La Paz, Baja California Sur (OEM - Informex).- De ser uno de los platillos típicos de Baja California Sur, el consumo de mantarraya se ha desplomado en los últimos 20 años, de tal manera que esta pesquería es cada vez menos explotada, a pesar de que se trata de una especie de gran abundancia tanto en el litoral del Golfo de California como en el Pacífico.
En la actualidad el número de pescadores que trabaja esta especie apenas llega a un centenar, y en sitios como Laguna San Ignacio, Loreto, Santa Rosalía, San Juan de la Costa, San Evaristo e Isla San José.
Pescadores consultados por El Sudcaliforniano informaron que la mantarraya solo se consume entre las familias de más arraigo en La Paz, como parte de un platillo tradicional ya sea en estofado o como machaca y difícilmente se encuentra en la carta de algún restaurante.
Con todo y lo anterior, en los últimos meses la pesquería comienza a registrar un ligero repunte luego de que llegaran a La Paz dos restaurantes de Ciudad Obregón, en donde hay un alto consumo de este platillo, preparado como caguamanta, con una receta similar a la de la caguama.
En Tijuana, Ensenada y Mexicali también está repuntando el consumo, como un platillo especial para reuniones, y preparada en discada.
Los años de escaso aprovechamiento han contribuido a que la especie abunde y con ejemplares de gran tamaño; hace apenas unos días, pescadores de Laguna San Ignacio capturaron varios ejemplares de un tamaño nunca antes visto.
En Mulegé, el consumo de mantarraya es más alto que en el resto del estado, sobre todo entre las familias de escasos recursos, que obtienen de este alimento una fuente de proteína sana y barata, y en aquella región la que más se consume es la mantarraya conocida como arenera, con una carne más blanca y considerada como más sabrosa.
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Debido a que el consumo de manta fresca es muy bajo, la mayoría de los pescadores salan y secan la carne al sol, en un proceso que puede durar hasta una semana; Un kilo de mantarraya seca puede llegar a costar hasta 140 pesos y fresca hasta en 30 pesos dependiendo de la temporada y de la calidad del producto.
Con todo y que la pesca de rayas y tiburones es una de las más antiguas del estado, en los últimos años su captura ha sido sumamente cuestionada por grupos ambientalistas, y la CONAPESCA restringe cada vez más el uso de redes para su captura.