/ jueves 2 de noviembre de 2017

Randal Willars Valdez 35,000 saltos ornamentales

Willars ya se codea con la élite de esta disciplina

A sus quince años de edad, Randal Willars lleva cerca de 35 mil clavados tirados, por lo que además ya se codea con la élite de esta disciplina.

Con su descubridor Javier Ferreiro tiró diez mil clavados. Y ahora con el equipo de Ma Jin lleva más de 25 mil. Algo impresionante para un chico de su edad. Gracias a ello ha perdido el miedo de las competencias, pero siempre teniéndole mucho respeto a la plataforma, al trampolín, a la fosa de los escenarios donde su nombre comienza a ser un referente.

Así es, Randal nació en la ciudad de México. A los siete meses junto a su familia buscó nuevas oportunidades de vida en Tijuana, ahora a sus 15 años, está de regreso.

Su regreso a la metrópoli fue a los nueve años al dejar atrás la ciudad de Rosarito, los juegos con su padre en la playa, su niñez, sólo pensando en conquistar el mundo de los clavados y teniendo en mente llegar a unos JO.

Su niñez la vivió en un fraccionamiento donde casi no había niños con quien jugar. Así que debía entretenerse con la bicicleta y las visitas a la playa con sus papás a buscar moros (un pez que es como almeja) o comer su tamal de elote, de sus preferidos. Al principio nadaba, pero no sabía que existían los clavados. Fue hasta que en un campamento de detección de talentos lo invitaron a participar. En ese instante se tiró desde la plataforma de los diez metros en el CARE de Tijuana. Por lo que fue canalizado rápidamente para integrarse a los equipos de clavados.

Willars Valdez deseaba muchas cosas en Tijuana. Constantemente miraba hacia el cielo en espera del avión que lo trasladaría a integrarse al equipo de la entrenadora Ma Jin, la cual había puesto la mirada en él y lo ayudaría a entretejer su futuro en los clavados.

“Siempre he intentado dar lo mejor, no sólo en el deporte sino en la escuela, como persona, con mi familia y amigos. Aprendiendo tanto de las cosas buenas y malas. Así combiné la natación con los clavados, pero debía elegir una de las dos, y opté por la segunda opción”.

Amante del agua es un prodigio viviendo sin temor porque se ha ido preparado para las adversidades. Por algo fue nombrado a sus nueve años el “Niño dorado”, al ganar sus primeras preseas de bronce en la plataforma de los diez y oro en el trampolín.

Mientras que la mayoría de los clavadistas comienzan a ganar medallas importantes después de los 14 años. El apodado también el “Pequeño Gigante” lo ha logrado desde sus inicios en las competencias. Con travesuras pero guiado por su ímpetu de ser el mejor.

Y en estos seis años recluido en el CEFORMA, Randal ya no observa al mundo, más bien éste le tiene la mirada puesta y ya comienza a proclamarlo como la promesa para México en los saltos.

Un diamante virtuoso que sse sigue puliendo, mientras él desea que al equipo de los Pumas le vaya bien y ver un día convirtiéndose en campeón a su preferido en el futbol español, Barcelona.

 

JAVIER FERREIRO

El estratega Ferreiro fue uno de los descubridores de Randal. Por eso no lo olvida, ya que con él se afianzó al deporte. Escuchando sus consejos, que es esencial para un deportista. Fue quien le dio las primeras guías.

Con sus consejos de Ferreiro, Willars fue campeón infantil a los ocho años en el trampolín y la plataforma, y séptimo en los tres metros en el nacional en ese tiempo de su categoría.

Esto es lo que manifestó Javier: “Lo descubrí y siempre fue un chico impresionante. Repetía los clavados hasta agotarse. Porque así es él. Tiraba conmigo alrededor de 60 por prueba. Pero eso solo en lo que es en el agua, en el gimnasio hacia otro tanto. Tiene un nivel muy alto, cuando compite es superior a sus rivales hasta por 80 puntos”.

Ferreiro mencionó que el clavadista tiene mucha coordinación: “Es inteligente y desde que le mostré lo que son unos Juegos Olímpicos, ya no piensa más que estar en unos. Tendrá todo para llegar a Tokio 2020. Se lo ha propuesto y lo cumplirá porque desde niño lo ha dicho: es su sueño”.

 

MA JIN

Con la entrenadora china llegó a los nueves años de edad y desde entonces ha obtenido excelentes resultados, tanto en la Olimpiada Nacional como eventos internacionales donde se ha codeado con la élite mayor, a sus ahora escasos quince años.

Otros del equipo: Samantha Jiménez, Viviana del Ángel, Kevin Berlín, así como un grupo de seis nuevas pequeñas.

DOCTOR CORIOLAN LALU

“El arte está en él”. Para el doctor Coriolan Lalu, el clavadista tiene el arte en sí mismo para ir perfeccionando su cuerpo a las exigencias de su disciplina.

Lalu es egresado de la Universidad de Bucarest, y actualmente controla el laboratorio del CNESAR para el alto rendimiento.

“Introducir a un muchacho al alto rendimiento a corta edad es un error, pero este chico está adecuado a las exigencias. Su trascendencia de niño a juvenil está siendo normal, solo que él mismo se exige mayor perfección al trabajo”.

Los resultados que ha dado es con base a un entrenamiento planificado, adecuado.

“Todos eso lo va descubriendo el estratega gracias a sus cualidades pedagógicas que posee.  Además de los test sicológicos y médicos que suplementan la visión para decidir qué tipo de trabajo o estrategias debe adecuarlas al deportista. Cada deporte tiene sus componentes, y  clavados es una duración muy corta, entre tres y seis segundos. Así que el componente psicológico es parte fundamental”, explicó.

