La Paz, Baja California Sur.- Es conocido que los manglares son un hábitat de importancia para el reclutamiento y crianza de peces. El primero de ellos es cuando las larvas llegan a los manglares y sufren una metamorfosis, cambiando a una forma juvenil; mientras que la crianza es todo el proceso de crecimiento hasta tener el tamaño y madurez para unirse a las poblaciones de adultos reproductores.
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Esto se debe a que son hábitats con un ambiente estable en cuanto a temperatura, viento y corrientes, además de que otorgan el alimento necesario para el desarrollo de los peces, así como refugio para protección de depredadores como las aves y especies marinas de mayor tamaño.
Particularmente, los manglares de Balandra se han revelado como una joya de la biodiversidad en la bahía de La Paz, siendo de gran importancia para el reclutamiento y crianza de peces, específicamente para cuatro especies de pargos de la Familia Lutjanidae.
De acuerdo con Fernando Duarte Ramos, estudiante del posgrado en Ciencias Marinas y Costeras de la Universidad Autónoma de Baja California Sur, consisten en el pargo amarillo (Lutjanus argentiventris), el conocido como pargo perro (Lutjanus novemfasciatus), el coconaco (Hoplopagrus guentherii) y el pargo de manglar (Lutjanus aratus).
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El joven universitario señala que estas cuatro especies se reproducen en los primeros meses cálidos, es decir entre junio y agosto, cuando los huevos y larvas pelágicas se asientan en los manglares alrededor de 28 días de la reproducción.
Esto indica que el reclutamiento se da entre los meses de agosto, septiembre y octubre, pudiéndose observar peces de hasta un centímetro, periodo en el que también se va dando el proceso de crianza, aumentando sus tallas.
Fernando Duarte explica que conforme pasa el tiempo, van migrando a hábitats someros y aledaños a los manglares, como son el canto rodado, arrecifes de roca y arrecifes con coral, para que al finalizar su primer año de vida puedan integrarse a las poblaciones de adultos.
En cuanto a la abundancia, el joven investigador detalla que el pargo amarillo es el más recurrente, con alrededor del 60% en contraste con las otras especies. De igual forma, es el más relevante en la parte adulta y el de mayor aprovechamiento pesquero.
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El pargo perro es el segundo con un 20% y el que alcanza las tallas más grandes. Sin embargo, no es común verlo por el impacto de la pesca. Finalmente están el coconaco y el pargo de manglar con un 10%.
Así, Duarte Ramos destaca que el manglar de Balandra, el cual forma parte del Área de Protección de Flora y Fauna de Balandra, por lo que está restringido y tiene reglas específicas, es de vital importancia y funciona como una especie de guardería para los pargos, resguardándolos hasta su fase adulta.
Y, junto con una pesquería responsable de los adultos, se puede tener un ciclo completo en el desarrollo de estos peces y así tener un desarrollo sustentable en la pesquería, manteniendo la parte ecológica, económica y social, subraya el universitario.