/ lunes 28 de marzo de 2022

MEMO OCHOA,  la vida Y NOSOTROS (o el nunca olvidar)

Fue una noche de mediados de los setenta cuando El Nico, mi hermano, llegó con el periódico el Esto tal como lo hacía diariamente y, ahí donde yo estaba recostado en la cama platicando con mi amá, antes de dormirme,me aventó con ese tabloide color sepia para que leyera la noticia:

Al América llegaba un portero de origen Argentino de 24 años de edad y se llamaba Néstor Rafael Verderi.

No era novedad que este equipo trajera extranjeros de calidad, la lista de estas figuras la encabezaba Carlos Reynoso quien había llegado unos años antes, pero resultaba extraño que esta vez fuera un portero pues en esa posición había calidad de sobra, ya que ahí estaban Prudencio “El Pajarito” Cortez, Rafael “El Guama” Puente, Paco Castrejón, Pedro Soto y se acababa de ir al Atlético Potosino Amado “El Tarzán” Palacios.

Verderi jugó dos temporadas en el América y, luego de ser campeón de liga y campeón de campeones con los entonces cremas, demostrando ser, como bien dice Héctor R. Hernández, un arquero de escuela, serio, profesional y de altísimo rendimiento, se fue a jugar a Los Coyotes del Neza donde , por cierto, fue en ese equipo donde se retiró.

Desde entonces se convirtió en el formador de porteros en las fuerzas básicas del América.

Entre esos alumnos que ha tenido durante todos estos años, empezó a entrenar a un jovencito oriundo de Guadalajara cuando este tenía 12 o 13 de edad: se llamaba Francisco Guillermo Ochoa Magaña.

Sí, ese que, después de ser vituperado, de nuevo está en boca de todos por su gran actuación contra los gabachos ,en el Azteca y que lo conocemos popularmente como Memo Ochoa.

Era casi un niño, dice Verderi, pero ya mostraba una proyección importante, aunque “lo tenía que frenar un poquito porque se pegaba la cabeza contra los palos. La verdad era un atrevido bárbaro”, señaló su formador, emocionado.

Jamás ha bajado los brazos, afirma, y recuerda cómo ganó la partida en sus inicios a los apenas casi veinte años de edad, cuando Oscar Ruggeri, siendo DT de los de Coapa, decidió traer a sus paisano Diego Sebastián Saja, pero supo vencerlo con su calidad y Paco Memo se quedó con la titularidad.

Esta paternidad deportiva entre Verderi y Ochoa parece que también fuera consanguínea.

Quien conozca a los dos, sabrá lo que digo, ya que si comparan al Verderi en sus años de juventud, con el Ochoa de hoy, confirmará el enorme parecido.

Así es: por modelaje del Argentino, por haberse mimetizado, por haber sufrido una clonación en el estilo de juego, complexión y cabello, Memo Ochoa, el que el jueves impidió que se perdiera otro juego más, es una versión mexicana (corregida y humectada) de Néstor Rafael Verderi.

No es casual que quien también ha jugado en la Liga 1 de Francia con Ajaccio- cada que puede,manifieste su agradecimiento con el argentino Néstor Verderi,

A través de su cuenta de twitter, el seleccionado mexicano afirmó estar agradecido con la persona más importante dentro y fuera de la cancha… Néstor Verderi que me ha dado todo para llegar lejos”, estableció.

Se dice que “entre los valores o bienes que más agradece el ser humano se encuentran la vida, la salud, la amistad, la lealtad y las enseñanzas de sus antecesores.

La gratitud y el reconocimiento van de la mano y son los mejores regalos que puede recibir una persona en cualquier época y lugar del mundo”

Quienes, repentinamente le aplauden en estos días, otra vez a Ochoa, creo que deben de saber de Néstor Rafael Verderi, pese a que él, con este muchacho y con otros, ha sido discreto y ha mantenido un bajo perfil en relación a los pupilos que, como buen maestro ha formado, no solo en el terreno deportivo, sino en la mentalidad como persona.

De acuerdo: el tema es el futbol puede estar distrayéndonos( lo de Querétaro, lo de Tomas Boy, el mal paso del TRI ).De acuerdo.

Ese es el tema y, puede que, frívolamente, nos impida voltear hacia cosas de mayor importancia para el país. Quizá,quizá,quizá.

Sí. Pero también nos puede estar enseñando, ahora que este ya no tan joven arquero, volvió a brillar , , que, así como él cumplió con su encomienda en forma responsable y con honestidad, así nosotros , en el oficio, la profesión, o en el encargo que hubiéramos escogido para trascender, debiéramos comprometernos, como ciudadanos, como profesionistas, como personas, como padres y madres, como hijos, como luchador AAA, como ganadero, como asesor, como sacerdote, como intelectuales , como plomero, como políticos, como periodistas y hacer lo que nos toca de la manera más entregada y honesta posible.

Como ingenieros, como abogados, músico, chef, carpintero o mecánico o compositor o literato, a cumplir a diario con las tareas que nos competen, haciéndolo con entrega, con pasión, sin trampas y sin dañar al prójimo y, sobre todo, sin olvidar nunca, repito, nunca a ese Verderi que todos de seguro hemos tenido.

