/ sábado 28 de septiembre de 2019

Un Desierto sobre el mar

El Vizcaíno,  ubicado en Baja California Sur, y que también es un bello apellido

“Mi abuela me cuenta cuando se iban a caballo desde San Lucas hasta el Médano… donde eran los bailes”.

El Vizcaíno, ubicado en Baja California Sur, y que también es un bello apellido, tiene aproximadamente 2,546,790 Km2 de extensión, de manglares y dunas costeras y lagunas a lo que se denomina poblaciones vegetales sagradas.

Partimos con la complicidad de la Sierra de la Giganta a nuestras espaldas. Visitamos el Parque Nacional de la Ballena Gris, sí, Aun un podemos disfrutarlo.

“Ven, vamos a acampar, mis abuelos todavía lo hacen...”

Es Raquel, princesa Guaycura Cochimíe a quién me encuentro en el camino, y como si de siempre nos conociéramos, nos hicimos a la mar en sus raíces, y las mías.

Me llega ese espíritu explorador, seguro, como el que nació con todo…entonces ¿por qué no?

Llegamos sobre la Sierra de la laguna, y tomamos café con la marca de la sirena, es aquí, donde habitan especies submarinas y confieras para hacer caminatas exploradoras muy temprano por la temperatura que alcanzará los 40 grados a nivel del mar en un rato mas.

Imperdible…

El Parque Natural Laguna de San Ignacio que es oficialmente un puerto turístico y pesquero pertenece a un complejo lagunar, como si una cordillera de agua fuera en una gran zona de inundación. La relevancia de su entorno la hace área protegida, pues todas las especies de esta Finisterre dependen de ello. De esta Madre inmaculada y eterna laguna. La luna se asoma ya.

“Mis primos y yo bajábamos a jugar aun al anochecer… allá por el Hotel Finisterra donde trabajaba mi abuelo”.

La arena desértica tras el empuje del viento vespertino nos anuncia del peligro al no seguir las reglas de exploración: Respeto al medio ambiente, amor a la natura, hidratación, ropa adecuada y reserva de comida y transportación.

“Todo el paisaje se veía… y nos podían cuidar… antes éramos libres al jugar pues ¿quién nos iba a robar? Solo estábamos nosotros sin tantos hoteles…”

Pureza a recobrar…

Porque más de 400 especies marinas y terrestres habitan el área: mamíferos, aves, reptiles con serio peligro de extinción. Algunos muy peligrosos.

La montaña da la sombra adecuada para un recorrido fascinante y espectacular. Una instalación de arte natural.

Sitio de Patrimonio Mundial de la Humanidad. Alguien tenía que reaccionar.

“Sabes… antes el único peligro que había era que nos fuéramos a ahogar en el mar” (risas).

Vamos por el Km. 75 que nos guía desde Asunción hasta el desierto Vizcaíno y… ¡a pescar se ha dicho!

Hombres de trabajo son los pescadores de la zona, que valoran vivir sobre un extenso litoral, mas de 50 especies marinas son protegidas dentro de la pesca deportiva. Un destino de nativos pescadores.

Una dimensión de luz distinta nos guía por Baja California Sur. Una generación.

“Mis Padres sólo se asomaban y nos miraban desde lejos, sin más preocupación”.

Un Santuario…

A veces lejano es Santiago, Miraflores y El Triunfo, donde artistas labran a mano, maderas, pieles y palma como las canastas y las chamarras. Los cestos y los equipos de montar.

Aquí es el Noroeste Mexicano, donde la soledad es una necesidad para preservar las especies más endémicas.

Tierra de raíces profundas, de mangos y ates con queso. Donde es posible bucear en las playas que suceden al magnifico Golfo de California, que cada vez crece más y exige adaptarnos a su carácter sísmico eterno.

La Pitahaya es la flor favorita de Raquel, sí, porque es la flor emblemática del estado, aun más en Los Cabos.

Transparentes son sus aguas… honestas, como debiera comportarse la gente que llega.

Vamos ahora a los volcanes de las Tres Vírgenes para deportes de montaña. Para ascender a éstos se necesita una ambición legítima.

Como a la Sierra de San Francisco, para escaladores con su extraordinaria geografía física y mental.

“Quiero ir a visitar la ruta Rupestre, nunca he ido, ¿cómo ves? Y me llevo a los niños” vamos en Navidad.

Una forma de Explorar distinta es la posibilidad en esta tierra y mar…

Suena la música de banda y ranchera bailando Azul Cielo y El Conejo…

Eran los Pericúes, los Guaycuras quienes en la época prehispánica, habitaron la península de Baja California Sur. Y son sus princesas, guardianas y guerreras terrenales las musas, dicen, del espíritu de la Reina Calafia.

