/ domingo 19 de junio de 2022

La Paz, ciudad llena de mitos y relatos

Conoce del relato de la joven del Cerro de la Calavera, el niño del Mercado Madero y el muchacho que se desaparecía en las paredes

La Paz, Baja California Sur (OEM-Informex).- Son muchas las historias que se cuentan de la panorámica del Cerro de la Calavera en la ciudad capital, sobre todo al caer la noche, pues muchos automovilistas aseguran que mientras iban camino a la playa el Coromuel al pasar por el enigmático cerro una joven les hacía la parada para pedir ayuda.

La historia comenzó a tener poca relevancia porque muchas personas llegaron a creer que era un invento para que los jóvenes de esa época no anduvieran a deshoras de la noche o la madrugada.

En la década de los años 80 la tranquila ciudad de La Paz era visitada al igual que hoy en día, por cientos de turistas nacionales e internacionales, uno de ellos una buen tarde decidió salir con su amigo para disfrutar de las actividades y atracciones que había en esa época, por ello decidieron tomar un taxi para que los llevara a conocer el Cerro de la Calavera que siempre ha tenido muy buena fama, ya que en él se pueden observar los mejores paisajes.

MUCHOS LE ATRIBUÍAN A HISTORIAS INVENTADAS

El taxista por su lado, vio que los jóvenes no eran de la ciudad, por lo que decidió hacerles una petición, que era el que se bajaran temprano del cerro, pues los peligros estaban a la orden del día en cuanto a un accidente o un asalto, sin mencionar que el lugar era poco visitado a esa horas, además de que en aquellos años ya se especulaba de que una joven transitaba por el sitio, pero lo atribuía a historias inventadas.

A los dos turistas se les pasó el tiempo platicando el lugar, pues la vista era hermosa ya que al hacer la noche se podía ver cientos de estrellas, además de ser un sitio sumamente quieto y calmado. Ellos no podían creer que al caer las doce de la noche la carretera estuviera sola, vacía, es decir ni un carro pasaba, por lo que decidieron caminar para llegar a su hotel que estaba un poco retirado del sitio, pero nada imposible de llegar.

Al caer las 12 de la noche los dos jóvenes ya estaban un poco asustados y despistados, por lo que al ver a lo lejos a una mujer deciden pedirle su ayuda, ya que no conocían del lugar y al tenerla casi enfrente esta se desvanece frente a sus ojos, los incrédulos chicos no podían creerlo por lo que sin pensarlo corren rápidamente y al llegar al Molinito deciden descansar de tal susto que habían recibido.

Al día siguiente antes de irse de la ciudad deciden contarle la historia a un taxista que los llevó al aeropuerto y este simplemente se mantuvo callado, pues no eran los únicos que la habían visto, ya que en ese sitio hubieron muchos choques automovilísticos y se decía que uno de ellos había dejado el alma de una joven, la cual divagaba por el sitio.

El Mercado Madero guarda un sinfín de historias que hasta la fecha siguen contándose entre miembros de la familia y amigos que no las olvidan. Foto: Hugo Fimbres | El Sudcaliforniano

ERA ENIGMÁTICO

En la década de los años 90 la ciudad capital comenzó a ser uno de los sitios favoritos de turistas nacionales e internacionales que llegaban al famoso Puerto de Ilusión para conocer cada rincón, pero como todo no podía faltar las historias que al caer la noche encumbraban algunos lugares como el Mercado Madero, pues se decía que antes de que el ultimo camión de transporte publico saliera, un niño aparecía pidiendo dinero, para regresar a su casa.

Muchos de estos turistas aseguraron ver visto a un pequeño pidiendo dinero a deshoras de la noche, por ello cuando veían a un policía les indicaba que andaba un niño y que tal vez podía correr peligro.

A decir verdad, en aquellos años se decían tantas cosas, pues la noche siempre es testigo de casos paranormales que muchas veces el viento oculta, pues algunas personas llegaron a decir que el enigmático niño vivía en la calle y pedía dinero para poder comer, otros por su lado comentaban que lo veían con su mamá, misma que lo mandaba a pedir dinero, pues eran varios sus hermanos y de alguna forma tenían que subsistir.

EMERGÍA DE LA NADA

Lo más extraño de todo es que en realidad nadie había visto al niño físicamente, solo era algo que se imaginaban, pues la historia de que el pequeño era un fantasma o un ente era algo de lo que se negaban a aceptar.

Una noche una joven madre con niño en brazos estaba esperando el ultimo camión y están por dar las 10 y media de la noche y había muy pocas personas esperando su camión, cuando de la nada un pequeñito sonriente de escasos 9 años, pidiéndole una moneda de nada más y nada menos de que de 1000 pesos, la desaparecida moneda tenía la cara de Sor Juana Inés de la Cruz ya decir verdad era algo de dinero.

La madre angustiada solo accedió a entregarle unos centavos, pues no tria dinero, el pequeño en cuestión de segundos desaprecio de su vista.

También un señor que vendía dulces en la noche se quedo casi mudo cuando vio que de una de las bancas del Mercado Madero de la nada emergió un pequeño, que sutilmente le sonrió, el hecho le llama atención pues ya era tarde para que un niño jugara.

