/ domingo 11 de febrero de 2018

Una historia de lucha: La vaquita marina y los intentos por salvarla

San Felipe, México (dpa) - Cuando el"Odissea" zarpa y deja el puerto de San Felipe, la brisa es leve yel sol recién empieza a asomarse. El pequeño yate cruza las aguasdel Mar de Cortés con una sola misión: buscar vaquitasmarinas.

"Con algo de suerte quizás veamos una", diceFrancisco Gómez, director del Museo de la Ballena, una de lasmuchas instituciones que se han unido para salvar a este pequeñomamífero marino parecido a un delfín que está al borde de laextinción.

La búsqueda es parte del Programa Vaquita CPR(Conservación, Protección y Recuperación), un plan de emergenciaque el Gobierno de México puso en marcha en octubre con el apoyode la Armada de Estados Unidos, organizaciones internacionales yque involucra a científicos mexicanos y de otros ocho países.

https://cdn.oem.com.mx/sudcaliforniano/2018/01/Vaquita-02-483x314.jpg

En la etapa actual, después de un fuerte revésinicial, los trabajos consisten en la eliminación de redes depesca ilícitas, la observación de vaquitas y el monitoreo de supoblación gracias a un complejo sistema de hidrófonos paraescucharlas y ubicarlas.

"Los hidrófonos se cambian diariamente,siempre que el clima lo permita. La navegación para peinar elárea se basa, principalmente, en la información obtenida poréstos, que están instalados en el polígono de la vaquita",indica.

El polígono es de poco más de 11.000 kilómetroscuadrados de mar en el Alto Golfo de California, en las costas delestado de Baja California. La zona es constantemente vigilada porbarcos de la Marina para evitar la pesca ilegal.

En los hidrófonos se registran las "voces" de lavaquita, sonidos con el que se estima su ubicación. Estos datos secruzan también con los avistamientos de los observadores expertos,de manera que se pueda calcular la población de la especie.

https://cdn.oem.com.mx/sudcaliforniano/2018/01/Vaquita-03-483x314.jpg

Para verlas y llevar un registro fotográfico senecesitan condiciones especiales, como muy poco viento y un marcasi sin olas. "Solo así podemos verlas. Al ser animalespequeños, sus aletas dorsales pueden ser cubiertas por las olas sihay mucho viento", dice Gómez.

Quedan menos de 30 ejemplares de este cetáceo deunos 1,50 metros de largo y unos 40 kilos. Es de color gris claro,con manchas oscuras alrededor de los ojos y el hocico.

Se trata de un animal "especial", en palabras deLorenzo Rojas, biólogo mexicano que trabaja desde hace 25 añospara salvarla y coordinador de Vaquita CPR.

"Es la única especie de mamífero marino endémicade México. Es decir, no la encuentras en otro lado, solo ennuestro país", explica a dpa. Fue descubierta en la década de1950, pero debido a lo difícil que es verla, tuvieron que pasarcasi 40 años para convencer al mundo de que existía.

Al principio el plan tenía como objetivo capturaralgunos ejemplares y llevarlos hasta "El Nido", un corral acuáticofabricado originalmente para criar atunes y adaptado como santariopara la vaquita. Fue puesto en el mar, frente a la playa, y ahídebían reproducirse las vaquitas sin el peligro de caer enredes.

https://cdn.oem.com.mx/sudcaliforniano/2018/01/Vaquita-04-204x314.jpg

La ambiciosa idea, sin embargo, no funcionó. Ademásdel impredecible clima del Alto Golfo de California y la extrematimidez de este animal, los científicos tuvieron que hacer frentea un duro golpe: aparentemente, la vaquita no puede vivir encautividad.

En los 30 días que duró la fase de trabajo de campopara la captura, los expertos solo lograron hacerse con dosejemplares: uno fue devuelto al mar por ser muy joven (tenía unosseis meses) y el otro, una hembra adulta, murió tras ser llevada a"El Nido", muy probablemente por estrés.

"Era un riesgo que conocíamos y que todosaceptamos. Siempre está presente en este tipo de planes derescate", manifiesta Rojas, que admite que se conoce muy poco sobrela conducta de estos animales.

"Cuando planteamos esta idea fuimos honestos con losriesgos. Nos recomendaron que procediéramos porque si no lohacíamos, podíamos perder a todas las vaquitas", agrega.

