/ lunes 26 de octubre de 2020

¿Por qué va a perder Morena el 21?

Desde hace meses he argumentado lo que cada día es más evidente: Morena va a perder su hegemonía en el 21. Hay varias razones objetivas para afirmarlo. Primero, todas las encuestas serias de toma de decisiones -que no se publican y, por tanto, no son propagandísticas- revelan una tendencia muy adversa para el partido en el poder. Si se analizan con seriedad, en casi cada entidad las corridas históricas indican que Morena se desinfla.

Ya hay más de una decena de gubernaturas en donde las oposiciones llevan ventaja o son altamente competitivas. Y faltan 8 meses.

Atención: en la cámara de diputados tanto el PAN como el PRI arañan ya el empate técnico con Morena.

El gobierno lo sabe. Y está preocupado. De ahí su hiperactivismo de las últimas semanas: forzaron el bochornoso fallo de la corte para validar un cantinflismo; tratan -inútilmente- de modificar la Constitución para que la consulta propuesta por López Obrador coincida con la elección; legalizaron de manera asquerosa tres partidos satélites; están desesperados por apoderarse de recursos extra para operar la elección: por eso desaparecieron los fideicomisos y ahora van por el fondo catastrófico de salud.

Parafraseando a Fouché: no solamente es un crimen: es una estupidez y peor: es inútil.

Si algo han hecho los políticos de Morena ha sido regalar dinero desde el día uno. Y no ha servido para nada.

¿O sí?

Veamos: desde el arranque del gobierno, se han celebrado 11 elecciones. Descontando el porcentaje de participación, el voto en favor de Morena ha caído asombrosamente entre un 56% (Aguascalientes) a un 72% en Durango. Cayó aún más, se verá, en Hidalgo y Coahuila.

Cierto: el partido en el poder volvió a ganar Baja California y Puebla, pero en este estado el PAN sacó más votos que Morena. 27% vs 25%. Sí ganó fue por sus aliados.

Correcto.

En cambio, perdió Aguascalientes, Durango, Tamaulipas, Hidalgo y Coahuila. En estos últimos estados, apenas el domingo, Morena se desplomó en su votación con respecto al 2018 en 85%. El PRI, en cambio, aumentó la suya en 10% (Hidalgo) y 25% (Coahuila). Así.

Algo pasa. La repartidera no basta.

Y pasa lo siguiente: hay un gran descontento ciudadano con Morena.

Cada vez se percibe una sociedad más organizada y pujante. La última muestra fue el lanzamiento nacional de Sí por México un movimiento que no ha de ser inocuo pues ha merecido la atención presidencial en tres conferencias.

Pero eso es sólo la punta de un iceberg inmenso. Surgen como hongos en todo el país movimientos opositores ciudadanos.

Hay segmentos clave que deciden la elección que están confrontados con Morena. Menciono tres: mujeres, jóvenes y clases medias. Si hablamos de sectores, destacan tres: el de trabajadores de la salud, las víctimas y el de emprendedores informales.

Son la columna vertebral del país.

El desempeño del gobierno, por otra parte, ha sido un desastre: mezcla explosiva de ineptitud, arrogancia, y corrupción.

El gobierno de Morena se enfrenta a una delicada crisis con tres columnas fundamentales de su permanencia. Ojo: con las fuerzas armadas, con Estados Unidos y con su estructura. La confrontación interna, intestina, brutal, por la renovación de la dirigencia partidista, explica por qué tuvieron que dar luz verde a tres partidos satélites para evitar el desfonde tras la ruptura que vendrá.

Dar el descabelle a Morena en el 21 pasa por tres coordenadas.

Al grano: olvídense de López Obrador. No estará en la boleta. ¿Quieren hacer un favor al país y al mismo tiempo criticar duramente al presidente? Va mi receta. Peguen donde más duele: ignórenlo. Sin caja de resonancia, se extravía y más: comete errores.

Segundo: hay que elevar la participación electoral. Promovamos desde hoy el voto. No mañana. Hoy. Más participación, menos pesos de estructuras.

Tercero y zarpo: falta el paso de la muerte. Habrá que unir a la sociedad con los partidos de oposición. Hay que forzar una gran alianza opositora. Ya cuajó en Baja California Sur, gran ejemplo para el país. Puede darse en otras partes.

Tengo una máxima en mi negocio: en elecciones, nadie gana: alguien pierde.

Nuestro juego, señores, es no perder. No cometer errores.

A darle.

Desde hace meses he argumentado lo que cada día es más evidente: Morena va a perder su hegemonía en el 21. Hay varias razones objetivas para afirmarlo. Primero, todas las encuestas serias de toma de decisiones -que no se publican y, por tanto, no son propagandísticas- revelan una tendencia muy adversa para el partido en el poder. Si se analizan con seriedad, en casi cada entidad las corridas históricas indican que Morena se desinfla.

