20 días (ayuno, reflexión, meditación), con mucho amor.
Observó que para participar en este ceremonial hay reglas que son muy importantes; como prepararse días antes de entrar al temazcal. “Casi por lo regular pedimos que desde cuatro o cinco días antes comiencen a ingerir bastante agua para hidratar el organismo, así como evitar los alimentos sólidos, que duerman bien, no se desvelen o tomen bebidas embriagantes un día antes”, explicó.
Manifestó que hay personas que temen entrar al temazcal porque piensan que va a perjudicar su salud, siendo todo lo contrario ya que pueden entrar desde recién nacidos, hasta personas con marcapasos, hipertensos, claustrofóbicos, asmáticos, etcétera.
Comentó que cuando viaja a La Paz, le toca guiar y acompañar a los asistentes. Destacando que la señora Elsa de La Paz, quien fue su aprendiz, adoptó está tradición y se le dio la enseñanza durante 13 años; para después darle un nombramiento que le permitió dirigir su temazcal, ya que esto requiere de una preparación de varios años y es una gran responsabilidad.
UNA GRAN RESPONSABILIDAD
“Nosotros como comunidad indígena debemos dejar el conocimiento en muy buenas manos; que sean conscientes y respeten nuestras tradiciones porque así como lo hacemos ahorita, se hizo y se seguirá haciendo en algún lugar”, afirmó.
Sostuvo que este conocimiento no lo encontraremos en los libros porque fue transmitido de generación en generación de forma oral, y hasta hoy en día se sigue compartiendo a los compañeros que adoptan esta tradición.
“Nuestros temazcales siempre van a tener una ubicación muy importante porque se manejan cuatro fechas dentro del año que son los solsticios y equinoccios. Vamos a entrar en el solsticio de invierno que es cuando se carga de lado norte, por eso las noches son más largas y los días más cortos”, añadió.
Para finalizar, dijo que siempre hay mucho conocimiento que aprender y compartir. “Esto es algo muy importante para nosotros y si lo empezamos a modificar o transformar empezaremos a degradar nuestra historia y a modificarla, que es algo que está ocurriendo. Es nuestra preocupación como descendientes de los indígenas, queremos que se preserve. Sí nosotros dejamos adoptar una tradición tenemos que ganarnos ese derecho, pero de preservar más no de distorsionar, que eso es algo muy importante”, concluyó.
El temazcal habla de ese lugar a donde venimos a compartir la palabra, a curar y sanar, donde también nos habla de un espacio donde venimos a sudar. Dónde se manifiestan todos los elementos de la naturaleza, como el fuego, el aire y la tierra.