Las historias se fueron aculando hasta que muchas madres de familia comenzaron a llevar su rosario y en voz baja le dedicaban un rezo, pues se les hacía triste que un niño anduviera divagando solo con su alma. Con el paso del tiempo fueron escasas sus apariciones, pero eso sí su historia nunca dejo de impactar.

La ciudad capital está llena de relatos e historias que si bien pueden llegar a asustar, estas mismas representan un hecho que en muchos de los casos no tienen explicación, como lo es un joven que era visto caminando en la zona centro sobre la calle 16 de Septiembre y a los segundos desaparecía entre las paredes.

En la década de los años 80 la zona Centro era el punto de reunión de la gran mayoría de las actividades que se realizaban en la ciudad, ya sea por la belleza de la zona, por el malecón o por la cantidad de tiendas que había, pero el hecho es que siempre había gente.

Un hecho que empezó a suceder al caer la madrugada en aquellos años y que se empezó a divulgarse entre los jóvenes casi casi como si fuera un juego y que pocos llegaron a creer, sobre todo los padres de familia es que había una persona de aspecto joven el cual vestía de negro y se esfumaba en las paredes, como por arte de magia.

MUCHOS SALÍAN CORRIENDO ANTE EL HECHO

Los testigos salían corriendo como si hubieran visto al diablo y no era para menos, pues el ver algo así es para que los pelos se pongan de punta, otros por su parte aseguraban que se trataba de un fantasma o de un ente, pues la hora no era la más óptima para verlo, pues no era tan regular.

Hubieron días en que los ciudadanos preferían quedarse en sus casas, mientras que otros tantos solían evitar las calles solas con el temor de que el joven hiciera acto de presencia y se desvaneciera con el aire entre las paredes. Realmente la psicosis comenzó a crecer entre los pobladores de todas las edades.

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Con el paso del tiempo la imagen del joven que se desaparecía fue siendo menos habitual, ay que una señora que iba a la iglesia comenzó a echar agua bendita por las calles con veladora en mano, pues esta misma llego a decir que se trataba de un alma que tal vez tuvo un final inesperado y que necesitaba encontrar la luz.

Ante el hecho ya no se volvieron a saber más historias del joven, pero esos relatos fueron parte de un buen tiempo entre los adolescentes. Por otro lado, un sector de la sociedad que nunca creyó lo atribuyó a un invento colectivo para que los niños y jóvenes no anduvieran en las calles a deshoras de la noche.

Aun en la actualidad hay quienes aseguran ver sombras negras que se desaparecen en las calles y es que la zona Centro guarda y guardará mil historias que se ocultan al caer la noche.

La Paz, Baja California Sur (OEM-Informex).- Son muchas las historias que se cuentan de la panorámica del Cerro de la Calavera en la ciudad capital, sobre todo al caer la noche, pues muchos automovilistas aseguran que mientras iban camino a la playa el Coromuel al pasar por el enigmático cerro una joven les hacía la parada para pedir ayuda.

La historia comenzó a tener poca relevancia porque muchas personas llegaron a creer que era un invento para que los jóvenes de esa época no anduvieran a deshoras de la noche o la madrugada.

En la década de los años 80 la tranquila ciudad de La Paz era visitada al igual que hoy en día, por cientos de turistas nacionales e internacionales, uno de ellos una buen tarde decidió salir con su amigo para disfrutar de las actividades y atracciones que había en esa época, por ello decidieron tomar un taxi para que los llevara a conocer el Cerro de la Calavera que siempre ha tenido muy buena fama, ya que en él se pueden observar los mejores paisajes.

MUCHOS LE ATRIBUÍAN A HISTORIAS INVENTADAS

El taxista por su lado, vio que los jóvenes no eran de la ciudad, por lo que decidió hacerles una petición, que era el que se bajaran temprano del cerro, pues los peligros estaban a la orden del día en cuanto a un accidente o un asalto, sin mencionar que el lugar era poco visitado a esa horas, además de que en aquellos años ya se especulaba de que una joven transitaba por el sitio, pero lo atribuía a historias inventadas.

A los dos turistas se les pasó el tiempo platicando el lugar, pues la vista era hermosa ya que al hacer la noche se podía ver cientos de estrellas, además de ser un sitio sumamente quieto y calmado. Ellos no podían creer que al caer las doce de la noche la carretera estuviera sola, vacía, es decir ni un carro pasaba, por lo que decidieron caminar para llegar a su hotel que estaba un poco retirado del sitio, pero nada imposible de llegar.

Al caer las 12 de la noche los dos jóvenes ya estaban un poco asustados y despistados, por lo que al ver a lo lejos a una mujer deciden pedirle su ayuda, ya que no conocían del lugar y al tenerla casi enfrente esta se desvanece frente a sus ojos, los incrédulos chicos no podían creerlo por lo que sin pensarlo corren rápidamente y al llegar al Molinito deciden descansar de tal susto que habían recibido.