Ya hay más de una decena de gubernaturas en donde las oposiciones llevan ventaja o son altamente competitivas. Y faltan 8 meses.

Atención: en la cámara de diputados tanto el PAN como el PRI arañan ya el empate técnico con Morena.

El gobierno lo sabe. Y está preocupado. De ahí su hiperactivismo de las últimas semanas: forzaron el bochornoso fallo de la corte para validar un cantinflismo; tratan -inútilmente- de modificar la Constitución para que la consulta propuesta por López Obrador coincida con la elección; legalizaron de manera asquerosa tres partidos satélites; están desesperados por apoderarse de recursos extra para operar la elección: por eso desaparecieron los fideicomisos y ahora van por el fondo catastrófico de salud.

Parafraseando a Fouché: no solamente es un crimen: es una estupidez y peor: es inútil.

Si algo han hecho los políticos de Morena ha sido regalar dinero desde el día uno. Y no ha servido para nada.

¿O sí?

Veamos: desde el arranque del gobierno, se han celebrado 11 elecciones. Descontando el porcentaje de participación, el voto en favor de Morena ha caído asombrosamente entre un 56% (Aguascalientes) a un 72% en Durango. Cayó aún más, se verá, en Hidalgo y Coahuila.

Cierto: el partido en el poder volvió a ganar Baja California y Puebla, pero en este estado el PAN sacó más votos que Morena. 27% vs 25%. Sí ganó fue por sus aliados.

Correcto.

En cambio, perdió Aguascalientes, Durango, Tamaulipas, Hidalgo y Coahuila. En estos últimos estados, apenas el domingo, Morena se desplomó en su votación con respecto al 2018 en 85%. El PRI, en cambio, aumentó la suya en 10% (Hidalgo) y 25% (Coahuila). Así.

Algo pasa. La repartidera no basta.

Y pasa lo siguiente: hay un gran descontento ciudadano con Morena.

Cada vez se percibe una sociedad más organizada y pujante. La última muestra fue el lanzamiento nacional de Sí por México un movimiento que no ha de ser inocuo pues ha merecido la atención presidencial en tres conferencias.

Pero eso es sólo la punta de un iceberg inmenso. Surgen como hongos en todo el país movimientos opositores ciudadanos.

Hay segmentos clave que deciden la elección que están confrontados con Morena. Menciono tres: mujeres, jóvenes y clases medias. Si hablamos de sectores, destacan tres: el de trabajadores de la salud, las víctimas y el de emprendedores informales.

Son la columna vertebral del país.

El desempeño del gobierno, por otra parte, ha sido un desastre: mezcla explosiva de ineptitud, arrogancia, y corrupción.

El gobierno de Morena se enfrenta a una delicada crisis con tres columnas fundamentales de su permanencia. Ojo: con las fuerzas armadas, con Estados Unidos y con su estructura. La confrontación interna, intestina, brutal, por la renovación de la dirigencia partidista, explica por qué tuvieron que dar luz verde a tres partidos satélites para evitar el desfonde tras la ruptura que vendrá.

Dar el descabelle a Morena en el 21 pasa por tres coordenadas.

Al grano: olvídense de López Obrador. No estará en la boleta. ¿Quieren hacer un favor al país y al mismo tiempo criticar duramente al presidente? Va mi receta. Peguen donde más duele: ignórenlo. Sin caja de resonancia, se extravía y más: comete errores.

Segundo: hay que elevar la participación electoral. Promovamos desde hoy el voto. No mañana. Hoy. Más participación, menos pesos de estructuras.

Tercero y zarpo: falta el paso de la muerte. Habrá que unir a la sociedad con los partidos de oposición. Hay que forzar una gran alianza opositora. Ya cuajó en Baja California Sur, gran ejemplo para el país. Puede darse en otras partes.

Tengo una máxima en mi negocio: en elecciones, nadie gana: alguien pierde.

Nuestro juego, señores, es no perder. No cometer errores.

A darle.

ÚLTIMASCOLUMNAS
lunes 18 de diciembre de 2023

La vida

Fernando Vázquez Rigada

lunes 11 de diciembre de 2023

Solos

Fernando Vázquez Rigada

martes 05 de diciembre de 2023

Sorprendidos

Fernando Vázquez Rigada

lunes 27 de noviembre de 2023

Terremoto silencioso

Terremoto silencioso

Fernando Vázquez Rigada

lunes 06 de noviembre de 2023

Mi país

Fernando Vázquez Rigada

Cargar Más