El clavadista mide 1.64 metros, por lo que tiene el cuerpo adecuado para su disciplina y lo ha demostrado con resultados.

A sus quince años de edad, Randal Willars lleva cerca de 35 mil clavados tirados, por lo que además ya se codea con la élite de esta disciplina.

Con su descubridor Javier Ferreiro tiró diez mil clavados. Y ahora con el equipo de Ma Jin lleva más de 25 mil. Algo impresionante para un chico de su edad. Gracias a ello ha perdido el miedo de las competencias, pero siempre teniéndole mucho respeto a la plataforma, al trampolín, a la fosa de los escenarios donde su nombre comienza a ser un referente.

Así es, Randal nació en la ciudad de México. A los siete meses junto a su familia buscó nuevas oportunidades de vida en Tijuana, ahora a sus 15 años, está de regreso.

Su regreso a la metrópoli fue a los nueve años al dejar atrás la ciudad de Rosarito, los juegos con su padre en la playa, su niñez, sólo pensando en conquistar el mundo de los clavados y teniendo en mente llegar a unos JO.

Su niñez la vivió en un fraccionamiento donde casi no había niños con quien jugar. Así que debía entretenerse con la bicicleta y las visitas a la playa con sus papás a buscar moros (un pez que es como almeja) o comer su tamal de elote, de sus preferidos. Al principio nadaba, pero no sabía que existían los clavados. Fue hasta que en un campamento de detección de talentos lo invitaron a participar. En ese instante se tiró desde la plataforma de los diez metros en el CARE de Tijuana. Por lo que fue canalizado rápidamente para integrarse a los equipos de clavados.

Willars Valdez deseaba muchas cosas en Tijuana. Constantemente miraba hacia el cielo en espera del avión que lo trasladaría a integrarse al equipo de la entrenadora Ma Jin, la cual había puesto la mirada en él y lo ayudaría a entretejer su futuro en los clavados.

“Siempre he intentado dar lo mejor, no sólo en el deporte sino en la escuela, como persona, con mi familia y amigos. Aprendiendo tanto de las cosas buenas y malas. Así combiné la natación con los clavados, pero debía elegir una de las dos, y opté por la segunda opción”.

Amante del agua es un prodigio viviendo sin temor porque se ha ido preparado para las adversidades. Por algo fue nombrado a sus nueve años el “Niño dorado”, al ganar sus primeras preseas de bronce en la plataforma de los diez y oro en el trampolín.

Mientras que la mayoría de los clavadistas comienzan a ganar medallas importantes después de los 14 años. El apodado también el “Pequeño Gigante” lo ha logrado desde sus inicios en las competencias. Con travesuras pero guiado por su ímpetu de ser el mejor.

Y en estos seis años recluido en el CEFORMA, Randal ya no observa al mundo, más bien éste le tiene la mirada puesta y ya comienza a proclamarlo como la promesa para México en los saltos.

Un diamante virtuoso que sse sigue puliendo, mientras él desea que al equipo de los Pumas le vaya bien y ver un día convirtiéndose en campeón a su preferido en el futbol español, Barcelona.

 

JAVIER FERREIRO

El estratega Ferreiro fue uno de los descubridores de Randal. Por eso no lo olvida, ya que con él se afianzó al deporte. Escuchando sus consejos, que es esencial para un deportista. Fue quien le dio las primeras guías.

Con sus consejos de Ferreiro, Willars fue campeón infantil a los ocho años en el trampolín y la plataforma, y séptimo en los tres metros en el nacional en ese tiempo de su categoría.

Esto es lo que manifestó Javier: “Lo descubrí y siempre fue un chico impresionante. Repetía los clavados hasta agotarse. Porque así es él. Tiraba conmigo alrededor de 60 por prueba. Pero eso solo en lo que es en el agua, en el gimnasio hacia otro tanto. Tiene un nivel muy alto, cuando compite es superior a sus rivales hasta por 80 puntos”.

Ferreiro mencionó que el clavadista tiene mucha coordinación: “Es inteligente y desde que le mostré lo que son unos Juegos Olímpicos, ya no piensa más que estar en unos. Tendrá todo para llegar a Tokio 2020. Se lo ha propuesto y lo cumplirá porque desde niño lo ha dicho: es su sueño”.

 

MA JIN

Con la entrenadora china llegó a los nueves años de edad y desde entonces ha obtenido excelentes resultados, tanto en la Olimpiada Nacional como eventos internacionales donde se ha codeado con la élite mayor, a sus ahora escasos quince años.

Otros del equipo: Samantha Jiménez, Viviana del Ángel, Kevin Berlín, así como un grupo de seis nuevas pequeñas.

DOCTOR CORIOLAN LALU

“El arte está en él”. Para el doctor Coriolan Lalu, el clavadista tiene el arte en sí mismo para ir perfeccionando su cuerpo a las exigencias de su disciplina.

Lalu es egresado de la Universidad de Bucarest, y actualmente controla el laboratorio del CNESAR para el alto rendimiento.

“Introducir a un muchacho al alto rendimiento a corta edad es un error, pero este chico está adecuado a las exigencias. Su trascendencia de niño a juvenil está siendo normal, solo que él mismo se exige mayor perfección al trabajo”.

Los resultados que ha dado es con base a un entrenamiento planificado, adecuado.

“Todos eso lo va descubriendo el estratega gracias a sus cualidades pedagógicas que posee.  Además de los test sicológicos y médicos que suplementan la visión para decidir qué tipo de trabajo o estrategias debe adecuarlas al deportista. Cada deporte tiene sus componentes, y  clavados es una duración muy corta, entre tres y seis segundos. Así que el componente psicológico es parte fundamental”, explicó.

El clavadista mide 1.64 metros, por lo que tiene el cuerpo adecuado para su disciplina y lo ha demostrado con resultados.

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