/ lunes 18 de marzo de 2024

Trastornos alimentarios: enfermedad mental mortal y normalizada en BCS

La anorexia y bulimia son solo ejemplos de problemas alimenticios que afectan mayormente a mujeres y niñas, pero no son exclusivo de ellas

La Paz, Baja California Sur.- Juan Pablo Peña, coordinador de la Red estatal de Salud Mental y Adicciones del Instituto de Servicios de Salud de Baja California Sur, informa que en el estado existen 28 pacientes mujeres que se encuentran en tratamiento por Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA) en clínicas de la Secretaría de Salud.

Lee: Melioidosis en BCS se focaliza en dos colonias de La Paz

En 2023, se atendieron 10 casos de anorexia nerviosa, 3 de anorexia nerviosa atípica, 1 por bulimia nerviosa, 11 por aumento excesivo del apetito aunado a ingestas descontroladas de alimento (hiperfagia en otras alteraciones psicológicas), uno referente a otros trastornos de la ingesta de alimentos y 28 por trastorno de ingestión de alimentos no especificados.

Por su parte, el Boletín Epidemiológico del Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica por la Secretaría de Salud indicó que en 2022 se presentaron 50 casos en la entidad sudcaliforniana. En 2021, se registraron 28.

El coordinador estatal enfatizó que la detección y el diagnóstico implica un proceso complejo, y aun no siendo un padecimiento específicamente de género, la prevalencia de este tipo de trastornos corresponde al sexo femenino y sus edades oscilan entre los 12 y los 28 años. La construcción de la identidad de género, principalmente en la adolescencia, cumple un rol en los TCA.

“Los TCA son una problemática de salud pública multifactorial, de género, en la que las mujeres adolescentes pueden resultar ser las más vulnerables ante esta situación comúnmente normalizada en los entornos cotidianos, implica difundir y nombrar a estos padecimientos como son: una circunstancia actual grave”, así lo expresó.

Foto Alberto Cota / El Sudcaliforniano

Pablo Peña comentó que los TCA son una problemática de salud pública multifactorial, de género, en la que las mujeres adolescentes pueden resultar ser las más vulnerables ante esta situación comúnmente normalizada en los entornos cotidianos.

“Realmente, los trastornos alimentarios son enfermedades médicas graves; que se caracterizan por alteraciones tanto en nuestra conducta como en nuestras emociones y en la percepción de la persona, dependiendo del tipo de trastorno”, agregó.

La incidencia de estos padecimientos en el estado sudcaliforniano, al igual que la tendencia nacional y global, se caracteriza en edades jóvenes, lo que preocupa aún más a las autoridades sanitarias estatales, reiteró Pablo Peña.

Es preciso recordar lo tardado y costoso que resulta ser el tratamiento. Y entre algunos de los elementos que funcionan como indicadores del diagnóstico, se encuentran los estereotipos de belleza, salud y género, aunado a una presión social en relación con la apariencia física.

“La parte cultural que puede generar respecto a la parte estética, y cómo está vinculado a estas circunstancias de peso y talla, son factores que inciden e influyen; y que, en conjunto con lo biológico, pueden detonar los trastornos. Incluso, como factor de riesgo, tenemos a las personas que se dedican al modelaje, a la actuación; donde tienen que cumplir ciertos criterios físicos. Se ha encontrado que este tipo de actividades tienen relación con la problemática”, explicó Pablo Peña.

Comúnmente se distinguen a los TCA por la anorexia o la bulimia, manteniendo un estigma de que la persona presenta una complexión física delgada; sin embargo, no siempre es así. Necesitamos reconocer que la problemática va más allá del físico y conductas como el dejar de comer y pesarse en la báscula constantemente.

OTRA CARA DE LA NUTRICIÓN

Isamar Amador es licenciada en Nutrición Clínica, enfocada particularmente en el área de nutrición deportiva, en el municipio de La Paz. Durante la adolescencia afrontó un TCA, y se define a sí misma como alguien que ya superó dicha circunstancia de salud.

En su experiencia como mujer con una trayectoria con TCA, y ahora como una especialista en nutrición, comenta: "Me atrevo a decir que el 99% de los nutriólogos hemos tenido o tuvieron un TCA".

Viridiana Ponce, nutrióloga clínica con especialidad en psiconutrición, quien también labora en la capital del estado, señaló que la mayoría de las personas que acuden al nutricionista buscando una pérdida de peso, afrontan algún tipo de trastorno alimentario.

