/ domingo 6 de diciembre de 2020

Un mexiquense, gobernante de California Sur

Teodoro Riveroll nació en el estado de México en 1802.

Antes de radicar en Baja California Sur fue contador de la aduana de Guaymas.

Formó parte de la Diputación Territorial de Baja California (con sede en La Paz), establecida en 1858, la cual promulgó el Estatuto Orgánico del Territorio en febrero de 1860, con fundamento en el cual don Teodoro fue nombrado gobernador para un periodo de dos años.

Antes de que se hiciera cargo de sus funciones llegó a La Paz Jerónimo Amador, recientemente designado jefe político por Benito Juárez, y se le hizo entrega del gobierno el 12 de abril siguiente. Lo primero que hizo fue dictar un abusivo incremento de impuestos que produjo de inmediato el rechazo general.

A finales de junio del mismo 1860, Amador determinó hacer un apresurado viaje a Mazatlán dejando al abogado peruano Manuel Clemente Rojo como jefe político interino. Éste se hizo cargo del gobierno y de inmediato desconoció a Amador; ello produjo la indignación del josefino Mauricio Castro que con su gente ocupó La Paz el 21 de agosto. Rojo escapó a Mazatlán y convenció a las autoridades militares de que comisionaran al coronel Manuel Márquez de León para sofocar el alzamiento. Márquez y Rojo llegaron para ello a la capital sudcaliforniana a principios de septiembre.

Don Manuel Clemente instaló la Diputación el 3 de noviembre, ante la cual renunció.* El día 9 siguiente, la propia Asamblea entregó el gobierno a Riveroll, quien desde luego tomó las providencias necesarias para regularizar la administración pública, entre las iniciales derogar las excesivas disposiciones tributarias de Amador.

Al triunfo de la Guerra de Reforma, Juárez dispuso que Riveroll permaneciera al frente del gobierno territorial. Entre otras varias virtudes como la honradez, el gobernante había dejado clara evidencia de su capacidad de negociación política.

Eran tiempos de inquietud pública y ambiciones desmedidas: la noche del 11 de septiembre de 1862, un grupo de conspiradores trató de sorprender y tomar preso al señor Riveroll, lo cual se frustró. Éste juzgó peligrosa su permanencia en La Paz y el día 17 posterior salió con todo el armamento hacia el sur donde además se proponía conocer la voluntad ciudadana sobre lo que convendría hacerse al término de su gobierno.

Estaba Riveroll en San José del Cabo cuando el 2 de octubre estalló un motín en La Paz encabezado por Modesto Arriola y Fidencio Pineda, proclamando como nuevo jefe del gobierno a Félix Gibert (el mismo que poco después rendiría la península a Maximiliano). Las municipalidades del sur dieron a don Teodoro un apoyo tan decisivo que éste volvió a ocupar La Paz el 23 del mismo octubre.

Convocadas las municipalidades por el gobernador para nombrar a quien le sucedería, designaron a Pedro Magaña Navarrete, quien recibió el poder de manos del propio Riveroll el 6 de noviembre de 1862. A partir de entonces, el ex gobernante fue víctima de atropellos por parte del nuevo jefe político. Ante la Asamblea Territorial, el agraviado refutó con éxito todos los cargos que le había hecho la nueva administración.

Don Teodoro Riveroll murió en Mulegé el 10 de diciembre de 1874 (en estos días se cumplirán 146 años de ello) y su tumba ocupa un lugar principal en el panteón anexo al templo de la ex misión, donde fue sepultada también una hija de su segundo matrimonio, cuyo epitafio es un poema breve que aún puede leerse, muy característico del siglo XIX, aunque es omitida su autoría:

EPITAFIO A LA NIÑA MA. TERESA RIVEROLL

Cabe** el trono del Dios omnipotente está la tierna niña prosternada, rogando por sus padres que en la tierra lloran la muerte de su hija idolatrada.

Al grande Ser celestial, en fervorosa oración, pide, oh, niña angelical, de tus padres el perdón.

Dulce consuelo en aflicción profunda sobre el mortal derrama la esperanza cuando en el cielo su confianza funda, que sin esa virtud, salud no alcanza.

La muerte en la tierra es el principio de la vida eterna.

* Manuel Clemente Rojo dejó a la posteridad su importante obra Apuntes históricos de la Baja California, que preparada por este cronista publicó el Instituto Sudcaliforniano de Cultura en 2019.