Al día siguiente antes de irse de la ciudad deciden contarle la historia a un taxista que los llevó al aeropuerto y este simplemente se mantuvo callado, pues no eran los únicos que la habían visto, ya que en ese sitio hubieron muchos choques automovilísticos y se decía que uno de ellos había dejado el alma de una joven, la cual divagaba por el sitio.

El Mercado Madero guarda un sinfín de historias que hasta la fecha siguen contándose entre miembros de la familia y amigos que no las olvidan. Foto: Hugo Fimbres | El Sudcaliforniano

ERA ENIGMÁTICO

En la década de los años 90 la ciudad capital comenzó a ser uno de los sitios favoritos de turistas nacionales e internacionales que llegaban al famoso Puerto de Ilusión para conocer cada rincón, pero como todo no podía faltar las historias que al caer la noche encumbraban algunos lugares como el Mercado Madero, pues se decía que antes de que el ultimo camión de transporte publico saliera, un niño aparecía pidiendo dinero, para regresar a su casa.

Muchos de estos turistas aseguraron ver visto a un pequeño pidiendo dinero a deshoras de la noche, por ello cuando veían a un policía les indicaba que andaba un niño y que tal vez podía correr peligro.

A decir verdad, en aquellos años se decían tantas cosas, pues la noche siempre es testigo de casos paranormales que muchas veces el viento oculta, pues algunas personas llegaron a decir que el enigmático niño vivía en la calle y pedía dinero para poder comer, otros por su lado comentaban que lo veían con su mamá, misma que lo mandaba a pedir dinero, pues eran varios sus hermanos y de alguna forma tenían que subsistir.

EMERGÍA DE LA NADA

Lo más extraño de todo es que en realidad nadie había visto al niño físicamente, solo era algo que se imaginaban, pues la historia de que el pequeño era un fantasma o un ente era algo de lo que se negaban a aceptar.

Una noche una joven madre con niño en brazos estaba esperando el ultimo camión y están por dar las 10 y media de la noche y había muy pocas personas esperando su camión, cuando de la nada un pequeñito sonriente de escasos 9 años, pidiéndole una moneda de nada más y nada menos de que de 1000 pesos, la desaparecida moneda tenía la cara de Sor Juana Inés de la Cruz ya decir verdad era algo de dinero.

La madre angustiada solo accedió a entregarle unos centavos, pues no tria dinero, el pequeño en cuestión de segundos desaprecio de su vista.

También un señor que vendía dulces en la noche se quedo casi mudo cuando vio que de una de las bancas del Mercado Madero de la nada emergió un pequeño, que sutilmente le sonrió, el hecho le llama atención pues ya era tarde para que un niño jugara.

Las historias se fueron aculando hasta que muchas madres de familia comenzaron a llevar su rosario y en voz baja le dedicaban un rezo, pues se les hacía triste que un niño anduviera divagando solo con su alma. Con el paso del tiempo fueron escasas sus apariciones, pero eso sí su historia nunca dejo de impactar.

La ciudad capital está llena de relatos e historias que si bien pueden llegar a asustar, estas mismas representan un hecho que en muchos de los casos no tienen explicación, como lo es un joven que era visto caminando en la zona centro sobre la calle 16 de Septiembre y a los segundos desaparecía entre las paredes.

En la década de los años 80 la zona Centro era el punto de reunión de la gran mayoría de las actividades que se realizaban en la ciudad, ya sea por la belleza de la zona, por el malecón o por la cantidad de tiendas que había, pero el hecho es que siempre había gente.

Un hecho que empezó a suceder al caer la madrugada en aquellos años y que se empezó a divulgarse entre los jóvenes casi casi como si fuera un juego y que pocos llegaron a creer, sobre todo los padres de familia es que había una persona de aspecto joven el cual vestía de negro y se esfumaba en las paredes, como por arte de magia.

MUCHOS SALÍAN CORRIENDO ANTE EL HECHO

Los testigos salían corriendo como si hubieran visto al diablo y no era para menos, pues el ver algo así es para que los pelos se pongan de punta, otros por su parte aseguraban que se trataba de un fantasma o de un ente, pues la hora no era la más óptima para verlo, pues no era tan regular.

Hubieron días en que los ciudadanos preferían quedarse en sus casas, mientras que otros tantos solían evitar las calles solas con el temor de que el joven hiciera acto de presencia y se desvaneciera con el aire entre las paredes. Realmente la psicosis comenzó a crecer entre los pobladores de todas las edades.

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Con el paso del tiempo la imagen del joven que se desaparecía fue siendo menos habitual, ay que una señora que iba a la iglesia comenzó a echar agua bendita por las calles con veladora en mano, pues esta misma llego a decir que se trataba de un alma que tal vez tuvo un final inesperado y que necesitaba encontrar la luz.

Ante el hecho ya no se volvieron a saber más historias del joven, pero esos relatos fueron parte de un buen tiempo entre los adolescentes. Por otro lado, un sector de la sociedad que nunca creyó lo atribuyó a un invento colectivo para que los niños y jóvenes no anduvieran en las calles a deshoras de la noche.

Aun en la actualidad hay quienes aseguran ver sombras negras que se desaparecen en las calles y es que la zona Centro guarda y guardará mil historias que se ocultan al caer la noche.

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