/ lunes 25 de marzo de 2024

Tandariola | El pre-fijo

Se antepone a una palabra. Del latín praefixus, part. de praefigĕre 'colocar delante' (rae.es). Indagar en temas propios de la gramática, tan profunda y poco útil para aspectos cotidianos de la lengua y continuamente en transformación, es lejana a la intención de esta entrega, solo es, a manera de apertura, para aportar la procedencia del término, prefijo, para dar pie a lo que me propongo exponer dado el uso continuo de palabras que se tornan novedosas para nuestro castellano vivo.

Es una obviedad mencionar que hay ejercicios de la mente que nos llevan a procesos que reducen esfuerzos o solucionan de manera más rápida la explicación de un contexto, de ahí el uso de prefijos. En la coyuntura actual, una de las más socorridas en medios de comunicación y redes sociales, sin lugar a dudas, es el prefijo “narco”.

El anteponer estas cinco letras no es novedad, desde el siglo pasado circulaban y se internaron entre la población las palabras como narcocorrido, narcomanta o narcotúnel, asegurando con ello el vínculo inequívoco con el crimen organizado, con algún cártel, no el de cuello blanco, no el inmobiliario, sino el relacionado al narcotráfico, que por reduccionismo, se menciona como narco.

Sobre la palestra el tema porque narco parece que lo está abarcando todo. Tiene una amplia cobertura territorial, tiene áreas de inteligencia y altas finanzas, industria genética, logística de distribución, altruismo y otras tantas atribuciones que con el paso del tiempo la consolidan. No es fortuito entonces el uso de narcoestado como un ente definido, aunque como dicta la antigua metáfora india es “el elefante blanco en la habitación”.

Atrayendo el prefijo a nuestros días, la variedad de usos avanza en la vox pópuli, en el encabezado periodístico, en las redes sociales, en la jerga política, en el entretenimiento (la narcoserie). Abarcar lo que falte tal vez, como lo que es, una continua expansión.

Y si es muy eficaz que un vocablo pueda resumir todo un trasfondo y una coyuntura. Aceptar una narcodespensa, por ejemplo. En diversos momentos se sabe de las acciones de los carteles de la droga que aportan apoyos a las comunidades de sus territorios. Como lo acontecido en Sinaloa después del paso del huracán Norma (El Financiero. 7/11/2023). ¿Cómo despreciar insumos regalados en momentos tan tremendos?

Podría ser una moda el alterar las palabras, acercando una acción o un producto con una organización que funciona y fructifica fuera de la ley. El quid es que al diversificarse, se vincula a más segmentos sociales, más allá del narcomenudeo, con una estela violenta.

Vivimos tiempos tan extraordinarios, además del momento de crisis medioambiental, del borde cercano del agua potable. de la corrupción tan profunda en las instituciones, el narco avanza sin miedo al éxito. Avanza con una bolsa de trabajo con posiciones muy atractivas.

Avanza hasta en las palabras que salen de nuestra boca. Si bien promover el lenguaje incluyente ha sido muy retador integrarlo para transformar el status quo tan desigual, el uso del narcoprefijo suele ser aceptado e integrado al léxico, aunque apeste a maldad. El prefijar narco es una garantía de entendimiento del mensaje de quien lo emite para quien lo recibe. Mucho me gustaría que no llegara a ser fijo.

¡Eytale!

Hay otras palabras de un amplio uso, como la proverbial “cinco letras”, que se transforma de verbo a adjetivo, de indicativo hasta pronombre, etc. y es, a mi parecer, la palabra más dinámica y resistente, que como las cucarachas, va a sobrevivir a las hecatombes. Además de lo polisémica, es decir, tiene pluralidad de significados, se le conoce con abreviatura, ALV. Un fenómeno fascinante de los giros del castellano mexicano observado por los académicos de la RAE (El País. 4/12/2020).

