/ jueves 25 de febrero de 2021

Recuadro iluminado

Tandariola

En esta columna he abordado el tema de la óptica aplicada, de los gustos adquiridos a la fotografía, el cine y la televisión, sus estímulos y las maravillas que se recrean en el nervio óptico para hacer posibleel sentido de la vista, lo que me condujo irremediablemente al análisis de la discapacidad visual que deriva, de manera alterna, a la alimentación de la industria oftálmica (El Sudcaliforniano. 9/11/2018).

En aquella ocasión -hace más de dos años-, después de hacer una somera indagación en diversas fuentes, que fue de lo médico a los avances en armazones, pasando por la mercadotecnica, tenía ya elementos dignos de mencionarse sobre el aumento de casos por trastornos visuales en la población, motivados por el abuso de los dispositivos móviles y las horas ante pantallas de computadoras, aunado a los problemas congénitos o accidentales.

Observando las estimaciones sobre la existencia de equipos con pantallas -como computadoras, televisiones y celulares- en nuestro país que capta laEncuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares, ENDUTIH, se evidenciaba una evidente tendencia a la baja, a partir del año 2016.

Este escenario de pantallitas ypantallotastoma otra dimensión con los datos censales que aporta el INEGI para un periodo de diez años: en el 2010, 29 de cada 100 viviendas tenían computadora; al 2020 asciende a 38 por cada 100 (INEGI. Panorama Sociodemográfico 2010 y 2020), lo cual tiene relación por el periodo de levantamiento, el mes de marzo, cuando México ya estaba en procesos de confinamiento.

Hay otro rubro, los móviles. En el 2010 el teléfono celular estaba presente en el 65.1% de las viviendas. Al 2020 avanza al 87.5% del total de las viviendas de nuestro país.

Una pantalla más, la televisión. En el 2010 el 92.6% de los hogares tenían al menos un equipo. Según el dato censal del año pasado, se percibe una disminución, ahora está en el 91.1% de los hogares. Pero el censo agregó un dato más, el servicio de televisión de paga (cable, plataformas de streaming, música, etc.), un plus atrayente para la población que consume contenidos de entrenamiento por esta vía: 43.3%.

Y si de Sudcalifornia hablamos, la presencia de equipamientos con pantallas supera los datos nacionales. Al 2020, en el 45% de las viviendas hay computadoras; solo en el 5% de las casas de la entidad no hay un celular; y aunque en el 89.5% de las casas hay un aparato de televisión, en el 57% de éstas se paga por algún servicio.

Respecto al consumo de las luces que emiten los equipos y si ello causa daño… hay mucho para leer e investigar, los medios de comunicación, así como portales oficiales y médicos contienen información al respecto, unas muy impactantes.Googléelo. Empero, como sabiamente se dice, “todo en exceso hace daño”, una máxima.

Con honestidad de rigor, estos datos del equipamiento pueden ser un mero aspecto estadístico que indudablemente denota el poder adquisitivo de la población, uno con suficiencia para adquirir, mantener y renovar modelos más eficientes y avanzados. La conexión a la red es otro tema. El quid, en todo caso, es la manera en cómo se utilizan, cuánto tiempo se le invierte en su uso y si estamos conscientes de esto.

Por otro lado, se encuentra el asunto energético, un tema muy llevado y traído en los últimos días. No me dejará mentir en que estos equipos requieren el uso de la electricidad para mantenerse en funcionamiento. En tiempos de contingencia sanitaria, el uso de laptops, computadoras, televisiones y los celulares ha acelerado los procesos digitales en un amplio espectro, pero también ha elevado el consumo de energía, y por ende, el sometimiento de nuestros ojos a un recuadro iluminado.

¡Eytale!

He retomado este tema ya que siendo una cuatrojos, el imaginarme sin una visión suficiente me llevó a un consultorio. Aproveché para entrevistar al oculista, el Dr. Israel Velázquez.Confirmó lo que la percepción indica, está acelerándose la degradación de la vista en la población. Algunos motivos: el estrés en las personas que laboran desde casa y ocasiona ojos secos, acelera procesos del glaucoma, etc. Lo más tremendo, me comenta,es la regularidad de pacientes infantiles que llevan a consulta. Indica que, además del uso continuo y prolongado de pantallas, es porque madres y padres están al pendiente de lo que sucede con sus vástagos y antes no era así.En resumen. Cuidemos nuestras ventanas del alma.


