/ miércoles 26 de diciembre de 2018

Navidad, censos y California

Apreciaciones

Es notable que en las celebraciones navideñas de cada año quedan en el olvido dos asuntos inseparablemente relacionados con ellas: el primero, que se trata del festejo por otro aniversario de la na(ti)vidad de Jesús de Galilea y, el segundo, que este personaje fundamental del cristianismo nació en Belén debido a la realización de un censo demográfico.

En el primer caso ha venido a sustituirlo un monigote adiposo y absurdo cuya figura proviene de las tradiciones nórdicas y ha tomado naturaleza en la civilización occidental por conducto de los anglosajones; algo, pues, que carece de vínculo alguno con la cultura latinoamericana, la nuestra, y se ha convertido en elemento sustancial de la mercadotecnia y el consumismo de estas fechas.

Respecto a lo que sigue, el médico sirio Lucas (san Lucas, en el panteón católico) informa, en el capítulo segundo de su evangelio, que, por entonces, "el emperador dictó una ley que ordenaba hacer un censo en todo el imperio." Agrega que tal censo (el primero, según afirma) fue hecho cuando Quirino era gobernador de Siria. En la actualidad, como se sabe, Siria es víctima de una guerra atroz desde hace seis años.

Los judíos constituían una pequeña nación dominada por el imperio romano, al igual que muchos otros pueblos, y ejercía su autoridad mediante gobernadores. El de esa región era Quirino, como quedó dicho, y fue el encargado de hacer cumplir el decreto que ordenaba efectuar ese primer recuento poblacional.

"Todos iban a inscribirse a sus respectivas ciudades", añade Lucas. En vista de que José "era descendiente de David, salió de la ciudad de Nazaret de Galilea y subió a Judea, a la ciudad de David llamada Belén, para inscribirse con María, su esposa, que estaba embarazada."Subió efectivamente, ya que este último lugar está a 760 metros sobre el nivel del mar. La distancia que debieron recorrer se halla entre 115 y 150 kilómetros, según las diferentes versiones.

Informa también el evangelista que en esta población "le llegó el día en que debía tener un hijo. Y dio a luz su primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre (cajón en que comen las bestias) porque no había lugar para ellos en la sala común."

Probablemente José tenía parientes en Belén, y el alumbramiento ocurrió en la casa de alguno de ellos, pero el espacio en la "sala común" no alcanzó para los visitantes, así que "se acomodaron en la parte donde están los animales, la pieza más rústica."

Era lo más natural, por entonces, la convivencia humana con la fauna doméstica (lo cual aún suele ocurrir), y las normas higiénicas eran absolutamente desconocidas.

De manera que el tierno y musical ir y venir de los peregrinos en busca de posada no es más que un bello mito que se originó en las representaciones teatrales de los misioneros que, muchos siglos más tarde, en la Nueva España buscaban introducir los pasajes bíblicos como éste en la conciencia de la población nativa de los territorios americanos conquistados. Así, las "posadas", por ejemplo, han quedado en el acervo de las tradiciones que interesa (y deseamos) conservar, independientemente de la rigurosidad histórica a que se quiera someterlas.

NAVIDAD EN LA PRIMERA MISIÓN CALIFORNIANA

Luego de la serie de avatares que debió enfrentar el jesuita Juan María de Salvatierra para iniciar el proceso de civilización en las Californias, finalmente pudo asentar la primera misión permanente en Loreto el 25 de octubre de 1697.

En el libro Misión de la Baja California, editado por Constantino Bayle (La Editorial Católica, 1941, Madrid), se transcribe la crónica que hizo el propio sacerdote respecto a la primera celebración de la Nochebuena en esa fundación:

“La víspera de la Natividad [de ese 1697] bendijo el padre Francisco María Píccolo la nueva cruz e iglesia de árbol blanco, semejante a un árbol llamado sangre de drago, muy frondoso y alegre, de que hay grande abundancia en este valle; y hemos podido hacer con estos árboles todas nuestras fábricas dentro de la fortificación.

Se estrenó la nueva iglesia con seis misas de Natividad [tres por cada uno de los misioneros], con tanta alegría de todos los pobres pobladores, que todos confesamos no haber tenido mejores ni más alegres fiestas en dichas partes.

Y de esta manera pasamos las fiestas de Pascua de Navidad con mucho gozo y alegría, como dije arriba.

Por año nuevo se despachó la lancha a la Nueva España, a Yaqui, para que nos trajese algún socorrito y juntamente dar la nueva de cómo vivíamos y si había llegado a Yaqui alguno de los compañeros españoles movidos de Dios y de María Santísima a esta empresa, por ser tan pocos los conquistadores...”

Lo anterior es pretexto para desear espléndidas fiestas finianuales a los amables lectores de esta columna, con un cordial abrazo.

