/ sábado 23 de noviembre de 2019

Taormina, Sicilia

Se extiende por el monte llamado Tauro a 210 metros de altitud justo enfrente del volcán Etna

La comuna de Taormina se encuentra en la región de Messina en Italia.

Cuenta la leyenda que en sus inicios esta población fue destruida por no rendir tributo a su Dios: Poseidón, que se transformó en Neptuno.

Un arco de piedra es la puerta de entrada a su fortaleza creada por los griegos en el siglo 700 a.C y a la caída del imperio Romano, fue capital de la Sicilia Bizantina hasta 906, cuando la ocuparon los árabes, quienes la destruyeron.

Eso nos recuerda su espíritu.

Ubicada en la isla de Sicilia, Taormina se extiende por el monte llamado Tauro a 210 metros de altitud justo enfrente del volcán Etna.

El amanecer es muy silencioso…

Luego, los murmullos de los turistas que van llegando demuestran a quienes habitan esta localidad, que quienes le dan sustento son ellos, los protagonistas todo el día.

Sobre la carretera estrecha que es una ventana, los acantilados sobre el mar se observan.

Los miradores están dispuestos, seguros y limpios, para poder detenerse para hacerse la foto, disfrutar el momento, que luego será el bello recuerdo.

Este pueblo se encuentra enclavado en la cordillera de los montes peloritanos a descubrir…

Las amplias casonas que están fuera del pueblo original están montadas sobre las montañas, una máster class de arquitectura bien lograda que no nos vendría mal.

Las casas antiguas fueron labradas en cantera, algunas con azulejos que portan imágenes religiosas y coloridas, casi infantiles por puras.

Sitio amurallado con su plaza grande, sus muros de colores tierra proyectan su pasado accidentado, que logró sobrevivir, a los embates de cada siglo. Evolucionado.

La calle principal lleva directo al Teatro Romano, del siglo III a.C, este es un tesoro arqueológico de Italia, que atrae a miles de turistas cada año.

Coloso desde donde se ve lo alto y al fondo el volcán, y espectaculares vistas al mar, donde es posible preguntarse ¿cómo pudo el hombre construir a esta altitud esta obra inmensa?

Solo el cielo puede darnos esa respuesta.

Andando las ruinas permite dar un paseo espacial sobre el mar que rodea la población.

En Taormina la vida es sencilla. Como sus construcciones, que son elegantes y dejan ver el paso del tiempo sin esconder su edad. Esta es su identidad.

Observar la verde vegetación, como nopales y buganvilias que abundan, me refresca, y me recuerdan mi hogar.

La iglesia local recibe sobre un paseo entre columnas, y es un templo Marista levantado en cantera blanca y lisa. Pareciera que sus vigas de madera sin mayores artilugios sostienen la construcción.

Las escalinatas se distribuyen estratégicamente entre sus calles centrales, como un laberinto que te lleva -si te arriesgas- a lugares más amigables de gente local que disfruta de su abundante oferta de comida.

Alrededor veo portones decorados en colores o pintados a mano de flores, y son una apuesta artística muy original que resalta entre la sobriedad de sus muros de piedra, parecidos al rancho de mis abuelos.

Las terrazas lucen árboles y plantas en macetones de barro, con enredaderas que logran bajar hasta las callejuelas por donde desfila el turismo, haciendo sus compras de postales, dulces, sombreros y platos con soles diversos y coloridos.

Sus cerámicas tienen tonos azules mezclados, y hacen honor a la mujer italiana.

Las motos son el transporte ideal para sus callejuelas angostas, y nos guían al Mama Rossa a probar la pizza a base de mariscos de temporada, prueben y ya me dirán.

Los títeres guerreros con espadas son una artesanía muy original de Taormina, llevan su escudo y espada, siempre listos para atacar. Jugando.

Algunos vestigios medievales en sus ventanas y arabescos nos recuerdan al pasar su historia entre la guerra y la paz.

Las boutiques pequeñas de ropa aún son tradición, y dan empleo a italianos con vocación.

La pesca del día está a la vista en los restaurantes y terrazas, eliges los ingredientes y ya está.

Algunas de sus calles adornadas con flores están situadas como tendederos, una belleza artesanal.

Resaltan sus decoraciones las frutas y las flores por toda la localidad, los cítricos son una delicia única en Sicilia.

Edificios enclavados en cuchillas son un atractivo para los arquitectos más osados.

Las galerías de arte abren al atardecer y cuentan entre sus extravagancias, con tiendas de antigüedades muy bien dotadas. dulcerías ofrecen vino de almendra y diferentes especias, las mermeladas son toda una ciencia. Pura Vida en Taormina!

