/ lunes 15 de abril de 2024

Vuelta de primavera

Son los pueblos misioneros de Baja California Sur los que ahora han de inspirarnos, por su naturaleza espiritual y sobria

Es tiempo de recogimiento, nos lo indica esta primavera que inició antes de lo esperado.

Formada por una hermosa bahía localizada en el extremo meridional de la península de Baja California Sur, esta población pasó en pocos años de ser un desconocido y encantador pueblo pesquero, a ser uno de los destinos de playa favoritos en el mundo; además de ser una de las mecas de la pesca deportiva y el mejor destino golfístico de México.

Pero adentrarse a conocer algunos de los pueblos que aún conservan esa pureza ligada al mar, es imperdible, aunque sea solo un paseo en coche.

Vamos a dar una vuelta

Son los pueblos misioneros de Baja California Sur los que ahora han de inspirarnos, por su naturaleza espiritual y sobria.

Bien vale la pena recorrer nuestra California mexicana porque a lo largo de los siglos los primeros ranchos, las casonas comunales más antiguas se erigieron en una extremidad peninsular separada de un cuerpo, nuestra península, alejándonos desde entonces del trajín cotidiano de las ciudades, del trajín del mundo.

Ven…

Es San José de la Magdalena, de cara al golfo de California y en medio de la Sierra de Guadalupe -que impone- es una de las comarcas más respetadas y antiguas, admirable por sus ganas de sobrevivir y donde aún se practica trueque, un intercambio de mercancías. Gente valiente que se aferra a la tierra con dignidad.

Montados a caballo, los rancheros se ponen de acuerdo, como en antaño, para ofrecer queso y carne a cambio de frutas, aceitunas que por cierto no son menos gourmet que otras, son mejores.

Mulegé situado a solo una hora, es un oasis que hay que saber disfrutar en su vieja misión. Cuenta con un hermoso río, algo que lo hace diferente.

Loreto es posible descubrirlo a paso lento, caminar su malecón que si hablara nos contaría historias de gente felizmente aislada en la magia de este lugar, con imágenes que conocemos bien del mar y el desierto, pero que nunca son iguales, vamos a navegar su reserva.

San Miguel de Comondú se encuentra al paso, tierra adentro lugar utilizado desde 1714 por el padre Juan de Ugarte como estación de paso ganadero y huerta de la misión preciosa de San Javier, lo que le impulso en sus días y hasta hoy, lo sostienen sus empresarios luchones, amantes del campo, a saber que el calor sube y es muy intenso por estos lares. Su antiguo canal recoge el agua de lluvia que viene de lo alto de la sierra.

Comondú y sus pobladores aún producen y consumen dátiles exquisitos, uvas y pasas que de primera sembraron jesuitas, semillas preciadas que deberíamos poder disfrutar más los locales. San José de Comondú está esperando ser visitada con su estructura de piedra levantada con manos Jesuitas del siglo XVIII.

En el camino que nos lleva desde San Ignacio rumbo al océano Pacífico se observan antiguos caseríos y ranchos plagados de hierba, el desierto, sitios que suenan a siestas, a guitarra y reflexión. Más allá, al avanzar hacia el camino de dunas, es mentalizarse a ser un explorador en medio de salitrales gigantescos que nos conducen a campos pesqueros y de ahí a los pueblitos Misioneros y dulces.

Llegando a la Purísima, que se caracteriza por sus huertos frutales un lugar para relajarse y comer lo propio lo que la tierra da.

El Rosario cuenta con una Iglesia del siglo XIX sencilla y limpia, como sus pobladores, donde existe un panteón que se sabe es el más antiguo de la península, imperdible es el santuario de cactus, donde se pueden admirar los diversos tipos de está planta medicinal a veces y mortal otra sanadora, un reflejo del carácter de su gente.

La antigua fundición conocida como Los Juanes se encuentra en San Antonio, ubicado a escasos kilómetros, vamos a caminar su pequeño centro histórico y las ruinas de las rosas. Sea ya de paso vamos al lindo pueblito el Triunfo, con sus ofertas culturales como su Museo con una sala de té inglés para disfrutar esencias y pastelillos, es imperdible.

Vamos por la sierra que me confronta y recuerda el camino a casa, al final e inicio de la tierra, a Los Cabos, donde se levantan los pueblos de San José y San Lucas, con su propia historia de indígenas, rancheros a caballo y misión, en todas acepciones, historia matizada por el futuro que tiene que ver con la modernidad… Con el anhelado renacimiento, donde el Sol y la Luna siempre se encuentran en el cielo, durante el día conviven sutilmente, en Baja California Sur renacemos cada día, como hicimos durante el eclipse

Es tiempo de recogimiento, nos lo indica esta primavera que inició antes de lo esperado.

