/ domingo 12 de diciembre de 2021

Walker, un filibustero

El 12 de diciembre de 1853, el jefe político provisional de Baja California Sur, Antonio Navarro, entregó la gubernatura al coronel José Antonio Ochoa, quien llegó de Mazatlán al mando de fuerzas militares enviadas con motivo de las actividades filibusteras de William Walker.

Apenas ocho años después de la guerra y los consecuentes problemas que debió enfrentar el pueblo peninsular como parte de la invasión que emprendieron contra nuestro país los Estados Unidos de Norteamérica, el también estadounidense William Walker, un aventurero originario de Tennessee (1824), creyendo campo virgen para sus ambiciones los territorios de la península de Baja California y Sonora, se propuso efectuar su expedición filibustera (piratería de intención política), como parte de su proyecto de establecer una nueva república en esta parte de México.

Los antecedentes de ello son descritos por Pablo L. Martínez en el capítulo XXXVII de su Historia de Baja California.\u0009

“El antecedente inmediato de la expedición de Walker y la inspiración de la misma fue, sin duda alguna, la acción de Gastón Raousset de Boulbon sobre Sonora. Walker se interesaba desde el principio en fundar una colonia en ese Estado mexicano, seguramente con la mira de promover a la larga otro caso como el de Texas… Walker, además, era un esclavista furibundo y pretendía, con sus proyectos en México, agregar nuevas entidades a la Unión [norte] Americana, con el objeto de aumentar el poder parlamentario de la facción suriana…, pero se le había adelantado el otro aventurero, por lo que, con objeto de observar lo que aquél hacía y estudiar las posibilidades de participar en los hechos, hizo un viaje a Guaymas en junio de 1853. Pidió permiso para internarse en el país pero las autoridades no se lo concedieron; por el contrario, lo conminaron a abandonarlo.”

“Al hacerlo, el futuro pirata se llevó la convicción de que con pocos elementos podría apoderarse de aquella porción del territorio mexicano.”

Mediante la colocación de bonos de quinientos dólares cada uno, salió de San Francisco, Alta California, el 16 de octubre de ese 1853 al frente de cuarenta y cinco individuos con armamento y provisiones.

Sigue diciendo el señor Martínez que a pesar de que “su objetivo era Sonora, se propuso tomar previamente Baja California y tocó el cabo San Lucas, donde se detuvo varios días esperando que allí se les unirían otros contingentes que habían quedado atrás; pero como éstos no llegaron, pensando que ya habrían pasado se dirigió a La Paz, donde había quedado de reunirse con ellos.”

Llegaron a La Paz el 3 de noviembre y, haciéndose pasar por comerciante, el malhechor obtuvo licencia para desembarcar, y una vez en tierra procedió a aprehender el jefe político, el coronel Rafael Espinosa, y a tomar las dependencias oficiales.

Desde aquí proclamó la supuesta “república de Baja California y Sonora” e hizo proclamar la bandera respectiva, consistente en dos barras longitudinales rojas y una blanca central con dos estrellas que representaban a los dos componentes del país que pretendía fundar.

En tales andanzas hubo de vérselas contra el pueblo peninsular conducido en el sur por el teniente coronel Manuel Márquez de León y el teniente Manuel Pineda.

En cabo San Lucas, el delincuente, llevando consigo al gobernador Rafael Espinosa y a quien había llegado a sustituirlo, Juan Clímaco Rebolledo, así como los archivos oficiales (que ahora constituyen el fondo principal del archivo histórico de Baja California Sur), decidió instaurar ahí la capital, pero luego pensó establecerla en bahía Magdalena y finalmente en Ensenada donde montó un cuartel y proclamó su famosa república, pero el 4 de diciembre de ese mismo 1853 debió enfrentarse con las fuerzas del teniente Francisco Javier del Castillo Negrete y el oficial Antonio Meléndrez.

Agrega el señor Martínez que “encontrándose acéfalo el gobierno territorial por los trastornos producidos por la incursión de Walker, una junta popular designó el 20 de noviembre en San José del Cabo al señor Antonio Navarro para encargarse provisionalmente de él; mas habiendo llegado a La Paz el coronel José Antonio Ochoa con fuerzas enviadas de Mazatlán…, Navarro entregó el puesto al dicho coronel Ochoa el 12 de diciembre siguiente, fecha que estamos conmemorando ahora, 168 años después.

El tal Walker fue expulsado hasta San Diego; fue encontrado responsable de estos atropellos y sus autoridades le fijaron una multa que le dispensaron poco tiempo después.

Sin haber escarmentado continuó sus fechorías en Centroamérica, invadió Nicaragua y Honduras donde al final fue debidamente ejecutado.

