La Paz, Baja California Sur.- Aunque pudiera parecer coincidencia, la verdad es que cada año una luna rosa empata con algún día de la semana santa, debido a que siempre sucede después de cada equinoccio de primavera, es decir después del 20 de marzo, y regularmente entre el 22 de marzo y el 25 de abril.
En las culturas nativas norteamericanas la luna rosa era vinculada con el florecimiento de flores con ciertas tonalidades rosadas y de ahí se debe su nombre, pero esto no es una regla, ya que dependiendo de la atmósfera desde donde se observa, puede que se vea anaranjada, amarilla, incluso hasta rojiza pero nunca totalmente rosada, ya que, como se menciona arriba, su nombre únicamente se le atribuye por el color rosado de las flores salvajes que después del equinoccio relucen.
El día viernes, desde muy temprano, la luna lucía radiante, llena en todo su esplendor, y con algunos tonos amarillos y rojizos, en ocasiones cubierta de algo de neblina y nubes, y a ratos despejada, mientras que las personas se reunían en lugares públicos como el malecón para apreciarla; entre las personas que se encontraban caminando, se percataban del esplendor de la luna, al mismo tiempo que no dudaban en expresar lo bonita que lucía o en invitar a sus acompañantes a apreciarla.
Este fenómeno astronómico, el cual es también la segunda luna llena después del equinoccio, anuncia la llegada simbólica de la primavera al hemisferio norte; y así año con año, a forma de ritual nos avisa que estamos entrando a una nueva estación que es acompañada de colores diversos, flores y vida, y que representa también la juventud y el renacimiento espiritual.