/ viernes 13 de septiembre de 2019

Promo-oferta

Tandariola

Las cualidades de algo tangible o intangible, difícilmente pierden sus pesos específicos en las sociedades del mundo, manteniendo su disposición para el intercambio, un quid pro quo usando caracoles, unos granos de cacao, unos doblones de oro, papel moneda o bitcoins, equiparando su costo-beneficio.

Los precios pueden ser tan llamativos como repulsivos, dependiendo de sus características, aunque también tiene una relación directa con el cubrimiento o satisfacción de un requerimiento específico. He ahí el quid, el convertirlos en elementos necesarios para que puedan venderse.

Por tanto, el éxito comercial es el resultado de estrategias afinadas, en el denominado branding, que construye una marca y posiciona sus productos, dándole valor y ventajas competitivas. Este es un feroz escenario económico y todas las marcas pasaron por un proceso para ubicarse en el mercado. Por tanto, su éxito comercial no es espontáneo. Y claro, en esta cuarta revolución industrial, el marketing digital es fundamental (www.laculturadelmarketing.com).

Viene a colación sobre este tema la mención en el antiguo testamento bíblico de una historia de éxito comercial, el profeta Eliseo orientó a una viuda que, al fallecer el esposo, siervo de éste, no sabía qué hacer ante una terrible situación con los acreedores del marido. El profeta sugiere que haga una revisión de lo que se encuentra en su casa y con ello podrá afrontar las deudas. La viuda tenía mucho aceite de olivo y consiguió vasijas para llenarlas y venderlas para saldar las deudas (2 Reyes 4:1-7). Sin ahondar en el aspecto religioso, resalta indudablemente la creatividad para encontrar el producto que puede sufragar necesidades.

Esta misma creatividad impulsa y diversifica los incentivos para la colocación de productos o servicios. El más socorrido es el descuento u oferta. Si usted revisa sus tickets de supermercado, encontrará que muchos de los productos que llegan a su vivienda fueron adquiridos porque estaban en oferta. Personalmente he hecho este ejercicio y si, quizá un poco una tercera parte de la compra son productos ofertados. Incluso muchas personas acuden al supermercado los días que ciertos productos están con otros precios, como los ya célebres días de frutas y verduras.

Y claro, el tema material también puede medirse si aspectos externos inciden en sentirnos insatisfechos o muy satisfechos con la vida. Particularmente en el aspecto de la perdida de alguna posesión material importante, los mexicanos nos declaramos muy satisfechos con la vida (INEGI. Bienestar Subjetivo). Lo material se repone.

En contraparte se encuentran los servicios, que también tienen la factibilidad de tener ofertas que muchas se difunden por temporadas específicas y con alta competencia, como son los mantenimientos a los aires acondicionados en verano; o que tal la rebaja en los boletos del cine para ver la última película de Avengers, Endgame, colocando a $15.00 pesos en cines seleccionados en todo el país en las cadenas Cinépolis y Cinemex, convirtiéndola en el filme más visto en su primera semana de estreno en México, con más de 9.2 millones de espectadores (www.forbes.com.mx). Bueno, esos espectadores también adquirieron palomitas, refrescos, nachos… un éxito taquillero y de dulcería (que nunca tiene ofertas).

Otra incentivo creativo es el regalo publicitario (merchandising), que aunque limite el margen de ganancia, es sumamente efectiva. Es fácil de identificar, es el producto que viene en el mismo empaque, potenciando la rotación de productos (www.merca20.com). Desde hace ya muchas décadas esta estrategia aporta un plus, por el mismo precio se adquiere también un vaso, recipiente, juguete, boleto de cine, gorra, muestras, cupones, 20% más de producto…. ¿cómo no aprovecharlos? Incluso, usted encontrará otros como estratagema in situ o bien, de la marca, uniendo dos productos por un mismo precio: en la compra del paquete de embutidos, también se lleva uno de queso amarillo. Típicamente seductor (no olvide revisar la fecha de caducidad).

Es antecesor de este efectivo tipo de merchandising el pilón, una costumbre muy mexicana en las tiendas de antaño. El tendero incluía un extra -una promo continua-, ya sea del mismo producto o de otro disponible. Muy a nuestro pesar, esta costumbre se perdió. Al respecto, recientemente escuché un diálogo comercial en la cabeña localidad de Santiago. Una señora vendía empanadas de dulce de mango en la plaza del pueblo. “Oiga señora, ¿y mi pilón?”, preguntó con cierto candor un vetusto cliente esperando que por su compra, la vendedora le diera quizá, otra empanada, aduciendo a su buena voluntad. “¡Ya no se usa -dijo la señora-, está muy caro el azúcar!”.

Eytale!

Con un tostón en la mano, acudí a la tiendita de mi barrio con el sumo placer de comprar una golosina vespertina. En aquellos años de mi mocedad, había poca variedad por lo que las opciones eran limitadas. Salivé por unos chicharrones con chile y los adquirí porque en cada bolsa traía de regalo un mini busto de plástico de algún personaje patrio. Después de varias décadas, tal vez unas cuatro, se han convertido en una rara colección vintage. La más completa ronda los 5 mil pesos (www.mercadolibre.com.mx). De haberlo sabido…


Comunicóloga, fotógrafa, diseñadora y sibarita. iliana.peralta@gmail.com. En Twitter @LA_PERALTALa Tandariola también se escucha. Disponible en podcast en Ivoox.

