A poco más de dos semanas de que concluya la temporada de avistamiento de ballena gris en los complejos lagunares de Ojo de Liebre y San Ignacio en la Reserva de la Biósfera de Vizcaíno, los prestadores de servicios turísticos comienzan a registran una notable disminución en la presencia de cetáceos.
Históricamente para estas fechas y en estos sitios permanece hasta un 10 por ciento de la población que ingresa junto con los recién nacidos; no obstante, en este año la cifra ha bajado hasta en más de un 50 por ciento y, de acuerdo al último censo, en Ojo de Liebre se contabilizaron 88 ejemplares de un pico total de 991 registrado en febrero, contra las casi 2 mil del año 2016. En San Ignacio se registran sólo 40 ejemplares de un máximo de 233, contra 400 del año 2016.
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Desde mediados de marzo las ballenas inician con su cíclico retorno a las aguas del polo norte, en un trayecto de más de 10 mil kilómetros.
Según prestadores de servicios turísticos de la zona esta temporada podría calificarse como regular en cuanto al número de visitantes, con niveles similares a los del año anterior, aunque en el caso de Ojo de Liebre con la particularidad de que hembras adultas y ballenatos se han comportado de manera más amigable, incluso ellas mismas acercándose a la embarcación para interactuar con los turistas.
A diferencia de otros años, en esta ocasión en Ojo de Liebre no trabajarán en Semana Santa, e incluso si hay mal tiempo podrían concluir la temporada antes del 15, que es la fecha oficial de cierre.
Pese a todo, el avistamiento de ballena gris sigue siendo un atractivo.
