Cuenta cuentos, con Fernanda Tapia

Papalote Museo del niño trasmitió por Facebook el cuento de las narices

  · martes 26 de mayo de 2020

La moraleja de las narices es aceptarse como son. Foto: Cortesía | El Heraldo de Chihuahua

La Paz, Baja California Sur (OEM-Informex).- Esta ocasión el tema fue sobre las narices. “La inolvidable noche de las narices nuevas, en Wazunbajotlan abajo cada quien se levantaba de la cama hasta la hora que quisiera, los despertadores eran vistos como enemigos públicos, antes de ir a dormir las personas tenían por costumbre hacerse cosquillas unas a otras, se reía mucho se sufría poquito, los relojes y el exceso de trabajo eran mal vistos, a los niños les gustaba dibujar historietas, a los adultos les gustaba trepar árboles para ver el atardecer”.

Tenían mucho tiempo libre, los habitantes construyeron un museo del niño, Papalote, era muy grande, ocupaba casi la mitad de la ciudad. La gente pasaba toda la tarde haciendo burbujas gigantes.

“Wazuntlan arriba, la ciudad vecina todo marchaba mal, el aire estaba irrespirable, los padres eran los más regañones del planeta, tenían dolores de cabeza terribles, perros y viejitas atropelladas, el tráfico se paralizaba por varias horas, no había parques, ni museos, solo rascacielos que no dejaban pasar la luz del sol, les gustaba estafar”.

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Bartolo era el cuidador de Wazuntlan abajo, tuvo que viajar a Wazuntlan arriba, para buscar una refacción para la máquina de energía, tenía que ir al deshuesadero, no conocía la ciudad y la gente no le daba información correcta. Bartolo estaba desconsolado, pero llego al deshuesadero, cinco perros furiosos lo recibieron, parecía el peor lugar del mundo.

“Bartolo sentía que se asfixiaba, desde pequeño había desarrollado un gran sentido del olfato, era un olor absolutamente desconocido para él.Solo tengo la mitad de la cadena, la otra mitad te la mandare después, nadie nunca se había burlado de su nariz, tenía una gran nariz entrenada y precisa”.


“Bartolo tenía una nariz excelente, era el mejor cuidador de museos del mundo, podía oler todo antes de que provocaran un desastre. Bartolo tenía muchos olores en frasquitos, menta, la madera de cedro, pelo de orangután, capturaba los olores como atrapando una mosca”.

Bartolo capturo un poco de ese aire de mal olor, se fue corriendo a su ciudad, al día siguiente fue toda una catástrofe, Bartolo se había enfermado de tristeza, no le gustaba su nariz de alcachofa.

“Se levantaba de mal humor, solo pensaba en tener una nariz ordinaria como las demás narices, Bartolo empezó a burlarse de las narices de los demás, se moría de la risa, estoy perdido, esa noche el malestar de las narices feas empezó por toda la ciudad”.

“Nadie quería verse tal como era, los habitantes ya no se hacían cosquillas antes de dormir, la gente comenzó a trabajar todo el día, el alcalde de la ciudad anuncio que les dará a todos narices nuevas. La gran noche de las narices nuevas. todos querían mostrar su mejor perfil”.

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Todos arrojaron sus narices al mismo tiempo, se hizo la rebatinga, esa felicidad de poseer una nariz nueva duro poco tiempo, siendo un desastre, Bartolo perdió la memoria al perder su nariz. Se hizo una persecución de narices, algunas resultaron atropelladas, hasta que regresaron a sus dueños. Bartolo estaba feliz de tener de nuevo su nariz.