Ese que estuvo ahí cerca en nuestro primeros pasos, nos echó la mano incondicionalmente y nos fue llevando poco a poco para afinarnos, para pulirnos, para templarnos como se hace con el barro, con tal de que, como pasaba con Ochoa en sus inicios, no nos pegáramos en la cabeza contra la portería y evitar esos descalabros que, en el camino, nos pone la vida…

Fue una noche de mediados de los setenta cuando El Nico, mi hermano, llegó con el periódico el Esto tal como lo hacía diariamente y, ahí donde yo estaba recostado en la cama platicando con mi amá, antes de dormirme,me aventó con ese tabloide color sepia para que leyera la noticia:

Al América llegaba un portero de origen Argentino de 24 años de edad y se llamaba Néstor Rafael Verderi.

No era novedad que este equipo trajera extranjeros de calidad, la lista de estas figuras la encabezaba Carlos Reynoso quien había llegado unos años antes, pero resultaba extraño que esta vez fuera un portero pues en esa posición había calidad de sobra, ya que ahí estaban Prudencio “El Pajarito” Cortez, Rafael “El Guama” Puente, Paco Castrejón, Pedro Soto y se acababa de ir al Atlético Potosino Amado “El Tarzán” Palacios.

Verderi jugó dos temporadas en el América y, luego de ser campeón de liga y campeón de campeones con los entonces cremas, demostrando ser, como bien dice Héctor R. Hernández, un arquero de escuela, serio, profesional y de altísimo rendimiento, se fue a jugar a Los Coyotes del Neza donde , por cierto, fue en ese equipo donde se retiró.

Desde entonces se convirtió en el formador de porteros en las fuerzas básicas del América.

Entre esos alumnos que ha tenido durante todos estos años, empezó a entrenar a un jovencito oriundo de Guadalajara cuando este tenía 12 o 13 de edad: se llamaba Francisco Guillermo Ochoa Magaña.

Sí, ese que, después de ser vituperado, de nuevo está en boca de todos por su gran actuación contra los gabachos ,en el Azteca y que lo conocemos popularmente como Memo Ochoa.

Era casi un niño, dice Verderi, pero ya mostraba una proyección importante, aunque “lo tenía que frenar un poquito porque se pegaba la cabeza contra los palos. La verdad era un atrevido bárbaro”, señaló su formador, emocionado.

Jamás ha bajado los brazos, afirma, y recuerda cómo ganó la partida en sus inicios a los apenas casi veinte años de edad, cuando Oscar Ruggeri, siendo DT de los de Coapa, decidió traer a sus paisano Diego Sebastián Saja, pero supo vencerlo con su calidad y Paco Memo se quedó con la titularidad.

Esta paternidad deportiva entre Verderi y Ochoa parece que también fuera consanguínea.

Quien conozca a los dos, sabrá lo que digo, ya que si comparan al Verderi en sus años de juventud, con el Ochoa de hoy, confirmará el enorme parecido.

Así es: por modelaje del Argentino, por haberse mimetizado, por haber sufrido una clonación en el estilo de juego, complexión y cabello, Memo Ochoa, el que el jueves impidió que se perdiera otro juego más, es una versión mexicana (corregida y humectada) de Néstor Rafael Verderi.

No es casual que quien también ha jugado en la Liga 1 de Francia con Ajaccio- cada que puede,manifieste su agradecimiento con el argentino Néstor Verderi,

A través de su cuenta de twitter, el seleccionado mexicano afirmó estar agradecido con la persona más importante dentro y fuera de la cancha… Néstor Verderi que me ha dado todo para llegar lejos”, estableció.

Se dice que “entre los valores o bienes que más agradece el ser humano se encuentran la vida, la salud, la amistad, la lealtad y las enseñanzas de sus antecesores.

La gratitud y el reconocimiento van de la mano y son los mejores regalos que puede recibir una persona en cualquier época y lugar del mundo”

Quienes, repentinamente le aplauden en estos días, otra vez a Ochoa, creo que deben de saber de Néstor Rafael Verderi, pese a que él, con este muchacho y con otros, ha sido discreto y ha mantenido un bajo perfil en relación a los pupilos que, como buen maestro ha formado, no solo en el terreno deportivo, sino en la mentalidad como persona.

De acuerdo: el tema es el futbol puede estar distrayéndonos( lo de Querétaro, lo de Tomas Boy, el mal paso del TRI ).De acuerdo.

Ese es el tema y, puede que, frívolamente, nos impida voltear hacia cosas de mayor importancia para el país. Quizá,quizá,quizá.

Sí. Pero también nos puede estar enseñando, ahora que este ya no tan joven arquero, volvió a brillar , , que, así como él cumplió con su encomienda en forma responsable y con honestidad, así nosotros , en el oficio, la profesión, o en el encargo que hubiéramos escogido para trascender, debiéramos comprometernos, como ciudadanos, como profesionistas, como personas, como padres y madres, como hijos, como luchador AAA, como ganadero, como asesor, como sacerdote, como intelectuales , como plomero, como políticos, como periodistas y hacer lo que nos toca de la manera más entregada y honesta posible.

Como ingenieros, como abogados, músico, chef, carpintero o mecánico o compositor o literato, a cumplir a diario con las tareas que nos competen, haciéndolo con entrega, con pasión, sin trampas y sin dañar al prójimo y, sobre todo, sin olvidar nunca, repito, nunca a ese Verderi que todos de seguro hemos tenido.

Ese que estuvo ahí cerca en nuestro primeros pasos, nos echó la mano incondicionalmente y nos fue llevando poco a poco para afinarnos, para pulirnos, para templarnos como se hace con el barro, con tal de que, como pasaba con Ochoa en sus inicios, no nos pegáramos en la cabeza contra la portería y evitar esos descalabros que, en el camino, nos pone la vida…