La Paz, Baja California Sur.- Se requiere de destreza para dar vuelta al algodón a fin de que los hilos de azúcar se junten; nivelar el soplete para calcular la intensidad exacta de la lumbre, para que el azúcar no se caramelice; medir con precisión las medidas del azúcar, la pintura vegetal y esencia.
El color característico de esta golosina es rosa, aunque también se elabora en tonalidades azules, verdes, moradas y naranjas, o combinadas de dos tres colores (fresa, naranja, anís y uva).
Características
Al tacto es suave y muy similar al algodón (de ahí su nombre). Cuando está seco, sin embargo, se disuelve con facilidad en la boca y deja pegajosas las manos y la cara a su contacto. No posee un aroma característico, pero es normal que las máquinas utilizadas para fabricarlo tengan un fuerte olor a caramelo o azúcar cocinado. Muchas personas consideran que esta golosina, en conjunto con las manzanas caramelizadas forma parte de la genuina experiencia de visitar una feria. También es un dulce muy popular en espectáculos circenses y en los carnavales.
HISTORIA
Se trata de un dulce centenario, pues desde hace mucho tiempo se popularizó. Cabe destacar que la base de lo que hoy conocemos como algodón de azúcar nació hacia el año 1400 en Italia, donde los cocineros solían calentar azúcar hasta hacerla líquida y luego, con un tenedor o un utensilio similar, formaban largos hilos flexibles que después enredaban y los usaban como decoración de otros postres a base de crema. Sin embargo, este tipo de preparación consumía mucho tiempo y era costoso, por lo que nunca se tornó popular.