Comunicóloga, fotógrafa y sibarita. Premio estatal de periodismo 2022 en la categoría de artículo de fondo.

iliana.peralta@gmail.com. En Twitter @LA_PERALTA

Se antepone a una palabra. Del latín praefixus, part. de praefigĕre 'colocar delante' (rae.es). Indagar en temas propios de la gramática, tan profunda y poco útil para aspectos cotidianos de la lengua y continuamente en transformación, es lejana a la intención de esta entrega, solo es, a manera de apertura, para aportar la procedencia del término, prefijo, para dar pie a lo que me propongo exponer dado el uso continuo de palabras que se tornan novedosas para nuestro castellano vivo.

Es una obviedad mencionar que hay ejercicios de la mente que nos llevan a procesos que reducen esfuerzos o solucionan de manera más rápida la explicación de un contexto, de ahí el uso de prefijos. En la coyuntura actual, una de las más socorridas en medios de comunicación y redes sociales, sin lugar a dudas, es el prefijo “narco”.

El anteponer estas cinco letras no es novedad, desde el siglo pasado circulaban y se internaron entre la población las palabras como narcocorrido, narcomanta o narcotúnel, asegurando con ello el vínculo inequívoco con el crimen organizado, con algún cártel, no el de cuello blanco, no el inmobiliario, sino el relacionado al narcotráfico, que por reduccionismo, se menciona como narco.

Sobre la palestra el tema porque narco parece que lo está abarcando todo. Tiene una amplia cobertura territorial, tiene áreas de inteligencia y altas finanzas, industria genética, logística de distribución, altruismo y otras tantas atribuciones que con el paso del tiempo la consolidan. No es fortuito entonces el uso de narcoestado como un ente definido, aunque como dicta la antigua metáfora india es “el elefante blanco en la habitación”.

Atrayendo el prefijo a nuestros días, la variedad de usos avanza en la vox pópuli, en el encabezado periodístico, en las redes sociales, en la jerga política, en el entretenimiento (la narcoserie). Abarcar lo que falte tal vez, como lo que es, una continua expansión.

Y si es muy eficaz que un vocablo pueda resumir todo un trasfondo y una coyuntura. Aceptar una narcodespensa, por ejemplo. En diversos momentos se sabe de las acciones de los carteles de la droga que aportan apoyos a las comunidades de sus territorios. Como lo acontecido en Sinaloa después del paso del huracán Norma (El Financiero. 7/11/2023). ¿Cómo despreciar insumos regalados en momentos tan tremendos?

Podría ser una moda el alterar las palabras, acercando una acción o un producto con una organización que funciona y fructifica fuera de la ley. El quid es que al diversificarse, se vincula a más segmentos sociales, más allá del narcomenudeo, con una estela violenta.

Vivimos tiempos tan extraordinarios, además del momento de crisis medioambiental, del borde cercano del agua potable. de la corrupción tan profunda en las instituciones, el narco avanza sin miedo al éxito. Avanza con una bolsa de trabajo con posiciones muy atractivas.

Avanza hasta en las palabras que salen de nuestra boca. Si bien promover el lenguaje incluyente ha sido muy retador integrarlo para transformar el status quo tan desigual, el uso del narcoprefijo suele ser aceptado e integrado al léxico, aunque apeste a maldad. El prefijar narco es una garantía de entendimiento del mensaje de quien lo emite para quien lo recibe. Mucho me gustaría que no llegara a ser fijo.

¡Eytale!

Hay otras palabras de un amplio uso, como la proverbial “cinco letras”, que se transforma de verbo a adjetivo, de indicativo hasta pronombre, etc. y es, a mi parecer, la palabra más dinámica y resistente, que como las cucarachas, va a sobrevivir a las hecatombes. Además de lo polisémica, es decir, tiene pluralidad de significados, se le conoce con abreviatura, ALV. Un fenómeno fascinante de los giros del castellano mexicano observado por los académicos de la RAE (El País. 4/12/2020).

Comunicóloga, fotógrafa y sibarita. Premio estatal de periodismo 2022 en la categoría de artículo de fondo.

iliana.peralta@gmail.com. En Twitter @LA_PERALTA

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