El 12 de diciembre de 1853, el jefe político provisional de Baja California Sur, Antonio Navarro, entregó la gubernatura al coronel José Antonio Ochoa, quien llegó de Mazatlán al mando de fuerzas militares enviadas con motivo de las actividades filibusteras de William Walker.

Apenas ocho años después de la guerra y los consecuentes problemas que debió enfrentar el pueblo peninsular como parte de la invasión que emprendieron contra nuestro país los Estados Unidos de Norteamérica, el también estadounidense William Walker, un aventurero originario de Tennessee (1824), creyendo campo virgen para sus ambiciones los territorios de la península de Baja California y Sonora, se propuso efectuar su expedición filibustera (piratería de intención política), como parte de su proyecto de establecer una nueva república en esta parte de México.

Los antecedentes de ello son descritos por Pablo L. Martínez en el capítulo XXXVII de su Historia de Baja California.\u0009

“El antecedente inmediato de la expedición de Walker y la inspiración de la misma fue, sin duda alguna, la acción de Gastón Raousset de Boulbon sobre Sonora. Walker se interesaba desde el principio en fundar una colonia en ese Estado mexicano, seguramente con la mira de promover a la larga otro caso como el de Texas… Walker, además, era un esclavista furibundo y pretendía, con sus proyectos en México, agregar nuevas entidades a la Unión [norte] Americana, con el objeto de aumentar el poder parlamentario de la facción suriana…, pero se le había adelantado el otro aventurero, por lo que, con objeto de observar lo que aquél hacía y estudiar las posibilidades de participar en los hechos, hizo un viaje a Guaymas en junio de 1853. Pidió permiso para internarse en el país pero las autoridades no se lo concedieron; por el contrario, lo conminaron a abandonarlo.”

“Al hacerlo, el futuro pirata se llevó la convicción de que con pocos elementos podría apoderarse de aquella porción del territorio mexicano.”

Mediante la colocación de bonos de quinientos dólares cada uno, salió de San Francisco, Alta California, el 16 de octubre de ese 1853 al frente de cuarenta y cinco individuos con armamento y provisiones.

Sigue diciendo el señor Martínez que a pesar de que “su objetivo era Sonora, se propuso tomar previamente Baja California y tocó el cabo San Lucas, donde se detuvo varios días esperando que allí se les unirían otros contingentes que habían quedado atrás; pero como éstos no llegaron, pensando que ya habrían pasado se dirigió a La Paz, donde había quedado de reunirse con ellos.”

Llegaron a La Paz el 3 de noviembre y, haciéndose pasar por comerciante, el malhechor obtuvo licencia para desembarcar, y una vez en tierra procedió a aprehender el jefe político, el coronel Rafael Espinosa, y a tomar las dependencias oficiales.

Desde aquí proclamó la supuesta “república de Baja California y Sonora” e hizo proclamar la bandera respectiva, consistente en dos barras longitudinales rojas y una blanca central con dos estrellas que representaban a los dos componentes del país que pretendía fundar.

En tales andanzas hubo de vérselas contra el pueblo peninsular conducido en el sur por el teniente coronel Manuel Márquez de León y el teniente Manuel Pineda.

En cabo San Lucas, el delincuente, llevando consigo al gobernador Rafael Espinosa y a quien había llegado a sustituirlo, Juan Clímaco Rebolledo, así como los archivos oficiales (que ahora constituyen el fondo principal del archivo histórico de Baja California Sur), decidió instaurar ahí la capital, pero luego pensó establecerla en bahía Magdalena y finalmente en Ensenada donde montó un cuartel y proclamó su famosa república, pero el 4 de diciembre de ese mismo 1853 debió enfrentarse con las fuerzas del teniente Francisco Javier del Castillo Negrete y el oficial Antonio Meléndrez.

Agrega el señor Martínez que “encontrándose acéfalo el gobierno territorial por los trastornos producidos por la incursión de Walker, una junta popular designó el 20 de noviembre en San José del Cabo al señor Antonio Navarro para encargarse provisionalmente de él; mas habiendo llegado a La Paz el coronel José Antonio Ochoa con fuerzas enviadas de Mazatlán…, Navarro entregó el puesto al dicho coronel Ochoa el 12 de diciembre siguiente, fecha que estamos conmemorando ahora, 168 años después.

El tal Walker fue expulsado hasta San Diego; fue encontrado responsable de estos atropellos y sus autoridades le fijaron una multa que le dispensaron poco tiempo después.

Sin haber escarmentado continuó sus fechorías en Centroamérica, invadió Nicaragua y Honduras donde al final fue debidamente ejecutado.