Recientemente, medios nacionales retomaron la noticia que salióen medios locales a principios de julio del año pasado, sobre eldescubrimiento de dos osamentas en la playa El Conchalito, quepertenecieron a hombres jóvenes, antiguos sudcalifornianos quevivieron en la península alrededor del año 1,100 después deCristo.
Y es que hasta ahora, se han registrado en esa área más de 50vestigios de la época prehispánica, según comunicó enentrevista investigador del Museo Regional de Antropología eHistoria, Quintín Muñoz Garayzar ; se sabe que los principaleshabitantes de la zona eran los Guaycuras.
Dicho encuentro, sucedió por azares del destino como ya hasucedido anteriormente, ya que algunos de los descubrimientos nohan requerido mayor esfuerzo que un paseo por la zona. Pueslos nativos de la Antigua California hacían sus entierrosa 50 centímetros de profundidad, por ello, muchos restosóseos han sido descubiertos por la misma marea, mientras muchosotros seguramente han sido arrastrados por las corrientes de losarroyos que desembocan al mar en esa zona durante la temporada dehuracanes.
Lee:
El doctor Ignacio Leyva Valencia, investigador del CentroInterdisciplinario de Ciencias Marinas (Cicimar), realizabaestudios de marea roja con un aparato tipo dron, cuando vioexpuesto un cráneo humano.
Tras el aviso al Centro, la exanimación por protocolo de partede los agentes de la Procuraduría y la confirmación del InstitutoNacional de Antropología e Historia (INAH), de que se trataba derestos de un entierro prehispánico, el investigador de ésteinstituto, Alfonso Rosales López y Muñoz Garayzar, realizaronentonces las excavaciones.
Al principio, se creía que uno de los restos podría pertenecera una mujer, pero después los estudios realizados en conjunto conel Instituto Politécnico Nacional (IPN), determinaron que unopartencia a un joven de 16 a 21 años deedad, con estatura de 1.60 a 1.65 metros; mientras elotro era de un hombre de 20 a 25 años, con una medida de 1.68 a1.71 metros de altura.
Durante el ritual de entierro, ambos fueron sepultados juntos,uno encima del otro, con la cara viendo hacia el frente y laspiernas dobladas hacia atrás, como los antiguos californios loacostumbraban en un segundo entierro, ya que la costumbre erahacerlo dos veces. Las cabezas se orientaban al este (hacia latierra) y los pies al oeste (hacia la bahía).
A pesar de esto, el investigador Quintín Muñoz Garayzar estimaque posiblemente murieron en la misma fecha, quizás juntos,quizás no, pero que no necesariamente eran familiares.
“El Conchalito es una zona importante para la arqueologíamexicana” expresó, ya que es un punto de referencia para conocercomo eran las antiguas civilizaciones en esta parte del mundo.
Lamenta que no haya muchos registros de las civilizacionesantiguas de la península, hechos por los misioneros ocolonizadores, ya que los aborígenes fallecieron a causa deenfermedades como la viruela y el sarampión, o por enfermedadesvenéreas.
“Antes de que se construyeran las misiones ya había empezadolos problemas con las enfermedades, los nativos acostumbraban aprestar sus mujeres a los navegantes -quizás algunos fueronpiratas-, quienes les pasaron enfermedades como gonorrea ysífilis.
Con información de Verónica Sánchez