/ jueves 29 de febrero de 2024

Fuera de Agenda / Contrainteligencia en la red

A finales del sexenio de Enrique Peña Nieto el área de contrainteligencia de la tercera región militar con sede en Mazatlán, Sinaloa, detectó una fuga de información sobre operaciones aéreas en El Salto, Durango, cuyo origen era la sede de la décima zona militar en la capital del estado. El reporte indicaba que se habían encontrado diversas anomalías en el manejo de información sensible, con errores propiciados por la falta de supervisión y control de archivos, equipos y procedimientos. Esta región militar que abarca los cuarteles de Sinaloa y Durango, al igual que las 12 regiones militares en que se divide el país, cuentan con un área de contrainteligencia enfocada a “detectar, contrarrestar o neutralizar, las acciones del adversario contra la seguridad de la información y operaciones militares”.

En documentos militares que van del 2018 a 2022, obtenidos por el colectivo Guacamaya en el hackeo registrado hace poco más de un año a la secretaría de la Defensa Nacional, se registra la evolución de los problemas internos que la contrainteligencia ha detectado. Uno ha sido la exhibición en redes sociales de la identidad de militares, la mayoría de tropa, quienes lucen armamento, uniformes y muestran las instalaciones castrenses. Otro es el uso de teléfonos celulares en áreas prohibidas, pero el que más despuntó este sexenio fue el de cuentas anónimas en redes sociales para ventilar el malestar y hartazgo con el eslogan hecho politica de seguridad “abrazos no balazos”.

Esta semana la Red en Defensa de los Derechos Digitales (R3D), publicó en su sitio web un texto titulado, “Ejército de bots: las operaciones militares para monitorear las críticas en redes sociales y manipular las conversación digital”, donde se da cuenta de la preocupación del alto mando militar por las críticas desde el interior de la institución al presidente de la república, al gobierno y a la dependencia. El trabajo recoge una tarjeta informativa de marzo del 2020, también obtenida vía Guacamaya, donde el general Luis Crescencio Sandoval González, titular de la Defensa Nacional, pide información sobre la cuenta de Twitter @soy_militar donde se vierten críticas al gobierno. También registran cómo el Centro de Operaciones del Ciberespacio (COC), creado en junio de 2016 como un área que depende operativamente de la subjefatura de inteligencia del Estado Mayor Conjunto de la Defensa Nacional (EMCND), monitorea a usuarios de res sociales que publican críticas a las fuerzas armadas o al gobierno, es decir, realizan labor de contrainteligencia en redes con el añadido de crear perfiles falsos para obtener información sobre sus amistades, familiares y redes de contactos. El texto menciona que el COC, al mando del general brigadier (Ingeniero en Comunicaciones y Electrónica) Francisco Javier Villa Vargas, emplea un software especializado “para operar granjas de usuarios simulados (bots)¨, con el objetivo de influir en la opinión pública.

El general Sandoval parece más preocupado por lo que se dice en redes sociales del gobierno al que sirve, que en resolver las emergencia por hackeos que la institución ha tenido. Un grupo de cibercriminales puso a la venta un subdominio de la Sedena que permite acceder a información sensible, denunciaron esta semana especialistas de la empresa Silkin. El caso permanece en total hermetismo.

@velediaz424

A finales del sexenio de Enrique Peña Nieto el área de contrainteligencia de la tercera región militar con sede en Mazatlán, Sinaloa, detectó una fuga de información sobre operaciones aéreas en El Salto, Durango, cuyo origen era la sede de la décima zona militar en la capital del estado. El reporte indicaba que se habían encontrado diversas anomalías en el manejo de información sensible, con errores propiciados por la falta de supervisión y control de archivos, equipos y procedimientos. Esta región militar que abarca los cuarteles de Sinaloa y Durango, al igual que las 12 regiones militares en que se divide el país, cuentan con un área de contrainteligencia enfocada a “detectar, contrarrestar o neutralizar, las acciones del adversario contra la seguridad de la información y operaciones militares”.

En documentos militares que van del 2018 a 2022, obtenidos por el colectivo Guacamaya en el hackeo registrado hace poco más de un año a la secretaría de la Defensa Nacional, se registra la evolución de los problemas internos que la contrainteligencia ha detectado. Uno ha sido la exhibición en redes sociales de la identidad de militares, la mayoría de tropa, quienes lucen armamento, uniformes y muestran las instalaciones castrenses. Otro es el uso de teléfonos celulares en áreas prohibidas, pero el que más despuntó este sexenio fue el de cuentas anónimas en redes sociales para ventilar el malestar y hartazgo con el eslogan hecho politica de seguridad “abrazos no balazos”.

Esta semana la Red en Defensa de los Derechos Digitales (R3D), publicó en su sitio web un texto titulado, “Ejército de bots: las operaciones militares para monitorear las críticas en redes sociales y manipular las conversación digital”, donde se da cuenta de la preocupación del alto mando militar por las críticas desde el interior de la institución al presidente de la república, al gobierno y a la dependencia. El trabajo recoge una tarjeta informativa de marzo del 2020, también obtenida vía Guacamaya, donde el general Luis Crescencio Sandoval González, titular de la Defensa Nacional, pide información sobre la cuenta de Twitter @soy_militar donde se vierten críticas al gobierno. También registran cómo el Centro de Operaciones del Ciberespacio (COC), creado en junio de 2016 como un área que depende operativamente de la subjefatura de inteligencia del Estado Mayor Conjunto de la Defensa Nacional (EMCND), monitorea a usuarios de res sociales que publican críticas a las fuerzas armadas o al gobierno, es decir, realizan labor de contrainteligencia en redes con el añadido de crear perfiles falsos para obtener información sobre sus amistades, familiares y redes de contactos. El texto menciona que el COC, al mando del general brigadier (Ingeniero en Comunicaciones y Electrónica) Francisco Javier Villa Vargas, emplea un software especializado “para operar granjas de usuarios simulados (bots)¨, con el objetivo de influir en la opinión pública.

El general Sandoval parece más preocupado por lo que se dice en redes sociales del gobierno al que sirve, que en resolver las emergencia por hackeos que la institución ha tenido. Un grupo de cibercriminales puso a la venta un subdominio de la Sedena que permite acceder a información sensible, denunciaron esta semana especialistas de la empresa Silkin. El caso permanece en total hermetismo.

@velediaz424

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