/ lunes 2 de septiembre de 2019

En pos del desarrollo de BCS

Resulta buen ejercicio que la sociedad procure entrever y diseñar por su lado e iniciativa un elenco de asuntos importantes y prioridades insoslayables para su presente y futuro inmediato y remoto.

En el propósito de abatir toda la serie de males de nuestros días, pero de modo primordial para crecer cualitativamente hacia mejores y más altos niveles de bienestar y felicidad, como es derecho legítimo de la colectividad humana que constituimos, tiene toda validez que por nuestra cuenta apuntemos algunos de los factores que han dado encabezamiento a este artículo:

1. Por encima de todo, elevar la calidad educativa en términos de innovación y asunción de responsabilidades por parte de la población en general, alumnos y autoridades de todos los niveles, para dejar atrás la autocomplaciente mediocridad y lanzarnos a la competencia. Necesitamos con apremio incorporar a los niños, los jóvenes y los maestros de Sudcalifornia al siglo XXI; abrirnos a la ciencia y la tecnología con espíritu de triunfo, exigir a nuestras instituciones de formación superior mayor cantidad de patentes (inventos, creaciones, descubrimientos o proyectos innovadores) y más participación en publicaciones de prestigio en el mundo. La educación es la plataforma en que podemos y debemos impulsarnos hacia el porvenir.

2. Nutrir a la educación, en todos los grados que se ofrecen en el estado, con la producción cultural propia, apoyándola, alentándola con sinceridad y convicción más allá de las frases insustanciales de la gente en el poder que en los discursos y las declaraciones de prensa hablan de compromisos en este campo que en la práctica son incumplidos a la hora de fijar los presupuestos indispensables para su desarrollo. Es preciso fortalecerla desde la vocación y la afición hasta la profesión, porque es lo que la gente hace con mayor alegría, según palabras de Carlos Fuentes.

2. Promover con profesionalidad y empeño excepcional el turismo, mediante ofertas novedosas en todos sentidos, superando el cómodo ofrecimiento del paisaje, la playa, el jaibol en la piscina y la autodenigrante denominación de “baja” con que se pretende cancelar la propiedad histórica de esta tierra sobre su nombre de California.

3. Atraer inversiones y estimular la producción en los sectores agropecuario e industrial en determinadas líneas (que sólo algunas son adecuadas al desarrollo estatal) que provoquen las exportaciones, con respeto a esta “geografía de la esperanza”, cumpliendo previamente con las condiciones de infraestructura y, prioritariamente, resolviendo de una vez el grave inconveniente de la escasez de agua dulce.

4. Efectuar una reforma integral del sistema estatal de justicia, abusivamente deteriorado desde que comenzó el siglo y llegado a cotas inimaginables como a todos consta.

5. Y ajustar los procedimientos de control, por instancias sociales, de los recursos y gastos de la administración pública, ya que resultan evidentes los daños incalculables que la descomposición ética ha causado a Baja California Sur.

De este repertorio, esbozo apenas de las exigencias que pudieren advertirse para el avance sudpeninsular, habría de derivarse un amplio espectro de tareas de planeación, proyección, programación y ejecución que los equipos de gobierno deberían estar en capacidad de emprender.

Alguna vez expresé en la tribuna del Congreso estatal que “Hace ya tiempo que llegó la hora de entrar a la modernidad. Modernización ha de ser avance con impulso de contemporaneidad: ello exige arrojar lastres, superar rezagos, reemplazar rutinas por actividades y pensamientos nuevos, renunciar a conformismos y autocomplacencias, sacudir la desidia, abatir negligencias y vencer neofobias.

Quiere decir abrirse al mundo con energía, generosidad y optimismo objetivo, emprender tanto los proyectos tenidos por imposibles como los guardados para mejor ocasión.

Entrar a la modernización –dije en esa ocasión- es entrar a la competencia, buscando ser competentes para lograr ser competitivos. Significa estar dispuestos a la confrontación en calidad y en cantidad con razonables probabilidades de resultar siendo los mejores; a medirnos con dignidad frente a contrapartes de mayor vigor con el propósito de someter nuestras deficiencias mediante la realización de esfuerzos necesariamente superiores.

En este proceso no tienen cabida los torpes, acomodaticios, ignorantes y rutinarios: éstos tienen sólo lugar en la retaguardia, para hacer bulto, con el fin de proporcionar a la marcha un contrapeso dialéctico.

Modernización es disciplina, orden, observación y cumplimiento a las reglas; si éstas no se ajustan al empeño modernizador, habrá que cambiarlas. Pero después de acordadas, acatadas, porque en el caos nada fructifica, y la modernización es un transcurso del que se esperan grandes y consistentes frutos.

Para recorrer exitosamente el camino de la modernización –afirmé por último- se requiere coordinación entre todos los factores participantes, porque debe estar presente la armonía en la concertación y la aprobación mayoritaria. Debe tener el forzoso ingrediente de la planeación pues a tontas y a locas no se llega a ninguna parte, y ha de sustentarse todo ello en la organización para jerarquizar las acciones prioritarias y las importantes, administrar (que no burocratizar), informar, evaluar y corregir.”

