La Paz, Baja California Sur (OEM-Informex).- En la década de los años 90 comenzaron a surgir un sinfín de historias sobre el famoso callejón que está ubicado por la calle Álvaro Obregón y Belisario Domínguez, mismo que fue nombrado décadas atrás como el Callejón Constitución.
De ese lugar se decía que salía un ser maligno a altas horas de la madrugada, otros sostenían que asaltaban y los más intrépidos hacían hincapié que era el lugar idóneo para sostener relaciones sexuales, pues muy rara vez llegaba a pasar la policía por el lugar.
Con el tiempo muchas personas comenzaron a llamarlo de diferentes nombres por ejemplo estaba el del Callejón del Cocol (porque salía el diablo), el Callejón Solitario (siempre estaba solo), el Callejón del Beso (los adolescentes aprovechaban para darse sus primeros besos), el Callejón del Killiki ( a unos metros se vendían las cervezas mas heladas), y si olvidar que también lo llamaron el Callejón del Miado, pues cada año que se llevaba a cabo el famoso Carnaval de La Paz, el sitio era todo un mar.
Cabe recalcar que las únicas veces en que el famoso callejón se veía concurrido era porque eran noches de carnaval, pues a un costado de él, había un lote donde siempre se ponían los juegos mecánicos que le daban vida a lo que fueron los años de gloria de dichos carnavales paceños.
HAY MUCHO MISTICISMO A SU ALREDEDOR
El sitio siempre ha mantenido cierto misticismo, pues hasta la fecha muy pocas personas pasan por el lugar, pero a su vez se ha vuelto emblemático pues muchos artistas que llegan de otros países del mundo quedan enamorados pues conecta con el Malecón Costero del famoso Puerto de Ilusión.
Ante ello a través del tiempo se han hecho infinidad de pinturas, que el tiempo borro, pero la memoria colectiva no lo ha podido olvidar, pues también lo llaman mi Viejo Barrio.
Hoy en día si alguna calle de la ciudad capital está muy solitaria, las personas optan por no salir o tomar un atajo, pero décadas atrás era todo un terror, pues se contaba que se podían ver fantasmas al caer la madrugada
Por su parte las familias que viven por el callejón Constitución siempre han tenido que lidiar con lo que se dice, pero muchos sostienen que si volvieran a elegir donde vivir sería ahí mismo, pues el callejón no tiene nada de otro mundo.
Los relatos macabros e historias que se regaron como pólvora por años, también son parte de los años de juventud de muchos y muchas sudcalifornianas que jugaban y que asustaban a otras personas y hoy en día les llaman relajos de jóvenes.
CALLES VACÍAS
El Callejón Constitución seguirá asombrando por décadas y décadas, puesto que entre más te vas adentrando, mas se puede observar el bello paisaje que nos regala el cielo sudcaliforniano y que a su vez es como si fuera u pasaje que el tiempo se niega a borrar.
"Si tuviera que volver a elegir vivir en el Callejón Constitución, lo haría porque no hay nada que temer"
VECINO
Hoy en día, si alguna calle de la ciudad capital está muy solitaria, las personas optan por no salir o tomar otro atajo o en su defecto sacan el celular, pero décadas atrás era todo un terror, pues se contaba que se podían ver fantasmas al caer la madrugada, todo ello después de haber sucedido la catástrofe del Ciclón Liza.
En aquellos años muchas de las calles no tenían alumbrado público ni pavimentación, pero aun así los niños, niñas y jóvenes salían a jugar y a contar cientos de historias que escuchaban de sus abuelos o de sus padres, pero nunca llegaron a pensar que algunas de ellas se volverían una realidad ante sus ojos.
En la época de lluvia todo era risa y diversión, tanto así que muchos niños y niñas salían corriendo de sus casas a las calles sin importar que la noche estuviese cayendo y es cuando las apariciones de otros niños que habían fallecido en el fenómeno natural del 76 se comenzaron a hacer más habituales.
SUCESOS EXTRAÑOS
Ante eso sucesos muchas de las calles comenzaron a quedar vacías al caer la noche, pues los niños y niñas comenzaron a decirles a sus padres que vean a personas que se desaparecían de la nada.
Los adultos por su parte no eran ajenos a las apariciones, pero no las tomaban mucho en cuenta ya que llegaron a pensar que se trataba de una manera de asustarlos o de tenerlos en casa para que no salieran.
Muchos de los estudiantes de la época de igual manera relataban entre ellos lo que vivían en su día a día, sobre todo los de horario vespertino, por ello decidían irse en bola para acompañarse y sentir menos miedo.
Algunas amas de casa aprovechaban al ir a las iglesias para tomar agua bendita y rosearlas por todas las calles, para que las almas tuvieran la paz necesaria y descansaran.
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Con el paso de los años la ciudad fue creciendo y las historias se fueron minimizando, pues hubo más alumbrado público, pero eso sí atrás de muchos hogares sudcalifornianos tenían de patio el monte, donde al caer la noche podían se podían ver sombras de cuerpos que pasaban por la obscuridad.
Hoy en día, muchos automovilistas, ciclistas y motociclistas sostienen que al caer la madrugada han visto situaciones que los llegan a poner un poco nerviosos, pues consideran que estos hechos sobrenaturales son muy comunes en calles, aceras y carreteras, pues muchas personas han fallecido instantáneamente y su alma no está preparada para irse a descansar.
Otros por su parte sostienen que son inventos, pues hasta la fecha no han logrado ver nada de lo que aseguran sus abuelos o padres. Verdad o mentira pero los relatos de las calles vacías al hacer la noche siguen teniendo al borde del miedo a muchas personas.
