/ domingo 13 de diciembre de 2020

Regalos decembrinos

Como suele ocurrir, en diciembre nos vemos en la circunstancia de tener que adquirir cosas para regalar.

Es embarazoso, de verdad, tomar decisiones en tal sentido: hay que pensar en los gustos de nuestros regalatarios, pero también, aunque sea un poco menos, en los recursos de nosotros, potenciales regaladores.

Hay que obsequiar a cada quien, cercano a nuestros afectos (o compromisos), algo que creemos que le guste, pero que al mismo tiempo tenga alguna significación especial, como debe ser.

La sugerencia de esta nota es optar por libros, que eso nunca falla, por dos razones: porque a quien recibe uno le halaga que pensemos que es persona que gusta de leer, y porque existen colecciones de obras de calidad incuestionable que son de precio bastante moderado, lo cual resulta conveniente en época de gastos como la presente.

Es cierto que en esta California del sur, donde aparentemente se lee tan poco (digo aparentemente, porque nadie se ha tomado la molestia de llevar a cabo en los años recientes una indagación al respecto, después de la de Raúl Antonio Cota, que fue su tesis de licenciatura en la escuela Normal Superior), funcionan pocas librerías, pero donde siempre puede hallarse un buen volumen para cumplir el compromiso finianual.

Si la disponibilidad financiera es reducida, la búsqueda puede centrarse en alguno de los más de setecientos títulos de la colección “Sepan cuantos…” de editorial Porrúa, increíblemente baratos y de gran calidad, desde El periquillo sarniento, de Joaquín Fernández de Lizardi, publicado en 1959, hasta el más reciente en los campos de la literatura universal, poesía, historia (donde se halla, por supuesto, la Historia de la Antigua o Baja California, de Francisco Xavier Clavijero, número 143, con estudio preliminar de Miguel León-Portilla), filosofía y textos políticos, literatura juvenil y cuentos clásicos, teatro, religión, biografías y ensayos científicos.

Por su parte, el aparente problema de regalar libros a los niños puede convertirse en un buen pretexto para llevarlos a los expendios con la finalidad de que escoja cada quien el que le guste (y de pasada pues adquiere usted el suyo, que merecido lo tendrá). Dentro de la colección citada en el párrafo anterior están Alicia en el país de las maravillas, El Principito, Las aventuras de Tom Sawyer, Las mil y una noches, pero la lista es abundante.

La editora del gobierno federal Fondo de Cultura Económica ha publicado más de diez mil obras entre las que pueden hallarse lecturas para todos los gustos y edades. Para los chicos están Cuando fuiste nube, La pequeña Frida, El largo libro de los cerditos y muchísimos más.

Para pequeños pre-lectores se encuentran en La Paz las variadas existencias de Grupo Cultural BCS (Altamirano y Degollado) y Educatodo (Arriola y Zaragoza), que aparte de libros ofrecen juegos didácticos y otros muchos artículos atractivos que surtirán de alegría a los chicos.

Los volúmenes de autores sudcalifornianos suman ya buena cantidad en las materias de crónica, cuento y leyenda, dramaturgia, ensayo, historia, novela y poesía. Lecturas interesantes e importantes para todo el mundo que disfruta la dicha de conocer el maravilloso idioma español.

(Aprovechemos tan grata circunstancia para acotar y presumir que la lengua española cuenta con 27 letras, y la inglesa sólo 26 porque le falta la “ñ”, aparte de que también carece del acento ortográfico o tilde y la diéresis, excepto cuando los toma prestados de otros idiomas.)

Algunas alternativas para este propósito resultan las librerías Educal en La Paz y San José del Cabo, la Casa del libro sudcaliforniano (en el Ágora de La Paz) , y al lado la del Museo regional de antropología e historia; las de la UABCS y del Instituto sudcaliforniano de cultura en varias poblaciones de Baja California Sur, la de Liverpool, así como las que existen (por lo menos una) en cada lugar, que es preciso visitar ahora antes de que su personal salga a tomar vacaciones.

Para los decididos regalantes que se rehúsan a abandonar el tibio confinamiento queda aún la vía alterna de la compra en línea, y, para ello, editoriales y biblio-expendedores están más que dispuestos a atender de inmediato cualquier pedido al respecto, que aún estamos a tiempo.

