/ jueves 16 de mayo de 2024

No existe el error, sólo lecciones

Decidir es algo cotidiano y normalmente esperamos que nuestras elecciones generen resultados positivos. Todos los días tomamos decisiones, pero siempre hay un riesgo que debemos asumir: elegir es renunciar y muchas veces estamos expuestos al error.

Lo importante es estar conscientes de que podemos equivocarnos y si cometemos errores, también debemos ser capaces de aprender de ellos. Los errores deben entenderse como una oportunidad de aprender, lo que no se vale es cometer el mismo error repetidamente.

Por otro lado, constantemente debemos cuestionar nuestras decisiones ya que creer que siempre estamos en lo correcto puede resultar bastante peligroso.

Al respecto, los invito a reflexionar sobre un texto que me compartió mi amigo y consultor Ichak Adizes.

No existe el error

Piensa en ello. Si al momento de tomar una decisión ya supieras que se trata de un error, ¿de todos modos tomarías la misma decisión?

No es lógico desde luego. No cometemos errores a propósito. Salvo que seamos adictos, por ejemplo, a fumar, lo haremos sabiendo que esto es malo para la salud.

Pero si actuamos de manera lógica y con el control de nuestras emociones y necesidades, entonces tomaremos la mejor decisión posible para nosotros con la información que tenemos a la mano.

Un error nos derrota. Normalmente los reclamos que nos hacemos a nosotros mismos cuando nos equivocamos inician después de cierto tiempo; tras obtener más información tomamos conciencia sobre las consecuencias indeseables de nuestra decisión. Con los nuevos datos, surgen los remordimientos.

Pero, obviamente esto carece de sentido, porque en el momento en el que actuamos, tomamos la mejor decisión a nuestro alcance en ese instante. Actuamos con todas las capacidades emocionales, intelectuales y espirituales de las que somos capaces.

Entonces, ¿qué ganamos cuando nos culpamos? En lugar de decir “cometí un error”, deberíamos preguntarnos: ¿qué aprendí de esta experiencia, ahora que tengo nueva información y mayor experiencia? ¿Qué debí hacer de manera distinta?

Finalmente, hay que escribir estas reflexiones y repasar con frecuencia lo que hemos escrito. ¿Por qué? Porque olvidamos fácilmente lo vivido y entonces repetimos los mismos “errores”. Todos conocemos a alguien divorciado que termina casándose con una persona muy parecida a su pareja anterior. Repetimos los mismos patrones una y otra vez.

Al escribir, hacemos evidentes las lecciones que aprendemos. Y al repasar lo escrito, entendemos mejor esas notas y observaciones.

Las notas con las lecciones descritas y claramente redactadas, servirán como un recordatorio que nos evitará tomar decisiones por las que nos arrepentiremos y castigaremos después.

No existen los errores en la vida, sólo lecciones por aprender.

Sinceramente,

Dr. Ichak Kalderon Adizes

Sitio: https://www.ricardosalinas.com/

Twitter: @RicardoBSalinas

Decidir es algo cotidiano y normalmente esperamos que nuestras elecciones generen resultados positivos. Todos los días tomamos decisiones, pero siempre hay un riesgo que debemos asumir: elegir es renunciar y muchas veces estamos expuestos al error.

Lo importante es estar conscientes de que podemos equivocarnos y si cometemos errores, también debemos ser capaces de aprender de ellos. Los errores deben entenderse como una oportunidad de aprender, lo que no se vale es cometer el mismo error repetidamente.

Por otro lado, constantemente debemos cuestionar nuestras decisiones ya que creer que siempre estamos en lo correcto puede resultar bastante peligroso.

Al respecto, los invito a reflexionar sobre un texto que me compartió mi amigo y consultor Ichak Adizes.

No existe el error

Piensa en ello. Si al momento de tomar una decisión ya supieras que se trata de un error, ¿de todos modos tomarías la misma decisión?

No es lógico desde luego. No cometemos errores a propósito. Salvo que seamos adictos, por ejemplo, a fumar, lo haremos sabiendo que esto es malo para la salud.

Pero si actuamos de manera lógica y con el control de nuestras emociones y necesidades, entonces tomaremos la mejor decisión posible para nosotros con la información que tenemos a la mano.

Un error nos derrota. Normalmente los reclamos que nos hacemos a nosotros mismos cuando nos equivocamos inician después de cierto tiempo; tras obtener más información tomamos conciencia sobre las consecuencias indeseables de nuestra decisión. Con los nuevos datos, surgen los remordimientos.

Pero, obviamente esto carece de sentido, porque en el momento en el que actuamos, tomamos la mejor decisión a nuestro alcance en ese instante. Actuamos con todas las capacidades emocionales, intelectuales y espirituales de las que somos capaces.

Entonces, ¿qué ganamos cuando nos culpamos? En lugar de decir “cometí un error”, deberíamos preguntarnos: ¿qué aprendí de esta experiencia, ahora que tengo nueva información y mayor experiencia? ¿Qué debí hacer de manera distinta?

Finalmente, hay que escribir estas reflexiones y repasar con frecuencia lo que hemos escrito. ¿Por qué? Porque olvidamos fácilmente lo vivido y entonces repetimos los mismos “errores”. Todos conocemos a alguien divorciado que termina casándose con una persona muy parecida a su pareja anterior. Repetimos los mismos patrones una y otra vez.

Al escribir, hacemos evidentes las lecciones que aprendemos. Y al repasar lo escrito, entendemos mejor esas notas y observaciones.

Las notas con las lecciones descritas y claramente redactadas, servirán como un recordatorio que nos evitará tomar decisiones por las que nos arrepentiremos y castigaremos después.

No existen los errores en la vida, sólo lecciones por aprender.

Sinceramente,

Dr. Ichak Kalderon Adizes

Sitio: https://www.ricardosalinas.com/

Twitter: @RicardoBSalinas