Apreciaciones

Es notable que en las celebraciones navideñas de cada año quedan en el olvido dos asuntos inseparablemente relacionados con ellas: el primero, que se trata del festejo por otro aniversario de la na(ti)vidad de Jesús de Galilea y, el segundo, que este personaje fundamental del cristianismo nació en Belén debido a la realización de un censo demográfico.

En el primer caso ha venido a sustituirlo un monigote adiposo y absurdo cuya figura proviene de las tradiciones nórdicas y ha tomado naturaleza en la civilización occidental por conducto de los anglosajones; algo, pues, que carece de vínculo alguno con la cultura latinoamericana, la nuestra, y se ha convertido en elemento sustancial de la mercadotecnia y el consumismo de estas fechas.

Respecto a lo que sigue, el médico sirio Lucas (san Lucas, en el panteón católico) informa, en el capítulo segundo de su evangelio, que, por entonces, "el emperador dictó una ley que ordenaba hacer un censo en todo el imperio." Agrega que tal censo (el primero, según afirma) fue hecho cuando Quirino era gobernador de Siria. En la actualidad, como se sabe, Siria es víctima de una guerra atroz desde hace seis años.

Los judíos constituían una pequeña nación dominada por el imperio romano, al igual que muchos otros pueblos, y ejercía su autoridad mediante gobernadores. El de esa región era Quirino, como quedó dicho, y fue el encargado de hacer cumplir el decreto que ordenaba efectuar ese primer recuento poblacional.

"Todos iban a inscribirse a sus respectivas ciudades", añade Lucas. En vista de que José "era descendiente de David, salió de la ciudad de Nazaret de Galilea y subió a Judea, a la ciudad de David llamada Belén, para inscribirse con María, su esposa, que estaba embarazada."Subió efectivamente, ya que este último lugar está a 760 metros sobre el nivel del mar. La distancia que debieron recorrer se halla entre 115 y 150 kilómetros, según las diferentes versiones.

Informa también el evangelista que en esta población "le llegó el día en que debía tener un hijo. Y dio a luz su primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre (cajón en que comen las bestias) porque no había lugar para ellos en la sala común."

Probablemente José tenía parientes en Belén, y el alumbramiento ocurrió en la casa de alguno de ellos, pero el espacio en la "sala común" no alcanzó para los visitantes, así que "se acomodaron en la parte donde están los animales, la pieza más rústica."

Era lo más natural, por entonces, la convivencia humana con la fauna doméstica (lo cual aún suele ocurrir), y las normas higiénicas eran absolutamente desconocidas.

De manera que el tierno y musical ir y venir de los peregrinos en busca de posada no es más que un bello mito que se originó en las representaciones teatrales de los misioneros que, muchos siglos más tarde, en la Nueva España buscaban introducir los pasajes bíblicos como éste en la conciencia de la población nativa de los territorios americanos conquistados. Así, las "posadas", por ejemplo, han quedado en el acervo de las tradiciones que interesa (y deseamos) conservar, independientemente de la rigurosidad histórica a que se quiera someterlas.

NAVIDAD EN LA PRIMERA MISIÓN CALIFORNIANA

Luego de la serie de avatares que debió enfrentar el jesuita Juan María de Salvatierra para iniciar el proceso de civilización en las Californias, finalmente pudo asentar la primera misión permanente en Loreto el 25 de octubre de 1697.

En el libro Misión de la Baja California, editado por Constantino Bayle (La Editorial Católica, 1941, Madrid), se transcribe la crónica que hizo el propio sacerdote respecto a la primera celebración de la Nochebuena en esa fundación:

“La víspera de la Natividad [de ese 1697] bendijo el padre Francisco María Píccolo la nueva cruz e iglesia de árbol blanco, semejante a un árbol llamado sangre de drago, muy frondoso y alegre, de que hay grande abundancia en este valle; y hemos podido hacer con estos árboles todas nuestras fábricas dentro de la fortificación.

Se estrenó la nueva iglesia con seis misas de Natividad [tres por cada uno de los misioneros], con tanta alegría de todos los pobres pobladores, que todos confesamos no haber tenido mejores ni más alegres fiestas en dichas partes.

Y de esta manera pasamos las fiestas de Pascua de Navidad con mucho gozo y alegría, como dije arriba.

Por año nuevo se despachó la lancha a la Nueva España, a Yaqui, para que nos trajese algún socorrito y juntamente dar la nueva de cómo vivíamos y si había llegado a Yaqui alguno de los compañeros españoles movidos de Dios y de María Santísima a esta empresa, por ser tan pocos los conquistadores...”

Lo anterior es pretexto para desear espléndidas fiestas finianuales a los amables lectores de esta columna, con un cordial abrazo.