La comuna de Taormina se encuentra en la región de Messina en Italia.

Cuenta la leyenda que en sus inicios esta población fue destruida por no rendir tributo a su Dios: Poseidón, que se transformó en Neptuno.

Un arco de piedra es la puerta de entrada a su fortaleza creada por los griegos en el siglo 700 a.C y a la caída del imperio Romano, fue capital de la Sicilia Bizantina hasta 906, cuando la ocuparon los árabes, quienes la destruyeron.

Eso nos recuerda su espíritu.

Ubicada en la isla de Sicilia, Taormina se extiende por el monte llamado Tauro a 210 metros de altitud justo enfrente del volcán Etna.

El amanecer es muy silencioso…

Luego, los murmullos de los turistas que van llegando demuestran a quienes habitan esta localidad, que quienes le dan sustento son ellos, los protagonistas todo el día.

Sobre la carretera estrecha que es una ventana, los acantilados sobre el mar se observan.

Los miradores están dispuestos, seguros y limpios, para poder detenerse para hacerse la foto, disfrutar el momento, que luego será el bello recuerdo.

Este pueblo se encuentra enclavado en la cordillera de los montes peloritanos a descubrir…

Las amplias casonas que están fuera del pueblo original están montadas sobre las montañas, una máster class de arquitectura bien lograda que no nos vendría mal.

Las casas antiguas fueron labradas en cantera, algunas con azulejos que portan imágenes religiosas y coloridas, casi infantiles por puras.

Sitio amurallado con su plaza grande, sus muros de colores tierra proyectan su pasado accidentado, que logró sobrevivir, a los embates de cada siglo. Evolucionado.

La calle principal lleva directo al Teatro Romano, del siglo III a.C, este es un tesoro arqueológico de Italia, que atrae a miles de turistas cada año.

Coloso desde donde se ve lo alto y al fondo el volcán, y espectaculares vistas al mar, donde es posible preguntarse ¿cómo pudo el hombre construir a esta altitud esta obra inmensa?

Solo el cielo puede darnos esa respuesta.

Andando las ruinas permite dar un paseo espacial sobre el mar que rodea la población.

En Taormina la vida es sencilla. Como sus construcciones, que son elegantes y dejan ver el paso del tiempo sin esconder su edad. Esta es su identidad.

Observar la verde vegetación, como nopales y buganvilias que abundan, me refresca, y me recuerdan mi hogar.

La iglesia local recibe sobre un paseo entre columnas, y es un templo Marista levantado en cantera blanca y lisa. Pareciera que sus vigas de madera sin mayores artilugios sostienen la construcción.

Las escalinatas se distribuyen estratégicamente entre sus calles centrales, como un laberinto que te lleva -si te arriesgas- a lugares más amigables de gente local que disfruta de su abundante oferta de comida.

Alrededor veo portones decorados en colores o pintados a mano de flores, y son una apuesta artística muy original que resalta entre la sobriedad de sus muros de piedra, parecidos al rancho de mis abuelos.

Las terrazas lucen árboles y plantas en macetones de barro, con enredaderas que logran bajar hasta las callejuelas por donde desfila el turismo, haciendo sus compras de postales, dulces, sombreros y platos con soles diversos y coloridos.

Sus cerámicas tienen tonos azules mezclados, y hacen honor a la mujer italiana.

Las motos son el transporte ideal para sus callejuelas angostas, y nos guían al Mama Rossa a probar la pizza a base de mariscos de temporada, prueben y ya me dirán.

Los títeres guerreros con espadas son una artesanía muy original de Taormina, llevan su escudo y espada, siempre listos para atacar. Jugando.

Algunos vestigios medievales en sus ventanas y arabescos nos recuerdan al pasar su historia entre la guerra y la paz.

Las boutiques pequeñas de ropa aún son tradición, y dan empleo a italianos con vocación.

La pesca del día está a la vista en los restaurantes y terrazas, eliges los ingredientes y ya está.

Algunas de sus calles adornadas con flores están situadas como tendederos, una belleza artesanal.

Resaltan sus decoraciones las frutas y las flores por toda la localidad, los cítricos son una delicia única en Sicilia.

Edificios enclavados en cuchillas son un atractivo para los arquitectos más osados.

Las galerías de arte abren al atardecer y cuentan entre sus extravagancias, con tiendas de antigüedades muy bien dotadas. dulcerías ofrecen vino de almendra y diferentes especias, las mermeladas son toda una ciencia. Pura Vida en Taormina!

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