La Paz, Baja California Sur, (OEM-Informex).- Aunque Baja California Sur exporta cada año hasta 100 toneladas de almeja generosa también conocida como almeja chiluda en su totalidad extraía en aguas de Bahía Magdalena, el consumo de este molusco es prácticamente nulo en el estado; no aparece en las cartas de restaurantes ni aun de los más exclusivos, tampoco se ofrece en las negocios especializados en mariscos, ni se encuentra en anaqueles de tiendas departamentales.
Aun así, los pescadores de San Carlos y sus familias consumen las almejas que a causa de algún defecto son rechazadas por el comprador, ya sea en ceviche o en escabeche, pero de manera ocasional: las almejas que no acepta el mercado son las que tienen burbujas o cuya concha se quiebra en alguna parte del proceso de captura o durante las maniobras.
El 95% de la almeja generosa se exporta a China y el 5% se queda en Estados Unidos, la mayor parte para restaurantes chinos de California; en ambos casos, casi la totalidad se consume viva, solo adicionada con algunas salsas picantes y de soya; la manera más tradicional es morderla con solo una limpieza previa y en otros casos colocándola –también viva- sobre un plato o una tabla en donde se consume con el apoyo de cuchillos y palillos, también aderezada con algunas salsas. Muy pocos restaurantes la cocinan en sartén con verduras y hierbas de olor.
Pescadores de San Carlos entrevistados por El Sudcaliforniano, informaron que menos del 2% de las almejas que se extraen presentan algún defecto que impide su venta, y son éstas las que se consumen a nivel local y de manera ocasional, en otros casos, como regalo para visitantes ya que se trata de una especie exótica y poco conocida, de tal manera que aun y cuando no destaque en las preferencias de los consumidores, probarla no dejar de ser una experiencia.
La generosa se exporta viva y tanto en restaurantes como en centros de distribución, se almacena en depósitos de agua de mar en donde el bivalvo puede permanecer vivo durante varias semanas.
Quienes han a nivel local han degustado este bivalvo refieren que la mejor forma de comerla es en ceviche, picando la carne en pequeños trozos a los que se les adiciona limón, cebolla y pepino, y servido sobre una tostada untada con mayonesa a la que se puede agregar alguna salsa picante, de las especiales para mariscos.
En el caso del escabeche, la almeja se limpia y se cocina con algunas hierbas de olor y posteriormente se pone a baño maría en envases de vidrio para su posterior consumo.
Por primera ocasión, en este año la autoridad ha impuesto una veda a la captura de generosa, iniciando a finales de enero para concluir en abril y reiniciar en mayo, con 165 esfuerzos pesqueros a los que se les autoriza una cuota de 500 kilos a cada uno, cada pieza con un peso requerido de cuando menos 800 gramos y con valor aproximado de 200 pesos el kilo.
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Aun así, la pesquería depende de varios factores, entre los que destaca la temperatura del agua y sobre todo la temporada de huracanes; la almeja se esconde entre la arena para protegerse y es común que desde junio hasta octubre no se le localice, dejándose ver hasta los meses de noviembre y diciembre. A estas fechas, solo unas cuantas cooperativas están saliendo al mar para completar su cuota, y están en espera de que el INAPESCA les dé a conocer los resultados de las evaluaciones para determinar los siguientes volúmenes de captura.
La almeja generosa de Bahía Magdalena es la más cara del mundo, se paga en playa hasta en 200 pesos el kilo, mientras que otra parecida que se reproduce frente a las costas de San Quintín en el vecino estado de Baja California se llega a cotizar hasta en 300 pesos. Recientemente se han localizado bancos de esta especie en San Felipe y Puerto Peñasco, aunque de menor tamaño y distinto color.