Comunicóloga, fotógrafa, diseñadora y sibarita. iliana.peralta@gmail.com. En Twitter @LA_PERALTA La Tandariola también encuéntrela en Telegram y Facebook

Tandariola

En esta columna he abordado el tema de la óptica aplicada, de los gustos adquiridos a la fotografía, el cine y la televisión, sus estímulos y las maravillas que se recrean en el nervio óptico para hacer posibleel sentido de la vista, lo que me condujo irremediablemente al análisis de la discapacidad visual que deriva, de manera alterna, a la alimentación de la industria oftálmica (El Sudcaliforniano. 9/11/2018).

En aquella ocasión -hace más de dos años-, después de hacer una somera indagación en diversas fuentes, que fue de lo médico a los avances en armazones, pasando por la mercadotecnica, tenía ya elementos dignos de mencionarse sobre el aumento de casos por trastornos visuales en la población, motivados por el abuso de los dispositivos móviles y las horas ante pantallas de computadoras, aunado a los problemas congénitos o accidentales.

Observando las estimaciones sobre la existencia de equipos con pantallas -como computadoras, televisiones y celulares- en nuestro país que capta laEncuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares, ENDUTIH, se evidenciaba una evidente tendencia a la baja, a partir del año 2016.

Este escenario de pantallitas ypantallotastoma otra dimensión con los datos censales que aporta el INEGI para un periodo de diez años: en el 2010, 29 de cada 100 viviendas tenían computadora; al 2020 asciende a 38 por cada 100 (INEGI. Panorama Sociodemográfico 2010 y 2020), lo cual tiene relación por el periodo de levantamiento, el mes de marzo, cuando México ya estaba en procesos de confinamiento.

Hay otro rubro, los móviles. En el 2010 el teléfono celular estaba presente en el 65.1% de las viviendas. Al 2020 avanza al 87.5% del total de las viviendas de nuestro país.

Una pantalla más, la televisión. En el 2010 el 92.6% de los hogares tenían al menos un equipo. Según el dato censal del año pasado, se percibe una disminución, ahora está en el 91.1% de los hogares. Pero el censo agregó un dato más, el servicio de televisión de paga (cable, plataformas de streaming, música, etc.), un plus atrayente para la población que consume contenidos de entrenamiento por esta vía: 43.3%.

Y si de Sudcalifornia hablamos, la presencia de equipamientos con pantallas supera los datos nacionales. Al 2020, en el 45% de las viviendas hay computadoras; solo en el 5% de las casas de la entidad no hay un celular; y aunque en el 89.5% de las casas hay un aparato de televisión, en el 57% de éstas se paga por algún servicio.

Respecto al consumo de las luces que emiten los equipos y si ello causa daño… hay mucho para leer e investigar, los medios de comunicación, así como portales oficiales y médicos contienen información al respecto, unas muy impactantes.Googléelo. Empero, como sabiamente se dice, “todo en exceso hace daño”, una máxima.

Con honestidad de rigor, estos datos del equipamiento pueden ser un mero aspecto estadístico que indudablemente denota el poder adquisitivo de la población, uno con suficiencia para adquirir, mantener y renovar modelos más eficientes y avanzados. La conexión a la red es otro tema. El quid, en todo caso, es la manera en cómo se utilizan, cuánto tiempo se le invierte en su uso y si estamos conscientes de esto.

Por otro lado, se encuentra el asunto energético, un tema muy llevado y traído en los últimos días. No me dejará mentir en que estos equipos requieren el uso de la electricidad para mantenerse en funcionamiento. En tiempos de contingencia sanitaria, el uso de laptops, computadoras, televisiones y los celulares ha acelerado los procesos digitales en un amplio espectro, pero también ha elevado el consumo de energía, y por ende, el sometimiento de nuestros ojos a un recuadro iluminado.

¡Eytale!

He retomado este tema ya que siendo una cuatrojos, el imaginarme sin una visión suficiente me llevó a un consultorio. Aproveché para entrevistar al oculista, el Dr. Israel Velázquez.Confirmó lo que la percepción indica, está acelerándose la degradación de la vista en la población. Algunos motivos: el estrés en las personas que laboran desde casa y ocasiona ojos secos, acelera procesos del glaucoma, etc. Lo más tremendo, me comenta,es la regularidad de pacientes infantiles que llevan a consulta. Indica que, además del uso continuo y prolongado de pantallas, es porque madres y padres están al pendiente de lo que sucede con sus vástagos y antes no era así.En resumen. Cuidemos nuestras ventanas del alma.


Comunicóloga, fotógrafa, diseñadora y sibarita. iliana.peralta@gmail.com. En Twitter @LA_PERALTA La Tandariola también encuéntrela en Telegram y Facebook

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