Drásticamente, el escenario calcinado se torna arbolado con veneros de agua insólita. Oasis y localidades. Breves islas verdes que sobreviven en los mares ondulantes serranos y desérticos de la media península. Como arguye con certeza la rancherada, donde hay agua, hay vida.
Enmarcado en el Día Mundial del Medio Ambiente, el 5 de junio, se pone en la palestra -nuevamente- el tema encrucijada de este milenio, los ecosistemas alterados que han traspasado el punto de retorno. Presenciamos lo que la academia desde el año 2000 ha denominado como Antropoceno, la era geológica fundamentada en el impacto de las actividades humanas (unesdoc.unesco.org).
Justo hay análisis de las acciones que inciden en rubros como la regulación de la temperatura, especialmente en las ciudades con espacios vegetales, una acción obligada en la política pública de los países comprometidos ante la ONU, en la ruta inevitable de la resiliencia. Y en esas métricas de presencia arbolada buscan cumplir con la recomendación de la Organización Mundial de la Salud de 9 m2 de área verde por habitante. Y nos encanta encementar.
Nos beneficiamos de la función de las plantas del espacio público. ¿Y que tal en nuestras viviendas? No me dejará mentir que hay personas que tienen muchas plantas, matas pues, que aunque demandan agua, cunden las plantas de ornato, árboles, palmas y en general, un materío que incluso abarca hasta las banquetas.
Dimensionemos: en la delegación de Iztapalapa, en la CDMX, en 9 de cada 10 cuadras, hay árboles o palmeras, aunque dada su densidad poblacional (1.8 millones al 2020), alcanzan 1m2 de área verde por persona (data.sedema.cdmx.gob). Surge la duda si acá se cumple con la medida de la OMS. En la capital del estado, 8 de cada 10 manzanas tiene árboles o palmeras. También hay parques arbolados y con plantas endémicas. Habría de confirmarse si estamos cerca o no del rango, ante la estimación de que La Paz tiene al primer trimestre del 2024, 270,969 habitantes (INEGI. ENOE. Infolaboral).
¡Éytale!
El cobro del servicio de agua potable es, para muchos analistas, de bajo costo comparativamente con lo que cuesta llevar el agua desde el manto freático hasta la vivienda. Eso me recordó que en el siglo pasado se cobraba el agua potable a ojo de buen cubero, si la vivienda tenía muchas matas, más se pagaba.
Comunicóloga, fotógrafa y sibarita. Premio estatal de periodismo 2022 en la categoría de artículo de fondo. iliana.peralta@gmail.com. En X @LA_PERALTA