El "Odissea" participaba en las incursiones que sehicieron de búsqueda y captura. Cuando el clima lo permitía,salía junto a otro yate y embarcaciones menores para navegar conel buque nodriza "María Cleofas", el centro de operaciones de loscientíficos comandados por la bióloga Barbara Taylor.

En el "María Cleofas" los especialistas podíanpasar horas en busca de vaquitas usando poderosos binoculares.También se usaron delfines entrenados por la Armada estadounidensepara localizarlas. Si tenían la suerte de ver un ejemplar, lasembarcaciones más pequeñas lo seguían para intentaratraparlo.

"Nos formábamos en 'V', siempre con cuidadoy en coordinación con los biólogos y veterinarios", comentóGómez. "Cuando ocurrió lo de la segunda vaquita todos nos pusimosmuy tristes. Muchos lloraron".

Pero para Rojas y su equipo ese revés, aunque duro,los impulsa a seguir intentando proteger y salvar a las vaquitasmarinas.

https://cdn.oem.com.mx/sudcaliforniano/2018/01/Vaquita-05-483x314.jpg

Ahora, los científicos de Vaquita CPR -en el que elGobierno mexicano invirtió tres millones de dólares y un millónadicional gracias a donaciones- analizan la información recogidaen los trabajos de campo, que servirá para establecer lospróximos pasos.

Mientras tanto, las acciones continúan. La prioridades eliminar la principal amenaza para las vaquitaslas: las redes deenmalle utilizadas en la pesca ilegal de totoaba y dejadas en elmar cada día por pescadores que buscan ganar desde 500 hasta másde 1.000 dólares por su buche (vejiga natatoria) en el mercadonegro.

El trabajo lo hacen dos barcos grandes: el "Narval",del Museo de la Ballena, y un barco de Sea Shepherd. A ellos losacompañan al menos una decena de lanchas de pescadores que apoyanel proyecto. Cada semana sacan redes, algunas muy viejas, otrascompletamente nuevas pese a la prohibición de pesca en esazona.

Te interesa:

Las lanchas marcan con boyas los puntos en los que sepresume hay una red "fantasma", como les dicen. Avisan a los barcosy estos se dirigen para quitar la red. En algunas todavía estánatrapados animales marinos como tortugas, tiburones, totoabas,delfines y, si es un día muy malo, una vaquita.

"Seguimos trabajando con acústica, conquitar redes y en proyectos con las comunidades de pescadores",dice Rojas. "Esta es una carrera por salvar a lavaquita".

San Felipe, México (dpa) - Cuando el"Odissea" zarpa y deja el puerto de San Felipe, la brisa es leve yel sol recién empieza a asomarse. El pequeño yate cruza las aguasdel Mar de Cortés con una sola misión: buscar vaquitasmarinas.

"Con algo de suerte quizás veamos una", diceFrancisco Gómez, director del Museo de la Ballena, una de lasmuchas instituciones que se han unido para salvar a este pequeñomamífero marino parecido a un delfín que está al borde de laextinción.

La búsqueda es parte del Programa Vaquita CPR(Conservación, Protección y Recuperación), un plan de emergenciaque el Gobierno de México puso en marcha en octubre con el apoyode la Armada de Estados Unidos, organizaciones internacionales yque involucra a científicos mexicanos y de otros ocho países.

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En la etapa actual, después de un fuerte revésinicial, los trabajos consisten en la eliminación de redes depesca ilícitas, la observación de vaquitas y el monitoreo de supoblación gracias a un complejo sistema de hidrófonos paraescucharlas y ubicarlas.

"Los hidrófonos se cambian diariamente,siempre que el clima lo permita. La navegación para peinar elárea se basa, principalmente, en la información obtenida poréstos, que están instalados en el polígono de la vaquita",indica.

El polígono es de poco más de 11.000 kilómetroscuadrados de mar en el Alto Golfo de California, en las costas delestado de Baja California. La zona es constantemente vigilada porbarcos de la Marina para evitar la pesca ilegal.

En los hidrófonos se registran las "voces" de lavaquita, sonidos con el que se estima su ubicación. Estos datos secruzan también con los avistamientos de los observadores expertos,de manera que se pueda calcular la población de la especie.

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Para verlas y llevar un registro fotográfico senecesitan condiciones especiales, como muy poco viento y un marcasi sin olas. "Solo así podemos verlas. Al ser animalespequeños, sus aletas dorsales pueden ser cubiertas por las olas sihay mucho viento", dice Gómez.

