/ viernes 14 de diciembre de 2018

Msnm

Tandariola

Cuando una persona muestra serios trastornos del corazón o por alta presión arterial, los galenos sugieren cambiar de residencia a un lugar de moderada altitud, por ello los lugares con playa son los idóneos porque se ubican a pocos metros sobre el nivel mar. Ápice fisiológico en el que la presión barométrica y la orografía inciden directamente en la cruda disyuntiva de mudarse o morir.

Ciudades como La Paz, San Francisco de Campeche, Chetumal, Mérida y Mexicali son ciudades de nuestro país ubicados hasta 10 metros sobre el nivel del mar (msnm), resaltando la capital de Baja California, que está a 3 msnm. Estas son idóneas para quienes por salud, buscan lugares con baja altitud.

En el otro extremo, hay ciudades del país que están asentadas en lugares muy altos. La CDMX y su zona metropolitana, Guanajuato, Pachuca, Heroica Puebla de Zaragoza, Tlaxcala de Xicoténcatl, Zacatecas y Toluca de Lerdo, son capitales de entidades que están por encima de los dos kilómetros, siendo la del estado de México la de mayor altitud: 2,680 msnm. Por supuesto existen algunas localidades que superan estas alturas, siendo la más alta del país, la chiapaneca El Porvenir de Velasco Suárez, que ronda los 2,839 msnm, asentada en la cordillera de la Sierra Madre de Chiapas (INEGI. Anuario Estadístico y Geográfico de los Estados Unidos Mexicanos, edición 2017).

En nuestro estado, ninguna de las principales elevaciones llega a esas alturas, la máxima en La Sierra la Laguna es de 2,080 msnm. Claro está que en nuestro estado hay rancherías ubicadas en las serranías a una observable elevación, como La Victoria, en el municipio de La Paz, ubicada a 1,232 msnm; o como La Soledad, en el municipio de Mulegé, a 1,179 msnm; ambas con la escasa población de cuatro personas en cada una (INEGI. Censo de Población y Vivienda 2010). A la inversa, muchos de nuestros puertos y localidades asentadas en nuestras costas tienen baja altitud, entre ellas Loreto, que tiene 3 msnm.

Este tema hipsométrico incide directamente en el desenvolvimiento y modus vivendi de las sociedades de las montañas, de las planicies o de las costas, que según el entorno físico, incluso tiene que ver con la morfología de las personas, aunque claro no hay que descartar elementos como la alimentación, el flujo sanguíneo, así como los aspectos genéticos.

Y si la altitud incide en los ecosistemas, lo que hace la presión atmosférica en el cuerpo humano también influye en el aspecto óseo de las personas que viven en lugares a una gran altura, hecho notable difundido recientemente por la Royal Society Open Science, cuyos científicos realizaron estudios antropométricos de las extremidades de personas que viven en el Himalaya y los Andes, llegando a la conclusión que el cuerpo prioriza qué partes del cuerpo va a desarrollar más que otras (www.europapress.es).

Aparte está el denominado “mal de altura” que afecta a las personas que al estar acostumbradas a una presión atmosférica menor y acuden a lugares más altos, sufren malestares como mareo, dolor de cabeza, náusea, vómito, agotamiento y trastorno de sueño. También a estas molestias se les conoce como soroche, puna o apunamiento. A final de cuentas, suceden cuando las personas tienen problemas para adaptarse a los bajos niveles de oxígeno que hay en lugares de altitud elevada (www.bbc.com).Y no son achaques por la edad, incluso el desempeño de los deportistas jóvenes se ve afectado al acudir a competencias a esas ciudades debiendo aclimatarse previamente para optimizar su actividad atlética.

Desde Wenquan, la pequeña localidad más alta del mundo a 5,100 msnm en la prefectura autónoma tibetana, hasta la antiquísima Jericó, en Palestina, a -240 msnm, hombres y mujeres nos hemos adaptado a las condiciones de los entornos naturales para desarrollar civilizaciones, pues como se titula el célebre programa de televisión de Cristina Pacheco en Canal 11, “Aquí nos tocó vivir”.

¡Eytale!

Es común sentir que nos “truenen los oídos” al transitar por la transpeninsular en las cuestas de Ligüí o El Infierno, incluso rumbo a San Juan de los Planes, subiendo la sierra La Pintada. En lo personal, visitar alguna ciudad encumbrada siempre me ha generado por algunas horas, cierta sensación de pesadez y no poder respirar profundamente, por ello me asombran las hazañas de los alpinistas que conquistan la cumbre del Everest que es cuatro veces más alta que la Sierra de la Laguna. Gente de altura.

Comunicóloga, fotógrafa, diseñadora y sibarita.

