La Paz, B.C.S. (OEM-Informex).- El obispo de la Diócesis de La Paz, Miguel Ángel Alba Díaz, dijo en su mensaje durante la misa en el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, que no podemos imponernos por la fuerza, los gritos y amenazas hacia los demás, y recalcó: “No podemos seguir siendo agresivos los unos con los otros y tratando de imponer nuestras ideas. Tenemos que derrumbar muros, tener una aproximación al otro, quien merece nuestro respeto, debemos de ser un soporte a los demás, al pueblo, un apoyo al prójimo, no tenemos que conformarnos con lo que ya está establecido, tenemos que tener fe y redimirnos como hermanos”.
Dijo que los valores que se han estado perdiendo, deben recuperarse al igual que el respeto entre nuestros iguales e hizo una mención especial en relación con los infantes, al referir que ellos son los más desprotegidos, los más pequeños, indefensos incluyó a los niños pobres y pidió el respeto a los ancianos, a quienes se sienten solos, han sido abandonados y también quienes son incomprendidos.
“Los indefensos necesitan de nosotros, cómo podemos lograr ser hombres y mujeres libres, para liberarnos y rescatar nuestra propia naturaleza humana, sin vivir en la esclavitud, el egoísmo de nuestros intereses, de nuestra soberbia, la ira, el coraje o el rencor. Nuestra cultura, ideas, pensamientos, paradigmas, tenemos que respetar a los demás. Tenemos que tener tolerancia y aceptación, sin imponernos”, refirió el Obispo de La Paz.
AMOR, ESPERANZA, FE
El señor obispo invitó a vivir con amor, esperanza y fe, no solo en las épocas navideñas o de Año Nuevo, sino que también en todo el año. Los hombres y mujeres de distintas clases sociales, con distintas ideologías, diferente manera de pensar, debemos de ser conscientes del hecho de que María no solo nos pidió una casita santa para su hijo, nos pidió que hagamos una patria en unidad, que nuestra ciudad, comunidad, pueblo o parroquia, sea nuestro hogar, “Una casita donde todos se sientan atendidos, una casita donde todos se sientan respetados, donde todos se sientan valorados, donde todos se sientan bien recibidos y bien amados, una casita que sea un hogar”.
La recuperación de los valores, el respeto a los infantes, tratar de evadir los enfrentamientos en la familia, si nos lastimamos, nos herimos, cómo pretendemos alcanzar la riqueza espiritual, el bienestar emocional, somos seres llamados a la unidad, a convivir, a tener una familia donde nos quieran y nos amen: seamos un soporte para él, día a día, no nos conformemos. María nos acompañe siempre, que se escuchen las suplicas de todos, las oraciones llenas de gratitud, las suplicas de los que tienen grandes inquietudes y sueños.
Hacer de nosotros un hogar, una verdadera familia. Somos distintos, pero no podemos ser distantes lo unos a los otros. Distintos sí, pero cercanos, siempre hermanos, somos diversos, pero no adversos. Somos llamados a convivir en el amor fraterno, somos llamados a convivir en la unidad y a vivir en paz los unos con los otros. Somos distintos, diferentes, diversos. No son adversarios, no son enemigos.
El rico puede dar mucho al pobre, pero también el rico tiene mucho que aprender y recibir del pobre manifestó durante el la celebración de la misa efectuada a las 23:00 horas, en la que participaron también los sacerdotes de la ciudad.
El señor obispo Miguel Ángel Alba Díaz, una vez más dio ejemplo de entrega y servicio desinteresado hacia el más necesitado, recordó que en estos días los mexicanos conmemoramos las apariciones de nuestra señora de Guadalupe. “La experiencia de sentirnos privilegiados, la experiencia de sabernos vivos, miramos con amor, con ternura, con misericordia, la experiencia de no ser dignos de la vista de tan gran señora, al tratarse de nuestra madre la virgen”.
Al referirse al Santuario dijo que la virgen pidió que le fuera construida una casa, es por ello que aquí estamos después de varios años, de esfuerzo, sacrificio, con el trabajo de muchos, con la colaboración de muchos otros. Levantando esta que es su casa, haciéndola cada vez más digna de la madre del señor, de nuestra madrecita, es la casa de ella, y si es la casa de ella de nuestra madre, es también nuestra casa.