Y colorín, colorado:

Con moñito adicional, las preocupaciones de regalar en diciembre habrán terminado…

Como suele ocurrir, en diciembre nos vemos en la circunstancia de tener que adquirir cosas para regalar.

Es embarazoso, de verdad, tomar decisiones en tal sentido: hay que pensar en los gustos de nuestros regalatarios, pero también, aunque sea un poco menos, en los recursos de nosotros, potenciales regaladores.

Hay que obsequiar a cada quien, cercano a nuestros afectos (o compromisos), algo que creemos que le guste, pero que al mismo tiempo tenga alguna significación especial, como debe ser.

La sugerencia de esta nota es optar por libros, que eso nunca falla, por dos razones: porque a quien recibe uno le halaga que pensemos que es persona que gusta de leer, y porque existen colecciones de obras de calidad incuestionable que son de precio bastante moderado, lo cual resulta conveniente en época de gastos como la presente.

Es cierto que en esta California del sur, donde aparentemente se lee tan poco (digo aparentemente, porque nadie se ha tomado la molestia de llevar a cabo en los años recientes una indagación al respecto, después de la de Raúl Antonio Cota, que fue su tesis de licenciatura en la escuela Normal Superior), funcionan pocas librerías, pero donde siempre puede hallarse un buen volumen para cumplir el compromiso finianual.

Si la disponibilidad financiera es reducida, la búsqueda puede centrarse en alguno de los más de setecientos títulos de la colección “Sepan cuantos…” de editorial Porrúa, increíblemente baratos y de gran calidad, desde El periquillo sarniento, de Joaquín Fernández de Lizardi, publicado en 1959, hasta el más reciente en los campos de la literatura universal, poesía, historia (donde se halla, por supuesto, la Historia de la Antigua o Baja California, de Francisco Xavier Clavijero, número 143, con estudio preliminar de Miguel León-Portilla), filosofía y textos políticos, literatura juvenil y cuentos clásicos, teatro, religión, biografías y ensayos científicos.

Por su parte, el aparente problema de regalar libros a los niños puede convertirse en un buen pretexto para llevarlos a los expendios con la finalidad de que escoja cada quien el que le guste (y de pasada pues adquiere usted el suyo, que merecido lo tendrá). Dentro de la colección citada en el párrafo anterior están Alicia en el país de las maravillas, El Principito, Las aventuras de Tom Sawyer, Las mil y una noches, pero la lista es abundante.

La editora del gobierno federal Fondo de Cultura Económica ha publicado más de diez mil obras entre las que pueden hallarse lecturas para todos los gustos y edades. Para los chicos están Cuando fuiste nube, La pequeña Frida, El largo libro de los cerditos y muchísimos más.

Para pequeños pre-lectores se encuentran en La Paz las variadas existencias de Grupo Cultural BCS (Altamirano y Degollado) y Educatodo (Arriola y Zaragoza), que aparte de libros ofrecen juegos didácticos y otros muchos artículos atractivos que surtirán de alegría a los chicos.

Los volúmenes de autores sudcalifornianos suman ya buena cantidad en las materias de crónica, cuento y leyenda, dramaturgia, ensayo, historia, novela y poesía. Lecturas interesantes e importantes para todo el mundo que disfruta la dicha de conocer el maravilloso idioma español.

(Aprovechemos tan grata circunstancia para acotar y presumir que la lengua española cuenta con 27 letras, y la inglesa sólo 26 porque le falta la “ñ”, aparte de que también carece del acento ortográfico o tilde y la diéresis, excepto cuando los toma prestados de otros idiomas.)

Algunas alternativas para este propósito resultan las librerías Educal en La Paz y San José del Cabo, la Casa del libro sudcaliforniano (en el Ágora de La Paz) , y al lado la del Museo regional de antropología e historia; las de la UABCS y del Instituto sudcaliforniano de cultura en varias poblaciones de Baja California Sur, la de Liverpool, así como las que existen (por lo menos una) en cada lugar, que es preciso visitar ahora antes de que su personal salga a tomar vacaciones.

Para los decididos regalantes que se rehúsan a abandonar el tibio confinamiento queda aún la vía alterna de la compra en línea, y, para ello, editoriales y biblio-expendedores están más que dispuestos a atender de inmediato cualquier pedido al respecto, que aún estamos a tiempo.

Y colorín, colorado:

Con moñito adicional, las preocupaciones de regalar en diciembre habrán terminado…