En su papel de máximo jerarca de la Iglesia católica en Baja California Sur, el obispo Miguel Ángel Alba Díaz, presidió en la catedral de Nuestra Señora de La Paz y con un aforo permitido del 40 por ciento de su capacidad, debido a la pandemia sanitaria por Covid-19, la tradicional misa de gallo.
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Fieles católicos se dieron cita para comenzar el Año Nuevo dando gracias a Dios, no solo de manera presencial sino aprovechando la tecnología a través de tabletas electrónicas, celulares y computadoras, ya que los contagios por Covid-19 van en aumento y el Semáforo Epidemiológico Estatal tuvo que ser retrocedido para el municipio de La Paz, Comondú y Loreto, al nivel 4, color naranja, del Sistema de Alerta Sanitaria que rige a la entidad.
Por su parte, el obispo Miguel Ángel Alba Díaz, al iniciar su mensaje recordó el nacimiento del Niño Jesús, acontecimiento que dijo, cambió la historia en un antes y un después, a su vez, manifestó que, el año 2020 fue iniciado por los feligreses con muchas ilusiones, esperanza, optimismo, alegría, en medio de fuegos artificiales y reuniones con familiares y amigos, pero que sin duda al pasar de los días se convirtió en un año indudablemente difícil, un año duro que ha traído mucho sufrimiento.
“Hemos sentido miedo, hemos sentido miedo cuando hemos escuchado que alguien cercano a nosotros ha sido contagiado por el Covid y nosotros mismos hemos sentido miedo a contagiarnos, nos hemos alegrado con los que se han recuperado, aun cuando vemos que en algunos de ellos quedaron algunas secuelas de este pequeño pero peligroso virus, nos hemos visto menguados en nuestras posibilidades económicas, muchas personas se han quedado sin empleo”, dijo Alba Díaz.
El máximo jerarca de la Diócesis de La Paz, puntualizó a sus fieles, que a pesar de las difíciles pruebas se encontraban reunidos para decirle a Dios gracias, pesar de que hay tristeza, incertidumbre, miedo, confusión al no saber que pensar de las vacunas, sin embargo, exhortó a confiar en Dios por más difíciles que sean sus pruebas, “sabemos que las cosas serán más difíciles, sí, pero a pesar de todo no tenemos otra palabra, más que decirle a Dios gracias, gracias porque estamos vivos y porque nos ha prometido la vida eterna, decirle a Dios gracias porque nos ha enviado a su hijo compartido con nosotros la aventura de la existencia humana, él nos ha hecho descubrir que no estamos solos en la barca de la vida mecida por las tormentas y los vientos, mecidas por las olas, sino que él está con nosotros”, pronunció.
Finalmente, el obispo Miguel Ángel Alba Díaz, mencionó que muchas personas se han encontrado con Dios a lo largo de esta pandemia, por lo que, a Dios no hay que reprocharle nada, sino agradecerle, “también sabemos que muchas de las desgracias que padecemos han sido responsabilidad nuestra, han sido porque no hemos sido cautelosos, porque no hemos sabido cuidarnos, ni hemos sabido cuidar a quienes nos rodean, a quienes nos aman, a quienes amamos, porque muchas veces las dificultades que atravesamos han sido responsabilidad de hombres y de mujeres que no han sabido vivir fraternalmente, que no han sabido ser solidarios, sino que en su egoísmo han pensado en sí mismos, en sus proyectos, en sus intereses, en sus cálculos, y por los pecados de todos ellos y por los nuestros propios”, finalizó.