Si bien no existe un estatus socioeconómico que identifique la incidencia de pacientes con TCA como tal, Isamar Amador reiteró que el contexto social y cultural, así como las conductas de la figura materna y los comentarios en torno al cuerpo, contribuyen ante la presencia de este padecimiento.

"Aquellos comentarios sobre tu cuerpo, que a lo mejor sin intención, hace que la niña o el niño se empiece a fijar mucho en su físico. De igual manera, ha tocado que la mamá asiste a consulta y siempre trae una narrativa negativa. Siempre traía algo negativo sobre su cuerpo".

"Esto resulta peligroso, porque una gran cantidad de discursos los está escuchando, viendo y absorbiendo su hija pequeña, por ejemplo. No solo se lo está diciendo a ella, sino también a su hija; es por ello que pueden llegar a presentarse TCA desde muy pequeñas y especialmente en mujeres, por la narrativa que se escucha de la madre", puntualizó Isamar Amador.

Tales circunstancias reflejan confusiones y aparenta crearse una espiral entre el significado de “estar saludable, verme bien y estar enfermo”. Es decir; el contexto médico, aunado al entorno familiar, social y cultural, perpetúa acciones, detonantes e indicadores que cumplen un rol ante el desarrollo y prevalencia de los TCA, aunado a una mirada cosificadora del cuerpo, principalmente femenino.

“Desafortunadamente, en la vieja escuela de nutrición malamente estábamos educados a solamente generar la pérdida de peso. Ahora, ya lo podemos identificar más fácil; que vean que la o el profesional de la salud se interesa más allá de solamente las cuestiones estéticas”, mencionó Viridiana Ponce

Isamar Amador y Viridiana Ponce comentan también que la percepción corporal es un elemento importante; misma que actualmente se construye y refuerza en los contextos digitales.

"Estamos muy bombardeados por cosas que se supone son súper saludables, cuerpos que son inalcanzables. Todo lo que es publicidad, simplemente escrita, o por los reels ahora en Instagram, en TikTok. Todas las chavitas que salen por ahí bailando y obviamente sin intención, pero ahora sí que eso provoca que chicas pequeñas empiezan a buscar una estética corporal que se parezca a la de ellas", enfatizó Isamar Amador.

VIOLENCIA DE GÉNERO

La especialista continuó explicando que los TCA son normalizados porque una gran parte de las violencias de género se viven de forma cotidiana y se interiorizan. ¿Es casualidad que principalmente las mujeres afronten padecimientos de este tipo?

"Los hombres también lo padecen. Pero si de por sí no es fácil identificarlo, ahora cuando son hombres mucho menos; por este estigma que existe en la sociedad en donde principalmente las mujeres están señaladas por la estética corporal, por cómo nos vemos o como deberíamos de vernos", detalló Viridiana Ponce.

La existencia y presencia de TCA visibiliza prácticas, ideologías y significados que parten de la objetificación del cuerpo femenino; es decir, considerar el cuerpo de las mujeres como un objeto de deseo, consumo y valor, pero a su vez interiorizar lo que culturalmente se espera y aspira sobre la imagen corporal y el género.

De acuerdo con la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) representan la primera causa de muerte en la categoría de enfermedades mentales, inclusive, más que el suicidio.

El Boletín Epidemiológico del Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica por la Secretaría de Salud dio a conocer que, en lo que va del 2024, se han registrado 744 casos de TCA en México; de tal cifra, 552 corresponden al sexo femenino, y 192 al sexo masculino. El año pasado, se acumularon 4 mil 208; y en 2022, 5 mil 225.

La Secretaría de Salud puntualizó que menos de un 10% de las y los afectados acude a tratamiento, y recalcó la probabilidad de que una cuarta parte de la población adolescente, en México, esté padeciendo un TCA en la actualidad.

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Ello, a pesar de que las cifras actuales no visibilicen en su totalidad la problemática de salud pública que desde 2016 alerta a las instituciones médicas, tiempo en el que se identificó un aumento del 300% en estos padecimientos a nivel nacional, aseveró la Cámara Nacional de Diputados.

¿QUÉ ES UN TRASTORNO DE LA CONDUCTA ALIMENTARIA?