Vamos Raquel, vamos a sembrar la mar y la tierra, otra vez…

Para poder mirar el cielo como 100,000 años atrás según dice papá.

“Mi abuela me cuenta cuando se iban a caballo desde San Lucas hasta el Médano… donde eran los bailes”.

El Vizcaíno, ubicado en Baja California Sur, y que también es un bello apellido, tiene aproximadamente 2,546,790 Km2 de extensión, de manglares y dunas costeras y lagunas a lo que se denomina poblaciones vegetales sagradas.

Partimos con la complicidad de la Sierra de la Giganta a nuestras espaldas. Visitamos el Parque Nacional de la Ballena Gris, sí, Aun un podemos disfrutarlo.

“Ven, vamos a acampar, mis abuelos todavía lo hacen...”

Es Raquel, princesa Guaycura Cochimíe a quién me encuentro en el camino, y como si de siempre nos conociéramos, nos hicimos a la mar en sus raíces, y las mías.

Me llega ese espíritu explorador, seguro, como el que nació con todo…entonces ¿por qué no?

Llegamos sobre la Sierra de la laguna, y tomamos café con la marca de la sirena, es aquí, donde habitan especies submarinas y confieras para hacer caminatas exploradoras muy temprano por la temperatura que alcanzará los 40 grados a nivel del mar en un rato mas.

Imperdible…

El Parque Natural Laguna de San Ignacio que es oficialmente un puerto turístico y pesquero pertenece a un complejo lagunar, como si una cordillera de agua fuera en una gran zona de inundación. La relevancia de su entorno la hace área protegida, pues todas las especies de esta Finisterre dependen de ello. De esta Madre inmaculada y eterna laguna. La luna se asoma ya.

“Mis primos y yo bajábamos a jugar aun al anochecer… allá por el Hotel Finisterra donde trabajaba mi abuelo”.

La arena desértica tras el empuje del viento vespertino nos anuncia del peligro al no seguir las reglas de exploración: Respeto al medio ambiente, amor a la natura, hidratación, ropa adecuada y reserva de comida y transportación.

“Todo el paisaje se veía… y nos podían cuidar… antes éramos libres al jugar pues ¿quién nos iba a robar? Solo estábamos nosotros sin tantos hoteles…”

Pureza a recobrar…

Porque más de 400 especies marinas y terrestres habitan el área: mamíferos, aves, reptiles con serio peligro de extinción. Algunos muy peligrosos.

La montaña da la sombra adecuada para un recorrido fascinante y espectacular. Una instalación de arte natural.

Sitio de Patrimonio Mundial de la Humanidad. Alguien tenía que reaccionar.

“Sabes… antes el único peligro que había era que nos fuéramos a ahogar en el mar” (risas).

Vamos por el Km. 75 que nos guía desde Asunción hasta el desierto Vizcaíno y… ¡a pescar se ha dicho!

Hombres de trabajo son los pescadores de la zona, que valoran vivir sobre un extenso litoral, mas de 50 especies marinas son protegidas dentro de la pesca deportiva. Un destino de nativos pescadores.

Una dimensión de luz distinta nos guía por Baja California Sur. Una generación.

“Mis Padres sólo se asomaban y nos miraban desde lejos, sin más preocupación”.

Un Santuario…

A veces lejano es Santiago, Miraflores y El Triunfo, donde artistas labran a mano, maderas, pieles y palma como las canastas y las chamarras. Los cestos y los equipos de montar.

Aquí es el Noroeste Mexicano, donde la soledad es una necesidad para preservar las especies más endémicas.

Tierra de raíces profundas, de mangos y ates con queso. Donde es posible bucear en las playas que suceden al magnifico Golfo de California, que cada vez crece más y exige adaptarnos a su carácter sísmico eterno.

La Pitahaya es la flor favorita de Raquel, sí, porque es la flor emblemática del estado, aun más en Los Cabos.

Transparentes son sus aguas… honestas, como debiera comportarse la gente que llega.

Vamos ahora a los volcanes de las Tres Vírgenes para deportes de montaña. Para ascender a éstos se necesita una ambición legítima.

Como a la Sierra de San Francisco, para escaladores con su extraordinaria geografía física y mental.

“Quiero ir a visitar la ruta Rupestre, nunca he ido, ¿cómo ves? Y me llevo a los niños” vamos en Navidad.

Una forma de Explorar distinta es la posibilidad en esta tierra y mar…

Suena la música de banda y ranchera bailando Azul Cielo y El Conejo…

Eran los Pericúes, los Guaycuras quienes en la época prehispánica, habitaron la península de Baja California Sur. Y son sus princesas, guardianas y guerreras terrenales las musas, dicen, del espíritu de la Reina Calafia.

Vamos Raquel, vamos a sembrar la mar y la tierra, otra vez…

Para poder mirar el cielo como 100,000 años atrás según dice papá.

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