Tandariola

Las cualidades de algo tangible o intangible, difícilmente pierden sus pesos específicos en las sociedades del mundo, manteniendo su disposición para el intercambio, un quid pro quo usando caracoles, unos granos de cacao, unos doblones de oro, papel moneda o bitcoins, equiparando su costo-beneficio.

Los precios pueden ser tan llamativos como repulsivos, dependiendo de sus características, aunque también tiene una relación directa con el cubrimiento o satisfacción de un requerimiento específico. He ahí el quid, el convertirlos en elementos necesarios para que puedan venderse.

Por tanto, el éxito comercial es el resultado de estrategias afinadas, en el denominado branding, que construye una marca y posiciona sus productos, dándole valor y ventajas competitivas. Este es un feroz escenario económico y todas las marcas pasaron por un proceso para ubicarse en el mercado. Por tanto, su éxito comercial no es espontáneo. Y claro, en esta cuarta revolución industrial, el marketing digital es fundamental (www.laculturadelmarketing.com).

Viene a colación sobre este tema la mención en el antiguo testamento bíblico de una historia de éxito comercial, el profeta Eliseo orientó a una viuda que, al fallecer el esposo, siervo de éste, no sabía qué hacer ante una terrible situación con los acreedores del marido. El profeta sugiere que haga una revisión de lo que se encuentra en su casa y con ello podrá afrontar las deudas. La viuda tenía mucho aceite de olivo y consiguió vasijas para llenarlas y venderlas para saldar las deudas (2 Reyes 4:1-7). Sin ahondar en el aspecto religioso, resalta indudablemente la creatividad para encontrar el producto que puede sufragar necesidades.

Esta misma creatividad impulsa y diversifica los incentivos para la colocación de productos o servicios. El más socorrido es el descuento u oferta. Si usted revisa sus tickets de supermercado, encontrará que muchos de los productos que llegan a su vivienda fueron adquiridos porque estaban en oferta. Personalmente he hecho este ejercicio y si, quizá un poco una tercera parte de la compra son productos ofertados. Incluso muchas personas acuden al supermercado los días que ciertos productos están con otros precios, como los ya célebres días de frutas y verduras.

Y claro, el tema material también puede medirse si aspectos externos inciden en sentirnos insatisfechos o muy satisfechos con la vida. Particularmente en el aspecto de la perdida de alguna posesión material importante, los mexicanos nos declaramos muy satisfechos con la vida (INEGI. Bienestar Subjetivo). Lo material se repone.

En contraparte se encuentran los servicios, que también tienen la factibilidad de tener ofertas que muchas se difunden por temporadas específicas y con alta competencia, como son los mantenimientos a los aires acondicionados en verano; o que tal la rebaja en los boletos del cine para ver la última película de Avengers, Endgame, colocando a $15.00 pesos en cines seleccionados en todo el país en las cadenas Cinépolis y Cinemex, convirtiéndola en el filme más visto en su primera semana de estreno en México, con más de 9.2 millones de espectadores (www.forbes.com.mx). Bueno, esos espectadores también adquirieron palomitas, refrescos, nachos… un éxito taquillero y de dulcería (que nunca tiene ofertas).

Otra incentivo creativo es el regalo publicitario (merchandising), que aunque limite el margen de ganancia, es sumamente efectiva. Es fácil de identificar, es el producto que viene en el mismo empaque, potenciando la rotación de productos (www.merca20.com). Desde hace ya muchas décadas esta estrategia aporta un plus, por el mismo precio se adquiere también un vaso, recipiente, juguete, boleto de cine, gorra, muestras, cupones, 20% más de producto…. ¿cómo no aprovecharlos? Incluso, usted encontrará otros como estratagema in situ o bien, de la marca, uniendo dos productos por un mismo precio: en la compra del paquete de embutidos, también se lleva uno de queso amarillo. Típicamente seductor (no olvide revisar la fecha de caducidad).

Es antecesor de este efectivo tipo de merchandising el pilón, una costumbre muy mexicana en las tiendas de antaño. El tendero incluía un extra -una promo continua-, ya sea del mismo producto o de otro disponible. Muy a nuestro pesar, esta costumbre se perdió. Al respecto, recientemente escuché un diálogo comercial en la cabeña localidad de Santiago. Una señora vendía empanadas de dulce de mango en la plaza del pueblo. “Oiga señora, ¿y mi pilón?”, preguntó con cierto candor un vetusto cliente esperando que por su compra, la vendedora le diera quizá, otra empanada, aduciendo a su buena voluntad. “¡Ya no se usa -dijo la señora-, está muy caro el azúcar!”.

Eytale!

Con un tostón en la mano, acudí a la tiendita de mi barrio con el sumo placer de comprar una golosina vespertina. En aquellos años de mi mocedad, había poca variedad por lo que las opciones eran limitadas. Salivé por unos chicharrones con chile y los adquirí porque en cada bolsa traía de regalo un mini busto de plástico de algún personaje patrio. Después de varias décadas, tal vez unas cuatro, se han convertido en una rara colección vintage. La más completa ronda los 5 mil pesos (www.mercadolibre.com.mx). De haberlo sabido…


Comunicóloga, fotógrafa, diseñadora y sibarita. iliana.peralta@gmail.com. En Twitter @LA_PERALTALa Tandariola también se escucha. Disponible en podcast en Ivoox.

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