Según el DSM-V, los TCA se caracterizan por una alteración persistente en la alimentación o en el comportamiento relacionado con ello, que lleva a una alteración en el consumo o en la absorción de los alimentos y que causa un deterioro significativo de la salud física o del funcionamiento psicosocial.

La Paz, Baja California Sur.- Juan Pablo Peña, coordinador de la Red estatal de Salud Mental y Adicciones del Instituto de Servicios de Salud de Baja California Sur, informa que en el estado existen 28 pacientes mujeres que se encuentran en tratamiento por Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA) en clínicas de la Secretaría de Salud.

Lee: Melioidosis en BCS se focaliza en dos colonias de La Paz

En 2023, se atendieron 10 casos de anorexia nerviosa, 3 de anorexia nerviosa atípica, 1 por bulimia nerviosa, 11 por aumento excesivo del apetito aunado a ingestas descontroladas de alimento (hiperfagia en otras alteraciones psicológicas), uno referente a otros trastornos de la ingesta de alimentos y 28 por trastorno de ingestión de alimentos no especificados.

Por su parte, el Boletín Epidemiológico del Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica por la Secretaría de Salud indicó que en 2022 se presentaron 50 casos en la entidad sudcaliforniana. En 2021, se registraron 28.

El coordinador estatal enfatizó que la detección y el diagnóstico implica un proceso complejo, y aun no siendo un padecimiento específicamente de género, la prevalencia de este tipo de trastornos corresponde al sexo femenino y sus edades oscilan entre los 12 y los 28 años. La construcción de la identidad de género, principalmente en la adolescencia, cumple un rol en los TCA.

“Los TCA son una problemática de salud pública multifactorial, de género, en la que las mujeres adolescentes pueden resultar ser las más vulnerables ante esta situación comúnmente normalizada en los entornos cotidianos, implica difundir y nombrar a estos padecimientos como son: una circunstancia actual grave”, así lo expresó.

Foto Alberto Cota / El Sudcaliforniano

Pablo Peña comentó que los TCA son una problemática de salud pública multifactorial, de género, en la que las mujeres adolescentes pueden resultar ser las más vulnerables ante esta situación comúnmente normalizada en los entornos cotidianos.

“Realmente, los trastornos alimentarios son enfermedades médicas graves; que se caracterizan por alteraciones tanto en nuestra conducta como en nuestras emociones y en la percepción de la persona, dependiendo del tipo de trastorno”, agregó.

La incidencia de estos padecimientos en el estado sudcaliforniano, al igual que la tendencia nacional y global, se caracteriza en edades jóvenes, lo que preocupa aún más a las autoridades sanitarias estatales, reiteró Pablo Peña.

Es preciso recordar lo tardado y costoso que resulta ser el tratamiento. Y entre algunos de los elementos que funcionan como indicadores del diagnóstico, se encuentran los estereotipos de belleza, salud y género, aunado a una presión social en relación con la apariencia física.

“La parte cultural que puede generar respecto a la parte estética, y cómo está vinculado a estas circunstancias de peso y talla, son factores que inciden e influyen; y que, en conjunto con lo biológico, pueden detonar los trastornos. Incluso, como factor de riesgo, tenemos a las personas que se dedican al modelaje, a la actuación; donde tienen que cumplir ciertos criterios físicos. Se ha encontrado que este tipo de actividades tienen relación con la problemática”, explicó Pablo Peña.

Comúnmente se distinguen a los TCA por la anorexia o la bulimia, manteniendo un estigma de que la persona presenta una complexión física delgada; sin embargo, no siempre es así. Necesitamos reconocer que la problemática va más allá del físico y conductas como el dejar de comer y pesarse en la báscula constantemente.

OTRA CARA DE LA NUTRICIÓN

Isamar Amador es licenciada en Nutrición Clínica, enfocada particularmente en el área de nutrición deportiva, en el municipio de La Paz. Durante la adolescencia afrontó un TCA, y se define a sí misma como alguien que ya superó dicha circunstancia de salud.

En su experiencia como mujer con una trayectoria con TCA, y ahora como una especialista en nutrición, comenta: "Me atrevo a decir que el 99% de los nutriólogos hemos tenido o tuvieron un TCA".

Viridiana Ponce, nutrióloga clínica con especialidad en psiconutrición, quien también labora en la capital del estado, señaló que la mayoría de las personas que acuden al nutricionista buscando una pérdida de peso, afrontan algún tipo de trastorno alimentario.

