La Paz, Baja California Sur. (OEM-Informex).- Los casos de violencia intrafamiliar en la ciudad de La Paz han aumentado por la pandemia y al conmemorarse el Día Internacional de la Mujer, este fenómeno adquiere una mayor importancia por las voces que se une para acabar de una vez por todas, con los ataques que sufren las mujeres dentro de sus propios hogares.
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En este sentido una ama de la casa, a la que por solicitud de ella mismo llamaremos “Olga”, nos narra que incluso fue despojada de su libertad al resultar víctima de este grave problema, “fui atacada físicamente y emocionalmente, al grado de perder todo lo positivo que había en mi vida, dejé atrás mis sueños, metas y mi agresor, fue la persona en la que decidí forjar una relación matrimonial que casi termina en tragedia” refiere.
Mujer profesionista que ejerció su carrera en psicología, hasta que su esposo le cortó las alas. A pesar de tener estudios universitarios, un título y herramientas para sobresalir en su profesión, esta mujer como muchas otras se vino abajo ante la imposibilidad de continuar con sus metas, siendo víctima del abuso constante de su maltratador, quien decidió internarla en un hospital psiquiátrico donde colapso totalmente.
“La violencia a las mujeres hoy en día es una realidad que debemos de eliminar totalmente. La mujer juega un papel muy importante en la economía familiar y en la vida social. Muchas mujeres desde niñas ocupan un segundo lugar en sus hogares familiares, no se les ha dado su lugar ya que la educación que se da es hecha con puntos de vista machistas”.
“Los varones son educados con mayores privilegios, siguiendo patrones de conducta donde los hermanos hombres mandan, ordenan a sus hermanas y hasta las golpean. Los niños son consentidos, privilegiados por ser hombres y no mujeres. Pueden insultar a sus hermanas y golpearlas, pueden aislarlas de amistades o prohibirles cosas”.
La violencia hacía su persona, las agresiones cada vez mas subidas de tono, los insultos, amenazas, golpes, majaderías, y una vida llena de violencia donde su agresor era precisamente su esposo, quien constantemente la llevaba a los limites de la desesperación, del abandono y de humillaciones donde le señalaba cada que podía que era una inútil, buena para nada, que no servía y que si el quería podía hacer de ella lo que él quisiera.
“El esposo en estos casos es el señor de su casa que hace y deshace lo que él quiere, el que tiene el poder y su mujer es como su esclava que tiene que hacer lo que él mande, tenga o no tenga razón. El esposo se convierte en el jefe autoritario, insensible, golpeador, ante el sufrimiento que causa a su familia, aislándola de sus amistades y sus familiares”.
“La situación familiar es castigar de diferentes maneras: violencia física, violencia familiar, hostigamiento, violencia económica y aislamiento social hasta llegar a humillarla, difamarla, maltratarla, golpearla y sobajarla para destruirla haciéndola infeliz”.
Este caso pudiera ser uno de los tantos casos donde los agresores son los maridos, quienes se creen dueños absolutos de su mujer, y quienes abusan de su fuerza para maltratarlas, humillarlas, destrozando su poca confianza en ellas mismas, su fe y su esperanza; quienes en algunos casos se ven tan afectadas que deciden huir de ese infierno, pero en otros casos menos afortunados mueren en manos de su agresor.
Muchos casos de violencia hacia las mujeres son muy comunes, desafortunadamente vivimos en una cultura machista llena de prejuicios, donde los hombres en muchos casos se convierten en los verdugos de su mujer. Erradicar la violencia no es un asunto sencillo, algunas de estas mujeres afectadas están siendo visibles, alzando la voz y exigiendo lo que es justo.