En twitter @LA_PERALTA, mis otras columnas en https://ilianaperalta.wixsite.com/tandariola

Tandariola

Cuando una persona muestra serios trastornos del corazón o por alta presión arterial, los galenos sugieren cambiar de residencia a un lugar de moderada altitud, por ello los lugares con playa son los idóneos porque se ubican a pocos metros sobre el nivel mar. Ápice fisiológico en el que la presión barométrica y la orografía inciden directamente en la cruda disyuntiva de mudarse o morir.

Ciudades como La Paz, San Francisco de Campeche, Chetumal, Mérida y Mexicali son ciudades de nuestro país ubicados hasta 10 metros sobre el nivel del mar (msnm), resaltando la capital de Baja California, que está a 3 msnm. Estas son idóneas para quienes por salud, buscan lugares con baja altitud.

En el otro extremo, hay ciudades del país que están asentadas en lugares muy altos. La CDMX y su zona metropolitana, Guanajuato, Pachuca, Heroica Puebla de Zaragoza, Tlaxcala de Xicoténcatl, Zacatecas y Toluca de Lerdo, son capitales de entidades que están por encima de los dos kilómetros, siendo la del estado de México la de mayor altitud: 2,680 msnm. Por supuesto existen algunas localidades que superan estas alturas, siendo la más alta del país, la chiapaneca El Porvenir de Velasco Suárez, que ronda los 2,839 msnm, asentada en la cordillera de la Sierra Madre de Chiapas (INEGI. Anuario Estadístico y Geográfico de los Estados Unidos Mexicanos, edición 2017).

En nuestro estado, ninguna de las principales elevaciones llega a esas alturas, la máxima en La Sierra la Laguna es de 2,080 msnm. Claro está que en nuestro estado hay rancherías ubicadas en las serranías a una observable elevación, como La Victoria, en el municipio de La Paz, ubicada a 1,232 msnm; o como La Soledad, en el municipio de Mulegé, a 1,179 msnm; ambas con la escasa población de cuatro personas en cada una (INEGI. Censo de Población y Vivienda 2010). A la inversa, muchos de nuestros puertos y localidades asentadas en nuestras costas tienen baja altitud, entre ellas Loreto, que tiene 3 msnm.

Este tema hipsométrico incide directamente en el desenvolvimiento y modus vivendi de las sociedades de las montañas, de las planicies o de las costas, que según el entorno físico, incluso tiene que ver con la morfología de las personas, aunque claro no hay que descartar elementos como la alimentación, el flujo sanguíneo, así como los aspectos genéticos.

Y si la altitud incide en los ecosistemas, lo que hace la presión atmosférica en el cuerpo humano también influye en el aspecto óseo de las personas que viven en lugares a una gran altura, hecho notable difundido recientemente por la Royal Society Open Science, cuyos científicos realizaron estudios antropométricos de las extremidades de personas que viven en el Himalaya y los Andes, llegando a la conclusión que el cuerpo prioriza qué partes del cuerpo va a desarrollar más que otras (www.europapress.es).

Aparte está el denominado “mal de altura” que afecta a las personas que al estar acostumbradas a una presión atmosférica menor y acuden a lugares más altos, sufren malestares como mareo, dolor de cabeza, náusea, vómito, agotamiento y trastorno de sueño. También a estas molestias se les conoce como soroche, puna o apunamiento. A final de cuentas, suceden cuando las personas tienen problemas para adaptarse a los bajos niveles de oxígeno que hay en lugares de altitud elevada (www.bbc.com).Y no son achaques por la edad, incluso el desempeño de los deportistas jóvenes se ve afectado al acudir a competencias a esas ciudades debiendo aclimatarse previamente para optimizar su actividad atlética.

Desde Wenquan, la pequeña localidad más alta del mundo a 5,100 msnm en la prefectura autónoma tibetana, hasta la antiquísima Jericó, en Palestina, a -240 msnm, hombres y mujeres nos hemos adaptado a las condiciones de los entornos naturales para desarrollar civilizaciones, pues como se titula el célebre programa de televisión de Cristina Pacheco en Canal 11, “Aquí nos tocó vivir”.

¡Eytale!

Es común sentir que nos “truenen los oídos” al transitar por la transpeninsular en las cuestas de Ligüí o El Infierno, incluso rumbo a San Juan de los Planes, subiendo la sierra La Pintada. En lo personal, visitar alguna ciudad encumbrada siempre me ha generado por algunas horas, cierta sensación de pesadez y no poder respirar profundamente, por ello me asombran las hazañas de los alpinistas que conquistan la cumbre del Everest que es cuatro veces más alta que la Sierra de la Laguna. Gente de altura.

Comunicóloga, fotógrafa, diseñadora y sibarita.

En twitter @LA_PERALTA, mis otras columnas en https://ilianaperalta.wixsite.com/tandariola

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