Si bien no existe un estatus socioeconómico que identifique la incidencia de pacientes con TCA como tal, Isamar Amador reiteró que el contexto social y cultural, así como las conductas de la figura materna y los comentarios en torno al cuerpo, contribuyen ante la presencia de este padecimiento.

"Aquellos comentarios sobre tu cuerpo, que a lo mejor sin intención, hace que la niña o el niño se empiece a fijar mucho en su físico. De igual manera, ha tocado que la mamá asiste a consulta y siempre trae una narrativa negativa. Siempre traía algo negativo sobre su cuerpo".

"Esto resulta peligroso, porque una gran cantidad de discursos los está escuchando, viendo y absorbiendo su hija pequeña, por ejemplo. No solo se lo está diciendo a ella, sino también a su hija; es por ello que pueden llegar a presentarse TCA desde muy pequeñas y especialmente en mujeres, por la narrativa que se escucha de la madre", puntualizó Isamar Amador.

Tales circunstancias reflejan confusiones y aparenta crearse una espiral entre el significado de “estar saludable, verme bien y estar enfermo”. Es decir; el contexto médico, aunado al entorno familiar, social y cultural, perpetúa acciones, detonantes e indicadores que cumplen un rol ante el desarrollo y prevalencia de los TCA, aunado a una mirada cosificadora del cuerpo, principalmente femenino.

“Desafortunadamente, en la vieja escuela de nutrición malamente estábamos educados a solamente generar la pérdida de peso. Ahora, ya lo podemos identificar más fácil; que vean que la o el profesional de la salud se interesa más allá de solamente las cuestiones estéticas”, mencionó Viridiana Ponce

Isamar Amador y Viridiana Ponce comentan también que la percepción corporal es un elemento importante; misma que actualmente se construye y refuerza en los contextos digitales.

"Estamos muy bombardeados por cosas que se supone son súper saludables, cuerpos que son inalcanzables. Todo lo que es publicidad, simplemente escrita, o por los reels ahora en Instagram, en TikTok. Todas las chavitas que salen por ahí bailando y obviamente sin intención, pero ahora sí que eso provoca que chicas pequeñas empiezan a buscar una estética corporal que se parezca a la de ellas", enfatizó Isamar Amador.

VIOLENCIA DE GÉNERO

La especialista continuó explicando que los TCA son normalizados porque una gran parte de las violencias de género se viven de forma cotidiana y se interiorizan. ¿Es casualidad que principalmente las mujeres afronten padecimientos de este tipo?

"Los hombres también lo padecen. Pero si de por sí no es fácil identificarlo, ahora cuando son hombres mucho menos; por este estigma que existe en la sociedad en donde principalmente las mujeres están señaladas por la estética corporal, por cómo nos vemos o como deberíamos de vernos", detalló Viridiana Ponce.

La existencia y presencia de TCA visibiliza prácticas, ideologías y significados que parten de la objetificación del cuerpo femenino; es decir, considerar el cuerpo de las mujeres como un objeto de deseo, consumo y valor, pero a su vez interiorizar lo que culturalmente se espera y aspira sobre la imagen corporal y el género.

De acuerdo con la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) representan la primera causa de muerte en la categoría de enfermedades mentales, inclusive, más que el suicidio.

El Boletín Epidemiológico del Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica por la Secretaría de Salud dio a conocer que, en lo que va del 2024, se han registrado 744 casos de TCA en México; de tal cifra, 552 corresponden al sexo femenino, y 192 al sexo masculino. El año pasado, se acumularon 4 mil 208; y en 2022, 5 mil 225.

La Secretaría de Salud puntualizó que menos de un 10% de las y los afectados acude a tratamiento, y recalcó la probabilidad de que una cuarta parte de la población adolescente, en México, esté padeciendo un TCA en la actualidad.

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Ello, a pesar de que las cifras actuales no visibilicen en su totalidad la problemática de salud pública que desde 2016 alerta a las instituciones médicas, tiempo en el que se identificó un aumento del 300% en estos padecimientos a nivel nacional, aseveró la Cámara Nacional de Diputados.

¿QUÉ ES UN TRASTORNO DE LA CONDUCTA ALIMENTARIA?

Según el DSM-V, los TCA se caracterizan por una alteración persistente en la alimentación o en el comportamiento relacionado con ello, que lleva a una alteración en el consumo o en la absorción de los alimentos y que causa un deterioro significativo de la salud física o del funcionamiento psicosocial.

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