/ miércoles 11 de mayo de 2022

Nombres, nombres y... nombres | Llegarán 3 millones de autos “chocolate”, 2022 otro año de atonía y más obsolescencia

En el contexto de la difícil situación que enfrenta el mundo por la disrupción de las cadenas productivas y de logística, el negocio automotriz sigue en aprietos.

El lunes INEGI de Graciela Márquez publicó los números al primer cuatrimestre. Se ajustaron a esa difícil coyuntura: producción estancada y exportaciones a la baja. Igual un mercado interno apagado con ventas 2.4% por debajo del 2021, y a distancia del 2019.

AMDA que preside Guillermo Rosales da por un hecho que 2022 será otro año de estancamiento. Improbable una mejora para la segunda mitad del año porque se preservarán las dificultades para ensamblar los autos que demanda el mundo y peor aún desequilibrios logísticos que se han profundizado.

Sume la inflación que se mantiene más allá del endurecimiento de la política monetaria de Banxico que lleva Victoria Rodríguez Ceja.

Sólo en el primer trimestre los autos se encarecieron 9%, lo que dificultará la compra, máxime la pérdida del poder adquisitivo que se ha presentado en el sexenio de Andrés Manuel López Obrador.

Rosales estima que el mercado apenas desplazará un millón 15,000 unidades este año vs el millón 300,000 del 2019.

Si la recuperación del mercado precovid se proyectaba para 2023, ahora se habla del 2024, máxime la entrada de autos ilegales. En ese contexto la obsolescencia del parque vehicular continuará. En vehículos ligeros ya es de 18 años, sin considerar los “autos chocolate” que se calcula significarán en 2022 la llegada de ¡3,000 millones de unidades¡, buena parte de ellas en mal estado.

El temor es que dada la limitada capacidad del REPUVE que dirige Eduardo Bonilla la entrada de “chatarra” podría preservarse. De por sí el goteo comenzó desde octubre del 2021 cuando AMLO anunció la regularización. Desde entonces se ha mantenido con industriales desencantados por la nula receptividad de las autoridades, en este caso SEGOB de Adán Augusto López y Economía de Tatiana Clouthier.

Así que momentos aciagos para el rubro automotriz.

En el contexto de la difícil situación que enfrenta el mundo por la disrupción de las cadenas productivas y de logística, el negocio automotriz sigue en aprietos.

El lunes INEGI de Graciela Márquez publicó los números al primer cuatrimestre. Se ajustaron a esa difícil coyuntura: producción estancada y exportaciones a la baja. Igual un mercado interno apagado con ventas 2.4% por debajo del 2021, y a distancia del 2019.

AMDA que preside Guillermo Rosales da por un hecho que 2022 será otro año de estancamiento. Improbable una mejora para la segunda mitad del año porque se preservarán las dificultades para ensamblar los autos que demanda el mundo y peor aún desequilibrios logísticos que se han profundizado.

Sume la inflación que se mantiene más allá del endurecimiento de la política monetaria de Banxico que lleva Victoria Rodríguez Ceja.

Sólo en el primer trimestre los autos se encarecieron 9%, lo que dificultará la compra, máxime la pérdida del poder adquisitivo que se ha presentado en el sexenio de Andrés Manuel López Obrador.

Rosales estima que el mercado apenas desplazará un millón 15,000 unidades este año vs el millón 300,000 del 2019.

Si la recuperación del mercado precovid se proyectaba para 2023, ahora se habla del 2024, máxime la entrada de autos ilegales. En ese contexto la obsolescencia del parque vehicular continuará. En vehículos ligeros ya es de 18 años, sin considerar los “autos chocolate” que se calcula significarán en 2022 la llegada de ¡3,000 millones de unidades¡, buena parte de ellas en mal estado.

El temor es que dada la limitada capacidad del REPUVE que dirige Eduardo Bonilla la entrada de “chatarra” podría preservarse. De por sí el goteo comenzó desde octubre del 2021 cuando AMLO anunció la regularización. Desde entonces se ha mantenido con industriales desencantados por la nula receptividad de las autoridades, en este caso SEGOB de Adán Augusto López y Economía de Tatiana Clouthier.

Así que momentos aciagos para el rubro automotriz.

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