/ lunes 17 de junio de 2024

Sandía con Leche | Día del Padre y mi único apellido

El tercer domingo del mes de junio se celebra el Día del Padre en Estados Unidos, Colombia, Argentina, México, Venezuela, Chile, Reino Unido, entre otros, así lo refiere Historia National Geographic en su publicación digital del 2024. Agrega que en los países del sur de Europa la fecha elegida es el 19 de marzo, por corresponder con el Día de San José: padre putativo de Jesucristo (...)”

¿La idea de que no haya una fecha exacta para festejar y que la única regla sea considerar que la celebración sea la penúltima semana de tal mes será para asegurar que de alguna u otra manera la conmemoración no pase desapercibida y a vez sea más monetizable?

En la pregunta va la respuesta, creo.

El domingo es un día que de todas formas suele ser un tanto relajado, de convivencia familiar, de salir a pasear, de comer algo diferente fuera de la casa, si la economía permite tal lujo.

El domingo es por antonomasia el día para descansar, para tomar fuerzas para enfrentar el san lunes.

Cada vez que se acerca la fecha escucho que algún conocido pregunta al aire sin preocupación: “¿cuándo es día del padre?” y algún despistado le responde “creo que el segundo o tercer domingo del mes, algo así creo”. Yo siempre respondo al aire, también, es tercer domingo de junio, yo lo sé, y eso que yo no tengo papá, digo, como para hacerme la interesante… y luego agrego… por eso tengo un solo apellido. Es mi nombre artístico, mi carácter X en mi CURP y mi dato no existente en el RFC.

Lo bueno que mi apellido es largo, reflexioné muchas veces cuando era niña y creía que algo me hacía falta, porque en la lista de asistencia de primaria todos tenían dos y yo no. En secundaria, preparatoria y universidad sucedió lo mismo, pero para esas últimas fechas ya pensaba diferente.

Mi nombre lo empecé a considerar especial porque algunas personas lo tenían, pero sería raro que justo alguien, que no fuera yo, tuviera mis nombres y mi único apellido, porque también a esa doble tocaya la hubieran registrado en La Paz con el primer apellido de su mamá.

Casi casi me llamaba Brenda de La Paz, mi mamá me ha contado que así quería llamarme. Me hubiera agradado, porque mi ciudad, que es mi segunda patria chica, despierta en mí los pensamientos más cursis que pueda imaginarse, querido lector.

Brenda Guadalupe Cuevas Rubias podría llamarme, porque de acuerdo a exploraciones en sitios electrónicos, un tanto confiables, Covarrubias se deriva de Cuevas Rubias, pero en una realidad alternativa pude haberme llamado Brenda de La Paz Ojeda Covarrubias.

Tal vez mi doppelgänger se llama así y todavía no lo conozco.

Feliz Día, señor, si se hubiera quedado ya le habría horneado cientos de pasteles y le habría escrito un poema.

El tercer domingo del mes de junio se celebra el Día del Padre en Estados Unidos, Colombia, Argentina, México, Venezuela, Chile, Reino Unido, entre otros, así lo refiere Historia National Geographic en su publicación digital del 2024. Agrega que en los países del sur de Europa la fecha elegida es el 19 de marzo, por corresponder con el Día de San José: padre putativo de Jesucristo (...)”

¿La idea de que no haya una fecha exacta para festejar y que la única regla sea considerar que la celebración sea la penúltima semana de tal mes será para asegurar que de alguna u otra manera la conmemoración no pase desapercibida y a vez sea más monetizable?

En la pregunta va la respuesta, creo.

El domingo es un día que de todas formas suele ser un tanto relajado, de convivencia familiar, de salir a pasear, de comer algo diferente fuera de la casa, si la economía permite tal lujo.

El domingo es por antonomasia el día para descansar, para tomar fuerzas para enfrentar el san lunes.

Cada vez que se acerca la fecha escucho que algún conocido pregunta al aire sin preocupación: “¿cuándo es día del padre?” y algún despistado le responde “creo que el segundo o tercer domingo del mes, algo así creo”. Yo siempre respondo al aire, también, es tercer domingo de junio, yo lo sé, y eso que yo no tengo papá, digo, como para hacerme la interesante… y luego agrego… por eso tengo un solo apellido. Es mi nombre artístico, mi carácter X en mi CURP y mi dato no existente en el RFC.

Lo bueno que mi apellido es largo, reflexioné muchas veces cuando era niña y creía que algo me hacía falta, porque en la lista de asistencia de primaria todos tenían dos y yo no. En secundaria, preparatoria y universidad sucedió lo mismo, pero para esas últimas fechas ya pensaba diferente.

Mi nombre lo empecé a considerar especial porque algunas personas lo tenían, pero sería raro que justo alguien, que no fuera yo, tuviera mis nombres y mi único apellido, porque también a esa doble tocaya la hubieran registrado en La Paz con el primer apellido de su mamá.

Casi casi me llamaba Brenda de La Paz, mi mamá me ha contado que así quería llamarme. Me hubiera agradado, porque mi ciudad, que es mi segunda patria chica, despierta en mí los pensamientos más cursis que pueda imaginarse, querido lector.

Brenda Guadalupe Cuevas Rubias podría llamarme, porque de acuerdo a exploraciones en sitios electrónicos, un tanto confiables, Covarrubias se deriva de Cuevas Rubias, pero en una realidad alternativa pude haberme llamado Brenda de La Paz Ojeda Covarrubias.

Tal vez mi doppelgänger se llama así y todavía no lo conozco.

Feliz Día, señor, si se hubiera quedado ya le habría horneado cientos de pasteles y le habría escrito un poema.