Diego del Río dirige el homenaje que el 29 de agosto se le rendirá en Bellas Artes a la actriz Silvia Pinal. “Va a recorrer su legado actoral y habrá un momento que creo que va a distinguir el homenaje de otros que hace el Palacio de Bellas Artes, con el gran amor de Silvia Pinal”, adelanta el director, quien aclara que pronto darán a conocer más detalles del tributo a la artista, quien recientemente tuvo un breve retorno al teatro en una comedia musical.
Este ha sido un año de “primeras veces” para el director de obras como Espejos, Masterclass y El principio de Arquímedes. Debutó en cine con El silencio, una cinta que espera estrenar en 2023, con Adriana Llabrés y Ludwika Paleta, y también hizo su debut dirigiendo ópera, con Juana sin cielo, de Alberto Desmestres, a cargo de la Compañía Nacional de Ópera y con la soprano María Katzarava como Juana la loca.
Y regresa al teatro con la obra Los humanos, del estadounidense Stephen Karam, un drama de familia que sucede en una sola escena, con un elenco encabezado por la veterana actriz Concepción Márquez. En la trama también participa su padre, el actor José del Río, quien estuvo alejado de los escenarios durante los últimos 30 años.
“Es en tiempo real, con estos personajes conviviendo en la cena de Navidad en la casa de la hija menor de la familia, Berenice, que interpreta Paulette Hernández y ahí sucede todo lo que pasa en una dinámica familiar, el humor, el dolor, los reclamos, las anécdotas y los encuentros y desencuentros. La obra es la posibilidad de investigar también la presencia sostenida de estos actores que entran a escena y ya no salen y que habitan el espacio, no cortan nunca, es como hacer un plano secuencia de una película”, explica el director.
“Energéticamente creo que es una de las obras más cansadas para actuar, una vez empezando, no paran y eso es muy demandante, pero al mismo tiempo maravilloso, porque es la posibilidad de meterte en una dimensión, yo siento que actuar es entrar en un estado casi de meditación, el personaje está transitando por una serie de vivencias y aquí no tiene la posibilidad de hacer esos saltos, o los tiene que hacer frente al público, porque los personajes están todos ahí metidos en un solo espacio detonando los encuentros y desencuentros de una manera muy emocionante para presenciar”.
Precisamente el tema de la familia es una constante en su trabajo. Las obras del dramaturgo ruso Anton Chejov que ha montado (La gaviota, Las tres hermanas y El tío Vania), dice, “han sido escuelas importantes de investigación en términos de la construcción y del tono para poder entender Los humanos, una obra de un autor contemporáneo, porque son textos que obligan a los actores y a mí mismo, a reconocer las capas de abajo en los vínculos. Los personajes se relacionan entre sí, tienen pasado y si no hay pasado, no sucede el evento frente al espectador”
El director relata que este proyecto inició hace cinco años, cuando la actriz Paulette Hernández vio la puesta en Broadway y encontró en ella el vehículo exacto para exponer los temas que a ambos les interesa compartir con los espectadores y en cuyo centro está la familia.
“Lo que nos define como especie son los vínculos, ese orden familiar. El otro día reflexionaba que uno en las personas que más piensa en su vida son los padres, los hayas conocido o no, porque inclusos sus ausencias te marcan”, abunda.
“Uno de los temas que más nos importan es cuando los hijos se vuelven adultos y descubren que sus padres ya no son los jóvenes que antes eran, entran en otras lógicas, el miedo de perderlos incluso; también, la sensación de los sueños personales que cada uno tenemos y la realidad de pronto tan vertiginosa de un país como éste tan lleno de desigualdades, por ejemplo, el personaje de la mamá dice: ‘llevo 30 años trabajando en la misma empresa y como no tengo tal o tal título, contratan a dos jóvenes que porque tienen una maestría, ganan tres veces más que yo’.
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“Esas realidades que son a veces dolorosas y confrontadoras, están en la obra y también en nuestras historias personales, ha sido interesante investigarlo, pensarnos como individuos, con nuestras familias y con la familia teatral que hemos creado, no nada más en la escena, sino en la colaboración.
“Por un lado, dirigir a mi papá que vuelve a actuar después de 30 años, Pilar Flores del Valle, una amiga entrañable, Conchita Márquez que hace el personaje de la abuela, es la actriz con la que más he trabajado, hemos hecho siete obras juntos, con Nacho Tahan y Luz Aldan que son dos amigos de muchísimo tiempo y nunca había trabajado con ellos. Estamos produciendo Paulette Hernández, Salvador Suárez y yo, que somos amigos, colegas, estamos gozando crear este universo de uno de los mejores textos de la dramaturgia contemporánea, con una traducción y adaptación maravillosa de Paula Zelaya”, concluye.
Los humanos se presentará los martes de agosto y septiembre en el Foro Shakespeare.