La Paz, Baja California Sur.- Este 25 junio se cumplen 27 años de la muerte del explorador marino más famoso del mundo: Jacques-Yves Cousteau. En los años 80 visitó el Mar de Cortés, y su inspiración sigue viva, el biólogo marino sudcaliforniano Rubén Villareal es una muestra de ello.
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En el malecón de La Paz se localiza una escultura que rinde homenaje al oceanógrafo francés, y en el Pacífico una isla deshabitada que lleva su nombre. Pensar en admiración y respeto por el mundo marino es pensar en Cousteau, quien nombró Acuario del Mundo al mar de Cortés, cuando Villareal era estudiante.
Para Rubén Villareal, también buzo por pasión, desde hace más de 40 años Jacques Cousteau fue crucial en su historia de vida como buceador. En parte, gracias a él los retos se han atravesado de forma imbatible, abierto al descubrimiento, confiando en que todo saldría bien.
En especial, cuando ya no pudo utilizar sus piernas, tras un accidente en un yate, hace alrededor de 12 años. Acontecimiento que lo hizo utilizar una silla de ruedas constantemente.
Ha dedicado una gran parte de su vida al mar, y ha afrontado algunas situaciones que iremos platicando. Pero, primero ¿Quién es Rubén Villarreal?
“Tengo 65 años, cuento con estudios profesionales en biología marina y posgrado en antropología y genética evolutiva; fui capitán de yates por más de 30 años. Desde que inicié mis estudios universitarios, comencé a adentrarme en la práctica del buceo, me certifiqué como buzo profesional PADI. Cuando trabajaba como capitán de Yate, navegué desde Alaska hasta Ecuador”.
Entonces, el mar siempre ha estado presente en su vida
"Sí. Yo nací en el mar, crecí en el mar, estudié en el mar, me casé en el mar. Siempre el mar. Me fui a estudiar medicina a la UNAM, por mi papá. Pero regresé a estudiar biología marina. Después de terminar biología marina, estuve cinco años cultivando ostión y camarón, hasta que se me presentó la oportunidad de que un empresario extranjero me contratara para ser su capitán de yate grande. Aún sin experiencia, me ofreció estudios y todo”.
¿En qué año le ofrecieron esa oportunidad?
“Principios de los 80. Tomé el mando de los barcos, y así fueron 38 años. Era buceo, pesca. Estudié una maestría. Me capacitaron y también me entrenaron como piloto de avión”.
La vida de Rubén cambió en diciembre de 2012, cuando sufrió un accidente mientras laboraba en un yate. Una lesión medular que provocó la falta de movilidad en ambas piernas. Estuvo a punto de perder la vida.
Me comenta que sufrió un accidente ¿Podríamos platicar un poco sobre ello?
“Sí. Me accidenté en un yate, en altamar. Aparte de que caí de un segundo piso, en un cuarto de máquinas sobre un motor, inconsciente me golpeé la cabeza, caí y perdí el conocimiento. No me podía mover, estaba inconsciente. La clavícula se me diseccionó, traigo una placa; se me perforó un pulmón. Y ese era el menor de mis problemas, en ese momento, porque la arteria femoral se trozó, se perforó también, y empezó a aventar sangre. Y yo soy paramédico, yo sabía que en dos minutos podría morir, no iba a aguantar mucho. Pero empecé a luchar por mi vida, en lo que venía la ayuda”.
”(...) Yo no tengo miedo a la muerte, ni miedo a morir, porque ya estuve ahí; ya sé cómo es estar del otro lado y regresar. Ahora, disfruto la vida de otra manera”.
“Pero todo lo que aprendí; universidad, maestría, el barco, todo. Los cursos de supervivencia que teníamos en el mar. Todos mis conocimientos que tenía, me sirvieron en ese momento. Yo, sin saber, la vida me estaba preparando para este momento, para sobrevivir hoy”.
¿Qué tan difícil ha sido eso?
“Todo lo que era antes de que me accidenté. Cerrar los ojos, volver a abrirlos, volver a la vida. Tienes que volver a construir tu círculo social, inclusive la familia. Ya no es igual. Entonces tienes que volver a construir todo, otra vez. Y el deporte me sirvió para sobrevivir, y aprovechar lo que el medio me da”.
“Cuando naufragas y quedas en una isla ¿Qué haces? Te haces comida, buscas agua; con lo que está tirado, construyes una casa. Bueno, en este caso, es lo mismo. Estoy aquí, en una sociedad, con una lesión, y tengo que aprovechar lo que me está dando el medio para sobrevivir”.
“Ahora; el olfato, el oído, algo que vea o escuche, lloro muy fácil. O las intenciones de las personas. Empecé a sentir mucho, me hice muy sensible con todo. Pero ayuda a protegerme, pero sí soy muy selectivo con quién me acerco. Soy una Persona Altamente Sensible (PAS)”.
Después de 2012 ¿Qué ha significado el buceo para usted?
“Decidí recuperarme y el buceo ayudó mucho para regresar al mar, pero me di cuenta de que no había buzos a nivel nacional con una lesión medular. En mi caso, desarrollé una habilidad que me hace atípico. Desarrollé mi propia protección y utilizo mis propias aletas. Por mis estudios profesionales en biología marina, empecé a leer, estudiar, investigar y observar cómo nadan las tortugas y los delfines”.
¿Se basa en los animales marinos para el diseño y la práctica de esta actividad?
"Combino lo que es la patada de delfín con un movimiento de braceo. Combino los dos y es con lo que muevo las piernas. Pero no porque yo las pueda mover; es un efecto de "chicoteo". Como un látigo. Es lento, pero me brinda protección, y yo desarrollé esa habilidad. Es el único en México, que realiza e indaga sobre esta habilidad”.
Retomando a Jack Cousteau; él diseñó los cimientos de su ahora equipo de buceo ¿Verdad?
“Desde que estaba en la universidad, en ese tiempo Jack Cousteau ya era muy mayor, pero a él le debemos mucho. Le debemos el regulador; él lo diseñó. Normalmente antes, para bucear, desde el tanque se conectaba a un dispositivo y venía una manguera con alta presión a 3 mil libras al regulador. Y siempre había demasiado aire que se perdía. Jack Cousteau inventó el segundo paso, entonces, que era el regulador”.
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“El otro, inventó un chaleco que es el chaleco compensador; ese trae una conexión y trae una medida que se conecta al tanque. Aplastas el botón, se llena el chaleco, si subes muy rápido, le aplastas otro botón y suelta el aire, se mantiene neutral. Eso fue un invento de él. A partir de ahí es la tecnología que usamos".
Ahora, con base en las aportaciones de Cousteau, y de manera empírica, usted está aprendiendo y mostrando a la sociedad que sí se puede
“Sí; y es una satisfacción porque logré vencer mis temores y recuperarme, conquistar mis objetivos y mis desafíos, con una lesión medular. Es como una superación personal. Yo lo que quiero mostrar es que sí se puede hacer, ese es el mensaje”.