Sigo creyendo lo mismo…

Resulta buen ejercicio que la sociedad procure entrever y diseñar por su lado e iniciativa un elenco de asuntos importantes y prioridades insoslayables para su presente y futuro inmediato y remoto.

En el propósito de abatir toda la serie de males de nuestros días, pero de modo primordial para crecer cualitativamente hacia mejores y más altos niveles de bienestar y felicidad, como es derecho legítimo de la colectividad humana que constituimos, tiene toda validez que por nuestra cuenta apuntemos algunos de los factores que han dado encabezamiento a este artículo:

1. Por encima de todo, elevar la calidad educativa en términos de innovación y asunción de responsabilidades por parte de la población en general, alumnos y autoridades de todos los niveles, para dejar atrás la autocomplaciente mediocridad y lanzarnos a la competencia. Necesitamos con apremio incorporar a los niños, los jóvenes y los maestros de Sudcalifornia al siglo XXI; abrirnos a la ciencia y la tecnología con espíritu de triunfo, exigir a nuestras instituciones de formación superior mayor cantidad de patentes (inventos, creaciones, descubrimientos o proyectos innovadores) y más participación en publicaciones de prestigio en el mundo. La educación es la plataforma en que podemos y debemos impulsarnos hacia el porvenir.

2. Nutrir a la educación, en todos los grados que se ofrecen en el estado, con la producción cultural propia, apoyándola, alentándola con sinceridad y convicción más allá de las frases insustanciales de la gente en el poder que en los discursos y las declaraciones de prensa hablan de compromisos en este campo que en la práctica son incumplidos a la hora de fijar los presupuestos indispensables para su desarrollo. Es preciso fortalecerla desde la vocación y la afición hasta la profesión, porque es lo que la gente hace con mayor alegría, según palabras de Carlos Fuentes.

2. Promover con profesionalidad y empeño excepcional el turismo, mediante ofertas novedosas en todos sentidos, superando el cómodo ofrecimiento del paisaje, la playa, el jaibol en la piscina y la autodenigrante denominación de “baja” con que se pretende cancelar la propiedad histórica de esta tierra sobre su nombre de California.

3. Atraer inversiones y estimular la producción en los sectores agropecuario e industrial en determinadas líneas (que sólo algunas son adecuadas al desarrollo estatal) que provoquen las exportaciones, con respeto a esta “geografía de la esperanza”, cumpliendo previamente con las condiciones de infraestructura y, prioritariamente, resolviendo de una vez el grave inconveniente de la escasez de agua dulce.

4. Efectuar una reforma integral del sistema estatal de justicia, abusivamente deteriorado desde que comenzó el siglo y llegado a cotas inimaginables como a todos consta.

5. Y ajustar los procedimientos de control, por instancias sociales, de los recursos y gastos de la administración pública, ya que resultan evidentes los daños incalculables que la descomposición ética ha causado a Baja California Sur.

De este repertorio, esbozo apenas de las exigencias que pudieren advertirse para el avance sudpeninsular, habría de derivarse un amplio espectro de tareas de planeación, proyección, programación y ejecución que los equipos de gobierno deberían estar en capacidad de emprender.

Alguna vez expresé en la tribuna del Congreso estatal que “Hace ya tiempo que llegó la hora de entrar a la modernidad. Modernización ha de ser avance con impulso de contemporaneidad: ello exige arrojar lastres, superar rezagos, reemplazar rutinas por actividades y pensamientos nuevos, renunciar a conformismos y autocomplacencias, sacudir la desidia, abatir negligencias y vencer neofobias.

Quiere decir abrirse al mundo con energía, generosidad y optimismo objetivo, emprender tanto los proyectos tenidos por imposibles como los guardados para mejor ocasión.

Entrar a la modernización –dije en esa ocasión- es entrar a la competencia, buscando ser competentes para lograr ser competitivos. Significa estar dispuestos a la confrontación en calidad y en cantidad con razonables probabilidades de resultar siendo los mejores; a medirnos con dignidad frente a contrapartes de mayor vigor con el propósito de someter nuestras deficiencias mediante la realización de esfuerzos necesariamente superiores.

En este proceso no tienen cabida los torpes, acomodaticios, ignorantes y rutinarios: éstos tienen sólo lugar en la retaguardia, para hacer bulto, con el fin de proporcionar a la marcha un contrapeso dialéctico.

Modernización es disciplina, orden, observación y cumplimiento a las reglas; si éstas no se ajustan al empeño modernizador, habrá que cambiarlas. Pero después de acordadas, acatadas, porque en el caos nada fructifica, y la modernización es un transcurso del que se esperan grandes y consistentes frutos.

Para recorrer exitosamente el camino de la modernización –afirmé por último- se requiere coordinación entre todos los factores participantes, porque debe estar presente la armonía en la concertación y la aprobación mayoritaria. Debe tener el forzoso ingrediente de la planeación pues a tontas y a locas no se llega a ninguna parte, y ha de sustentarse todo ello en la organización para jerarquizar las acciones prioritarias y las importantes, administrar (que no burocratizar), informar, evaluar y corregir.”

Sigo creyendo lo mismo…