La Paz, Baja California Sur, (OEM-Informex).- Bernardino Pugga, después de terminar sus estudios en la preparatoria José María Morelos y Pavón, tomo la decisión de dedicarse al oficio de la peluquería. Su padre, José Antonio Ojeda Guzmán, le enseño este oficio desde muy pequeño heredándole su peluquería. Actualmente tiene 20 años dedicando su vida a ser peluquero, sin embargo, la difícil situación por la pandemia ha sido complicado.
Así mismo aseguró que al inicio de la pandemia sus ventas bajaron a un 20%, después subieron un poco más en un 50% después de volver a reabrir la peluquería, pero ahora sus ventas se encuentran en un 80%, pero le ha ayudado mucho que el negocio es propio, porque aseguró que las rentas en zona centro de algunas peluquerías oscilan entre los 5,000 a los 8,000 pesos lo cual es difícil de pagar.
“Tengo 20 años de peluquero, mi papa empezó en una peluquería por el centro, ahí fue donde fui aprendiendo todo lo que es este oficio. Desde que me acuerdo mi papa siempre fue peluquero, él me enseñó todo lo que sé, además me gustó mucho el oficio. Cuando terminé la prepa, dije ¿Qué voy a hacer ahora, sigo estudiando o me dedico de lleno a ser peluquero?”
En ese momento fue cuando tomó la decisión de ejercer el oficio de la peluquería, además en aquel entonces no había tantos negocios dedicados a este oficio. Después siguió aprendiendo con peluqueros mayores como Braulio Murillo Amador y Heber Alarcón López, para continuar con esta labor y oficio de la peluquería.
“Desde que empezó la pandemia al principio se nos cayeron las ventas, luego nos mandaron cerrar el negocio estuvo cerrado dos meses, pero después tuvimos que empezar a trabajar nuevamente porque el dinero se va acabando. Empezamos a abrir otra vez cuando nos dieron chance desde el primero de junio abríamos nada más medio día, ya veíamos como estaba la situación en cuestión de los contagios más que nada para cuidarnos”.
ETAPA DE REAPERTURA
La etapa de la reapertura fue pesada porque implicaba hacer gastos que antes no estaban contemplados como el tapete sanitizado, gel antibacterial, cubrebocas y una serie de artículos necesarios para poder reabrir el negocio. “Empezamos a abrir un poquito más y así sucesivamente hasta tener un horario de las 9 de la mañana hasta las 6 de la tarde. Ha ido aumentando el número de clientes, la gente tiene más confianza en salir a la calle”.
“Ha afectado la cuestión de gel antibacterial y esos productos que no estaban contemplados por la pandemia, subieron mucho de precio antes comprábamos por ejemplo en 125 pesos y ahora sale en 350 pesos es demasiado lo que subió”.
Para cubrir las necesidades de la pandemia tuvieron que invertir un capital que no se tenía porque la peluquería estaba cerrada. Sin embargo, al ser un negocio propio y no pagar renta, fue más fácil poder levantar la peluquería, porque de otra manera no hubiera sido posible. “Por eso precisamente me ha ayudado a sostenernos activos, si estuviera pagando una renta no creo que hubiéramos podido continuar con los gastos de la peluquería”.
A pesar de la pandemia no se trabaja por citas, se atienden a los clientes como van llegando por turno. Por el momento no se tiene contemplado tener empleados ante la difícil situación de la contingencia sanitaria, pero se estima que por día se atiende a 20 clientes aproximadamente.
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El tercer fallecido de la pandemia, Ignacio Bello Sosa, fue uno de los clientes más frecuentes en esta peluquería, al tener varios cargos importantes en el gobierno, además vienen muchos extranjeros y personas importantes del estado.
“Que le sigan echando ganas hay la llevamos desafortunadamente si han muerto varia gente a raíz de este problema que tenemos que estamos viviendo, que no se desanimen que hay que seguir adelante cuidándose y a echarle ganas, tarde o temprano vamos a estar mejor”.