Quedan menos de 30 ejemplares de este cetáceo deunos 1,50 metros de largo y unos 40 kilos. Es de color gris claro,con manchas oscuras alrededor de los ojos y el hocico.

Se trata de un animal "especial", en palabras deLorenzo Rojas, biólogo mexicano que trabaja desde hace 25 añospara salvarla y coordinador de Vaquita CPR.

"Es la única especie de mamífero marino endémicade México. Es decir, no la encuentras en otro lado, solo ennuestro país", explica a dpa. Fue descubierta en la década de1950, pero debido a lo difícil que es verla, tuvieron que pasarcasi 40 años para convencer al mundo de que existía.

Al principio el plan tenía como objetivo capturaralgunos ejemplares y llevarlos hasta "El Nido", un corral acuáticofabricado originalmente para criar atunes y adaptado como santariopara la vaquita. Fue puesto en el mar, frente a la playa, y ahídebían reproducirse las vaquitas sin el peligro de caer enredes.

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La ambiciosa idea, sin embargo, no funcionó. Ademásdel impredecible clima del Alto Golfo de California y la extrematimidez de este animal, los científicos tuvieron que hacer frentea un duro golpe: aparentemente, la vaquita no puede vivir encautividad.

En los 30 días que duró la fase de trabajo de campopara la captura, los expertos solo lograron hacerse con dosejemplares: uno fue devuelto al mar por ser muy joven (tenía unosseis meses) y el otro, una hembra adulta, murió tras ser llevada a"El Nido", muy probablemente por estrés.

"Era un riesgo que conocíamos y que todosaceptamos. Siempre está presente en este tipo de planes derescate", manifiesta Rojas, que admite que se conoce muy poco sobrela conducta de estos animales.

"Cuando planteamos esta idea fuimos honestos con losriesgos. Nos recomendaron que procediéramos porque si no lohacíamos, podíamos perder a todas las vaquitas", agrega.

El "Odissea" participaba en las incursiones que sehicieron de búsqueda y captura. Cuando el clima lo permitía,salía junto a otro yate y embarcaciones menores para navegar conel buque nodriza "María Cleofas", el centro de operaciones de loscientíficos comandados por la bióloga Barbara Taylor.

En el "María Cleofas" los especialistas podíanpasar horas en busca de vaquitas usando poderosos binoculares.También se usaron delfines entrenados por la Armada estadounidensepara localizarlas. Si tenían la suerte de ver un ejemplar, lasembarcaciones más pequeñas lo seguían para intentaratraparlo.

"Nos formábamos en 'V', siempre con cuidadoy en coordinación con los biólogos y veterinarios", comentóGómez. "Cuando ocurrió lo de la segunda vaquita todos nos pusimosmuy tristes. Muchos lloraron".

Pero para Rojas y su equipo ese revés, aunque duro,los impulsa a seguir intentando proteger y salvar a las vaquitasmarinas.

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Ahora, los científicos de Vaquita CPR -en el que elGobierno mexicano invirtió tres millones de dólares y un millónadicional gracias a donaciones- analizan la información recogidaen los trabajos de campo, que servirá para establecer lospróximos pasos.

Mientras tanto, las acciones continúan. La prioridades eliminar la principal amenaza para las vaquitaslas: las redes deenmalle utilizadas en la pesca ilegal de totoaba y dejadas en elmar cada día por pescadores que buscan ganar desde 500 hasta másde 1.000 dólares por su buche (vejiga natatoria) en el mercadonegro.

El trabajo lo hacen dos barcos grandes: el "Narval",del Museo de la Ballena, y un barco de Sea Shepherd. A ellos losacompañan al menos una decena de lanchas de pescadores que apoyanel proyecto. Cada semana sacan redes, algunas muy viejas, otrascompletamente nuevas pese a la prohibición de pesca en esazona.

Te interesa:

Las lanchas marcan con boyas los puntos en los que sepresume hay una red "fantasma", como les dicen. Avisan a los barcosy estos se dirigen para quitar la red. En algunas todavía estánatrapados animales marinos como tortugas, tiburones, totoabas,delfines y, si es un día muy malo, una vaquita.

"Seguimos trabajando con acústica, conquitar redes y en proyectos con las comunidades de pescadores",dice Rojas. "Esta es una carrera por salvar a lavaquita".

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