Formada por una hermosa bahía localizada en el extremo meridional de la península de Baja California Sur, esta población pasó en pocos años de ser un desconocido y encantador pueblo pesquero, a ser uno de los destinos de playa favoritos en el mundo; además de ser una de las mecas de la pesca deportiva y el mejor destino golfístico de México.

Pero adentrarse a conocer algunos de los pueblos que aún conservan esa pureza ligada al mar, es imperdible, aunque sea solo un paseo en coche.

Vamos a dar una vuelta

Son los pueblos misioneros de Baja California Sur los que ahora han de inspirarnos, por su naturaleza espiritual y sobria.

Bien vale la pena recorrer nuestra California mexicana porque a lo largo de los siglos los primeros ranchos, las casonas comunales más antiguas se erigieron en una extremidad peninsular separada de un cuerpo, nuestra península, alejándonos desde entonces del trajín cotidiano de las ciudades, del trajín del mundo.

Ven…

Es San José de la Magdalena, de cara al golfo de California y en medio de la Sierra de Guadalupe -que impone- es una de las comarcas más respetadas y antiguas, admirable por sus ganas de sobrevivir y donde aún se practica trueque, un intercambio de mercancías. Gente valiente que se aferra a la tierra con dignidad.

Montados a caballo, los rancheros se ponen de acuerdo, como en antaño, para ofrecer queso y carne a cambio de frutas, aceitunas que por cierto no son menos gourmet que otras, son mejores.

Mulegé situado a solo una hora, es un oasis que hay que saber disfrutar en su vieja misión. Cuenta con un hermoso río, algo que lo hace diferente.

Loreto es posible descubrirlo a paso lento, caminar su malecón que si hablara nos contaría historias de gente felizmente aislada en la magia de este lugar, con imágenes que conocemos bien del mar y el desierto, pero que nunca son iguales, vamos a navegar su reserva.

San Miguel de Comondú se encuentra al paso, tierra adentro lugar utilizado desde 1714 por el padre Juan de Ugarte como estación de paso ganadero y huerta de la misión preciosa de San Javier, lo que le impulso en sus días y hasta hoy, lo sostienen sus empresarios luchones, amantes del campo, a saber que el calor sube y es muy intenso por estos lares. Su antiguo canal recoge el agua de lluvia que viene de lo alto de la sierra.

Comondú y sus pobladores aún producen y consumen dátiles exquisitos, uvas y pasas que de primera sembraron jesuitas, semillas preciadas que deberíamos poder disfrutar más los locales. San José de Comondú está esperando ser visitada con su estructura de piedra levantada con manos Jesuitas del siglo XVIII.

En el camino que nos lleva desde San Ignacio rumbo al océano Pacífico se observan antiguos caseríos y ranchos plagados de hierba, el desierto, sitios que suenan a siestas, a guitarra y reflexión. Más allá, al avanzar hacia el camino de dunas, es mentalizarse a ser un explorador en medio de salitrales gigantescos que nos conducen a campos pesqueros y de ahí a los pueblitos Misioneros y dulces.

Llegando a la Purísima, que se caracteriza por sus huertos frutales un lugar para relajarse y comer lo propio lo que la tierra da.

El Rosario cuenta con una Iglesia del siglo XIX sencilla y limpia, como sus pobladores, donde existe un panteón que se sabe es el más antiguo de la península, imperdible es el santuario de cactus, donde se pueden admirar los diversos tipos de está planta medicinal a veces y mortal otra sanadora, un reflejo del carácter de su gente.

La antigua fundición conocida como Los Juanes se encuentra en San Antonio, ubicado a escasos kilómetros, vamos a caminar su pequeño centro histórico y las ruinas de las rosas. Sea ya de paso vamos al lindo pueblito el Triunfo, con sus ofertas culturales como su Museo con una sala de té inglés para disfrutar esencias y pastelillos, es imperdible.

Vamos por la sierra que me confronta y recuerda el camino a casa, al final e inicio de la tierra, a Los Cabos, donde se levantan los pueblos de San José y San Lucas, con su propia historia de indígenas, rancheros a caballo y misión, en todas acepciones, historia matizada por el futuro que tiene que ver con la modernidad… Con el anhelado renacimiento, donde el Sol y la Luna siempre se encuentran en el cielo, durante el día conviven sutilmente, en Baja California Sur renacemos cada día, como hicimos durante el eclipse

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