** Bajo

Teodoro Riveroll nació en el estado de México en 1802.

Antes de radicar en Baja California Sur fue contador de la aduana de Guaymas.

Formó parte de la Diputación Territorial de Baja California (con sede en La Paz), establecida en 1858, la cual promulgó el Estatuto Orgánico del Territorio en febrero de 1860, con fundamento en el cual don Teodoro fue nombrado gobernador para un periodo de dos años.

Antes de que se hiciera cargo de sus funciones llegó a La Paz Jerónimo Amador, recientemente designado jefe político por Benito Juárez, y se le hizo entrega del gobierno el 12 de abril siguiente. Lo primero que hizo fue dictar un abusivo incremento de impuestos que produjo de inmediato el rechazo general.

A finales de junio del mismo 1860, Amador determinó hacer un apresurado viaje a Mazatlán dejando al abogado peruano Manuel Clemente Rojo como jefe político interino. Éste se hizo cargo del gobierno y de inmediato desconoció a Amador; ello produjo la indignación del josefino Mauricio Castro que con su gente ocupó La Paz el 21 de agosto. Rojo escapó a Mazatlán y convenció a las autoridades militares de que comisionaran al coronel Manuel Márquez de León para sofocar el alzamiento. Márquez y Rojo llegaron para ello a la capital sudcaliforniana a principios de septiembre.

Don Manuel Clemente instaló la Diputación el 3 de noviembre, ante la cual renunció.* El día 9 siguiente, la propia Asamblea entregó el gobierno a Riveroll, quien desde luego tomó las providencias necesarias para regularizar la administración pública, entre las iniciales derogar las excesivas disposiciones tributarias de Amador.

Al triunfo de la Guerra de Reforma, Juárez dispuso que Riveroll permaneciera al frente del gobierno territorial. Entre otras varias virtudes como la honradez, el gobernante había dejado clara evidencia de su capacidad de negociación política.

Eran tiempos de inquietud pública y ambiciones desmedidas: la noche del 11 de septiembre de 1862, un grupo de conspiradores trató de sorprender y tomar preso al señor Riveroll, lo cual se frustró. Éste juzgó peligrosa su permanencia en La Paz y el día 17 posterior salió con todo el armamento hacia el sur donde además se proponía conocer la voluntad ciudadana sobre lo que convendría hacerse al término de su gobierno.

Estaba Riveroll en San José del Cabo cuando el 2 de octubre estalló un motín en La Paz encabezado por Modesto Arriola y Fidencio Pineda, proclamando como nuevo jefe del gobierno a Félix Gibert (el mismo que poco después rendiría la península a Maximiliano). Las municipalidades del sur dieron a don Teodoro un apoyo tan decisivo que éste volvió a ocupar La Paz el 23 del mismo octubre.

Convocadas las municipalidades por el gobernador para nombrar a quien le sucedería, designaron a Pedro Magaña Navarrete, quien recibió el poder de manos del propio Riveroll el 6 de noviembre de 1862. A partir de entonces, el ex gobernante fue víctima de atropellos por parte del nuevo jefe político. Ante la Asamblea Territorial, el agraviado refutó con éxito todos los cargos que le había hecho la nueva administración.

Don Teodoro Riveroll murió en Mulegé el 10 de diciembre de 1874 (en estos días se cumplirán 146 años de ello) y su tumba ocupa un lugar principal en el panteón anexo al templo de la ex misión, donde fue sepultada también una hija de su segundo matrimonio, cuyo epitafio es un poema breve que aún puede leerse, muy característico del siglo XIX, aunque es omitida su autoría:

EPITAFIO A LA NIÑA MA. TERESA RIVEROLL

Cabe** el trono del Dios omnipotente está la tierna niña prosternada, rogando por sus padres que en la tierra lloran la muerte de su hija idolatrada.

Al grande Ser celestial, en fervorosa oración, pide, oh, niña angelical, de tus padres el perdón.

Dulce consuelo en aflicción profunda sobre el mortal derrama la esperanza cuando en el cielo su confianza funda, que sin esa virtud, salud no alcanza.

La muerte en la tierra es el principio de la vida eterna.

* Manuel Clemente Rojo dejó a la posteridad su importante obra Apuntes históricos de la Baja California, que preparada por este cronista publicó el Instituto Sudcaliforniano de Cultura en 2019.

** Bajo